Capítulo 30

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La tensión en el ambiente era palpable, Jace y Jared estaban a mi espalda con arma en mano

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La tensión en el ambiente era palpable, Jace y Jared estaban a mi espalda con arma en mano. Ninguno se movía, pero el más tranquilo de todos era Leo y me gustaría saber por qué.

Los engranajes de mi cabeza funcionaban a toda velocidad, buscando una manera de dejarlo fuera de juego, tenía la droga, pero un movimiento brusco podría joderlo todo.

—Veo que estabas impaciente por nuestro encuentro —digo, tenía que fingir lo más posible y aunque no se lo creyera serviría de distracción.

Una sonrisa crispa sus rasgos, tenía cara de ángel, pero su mente estaba retorcida.

—Quería sorprenderte —mira a mis espaldas y me tenso, había venido solo por ellos.

—Sabes que estoy fuera de control ahora, no podrías detenerme si quisieras —miro a Biscotto que se encontraba tenso, no le gustaba estar cerca de él.

—Es cierto, debo decir que me agradó escucharte torturar a alguien, fue excitante.

No puedo evitar la mueca que surca mi rostro, quería atraparlo, pero ahora era él quien llevaba la ventaja, debía cambiar las cartas.

Porque era mi juego.

—Supongo que te excitará aún más ser tú quien está en la silla —doy un paso más dentro de la habitación, no toma su arma, pero si se pone alerta.

Estaba solo y éramos tres contra uno, había algo más aquí.

—Ay, amore mio, es tan placentero que creas que puedes matarme.

—Puedo y lo haré —doy otro paso—. Pero antes vas a decirme que haces aquí, algo quieres.

Su mirada reluce al darse cuenta de lo bien que lo conozco, está era mi ventaja, porque él no conocía está parte de mí y no sabría predecir mis movimientos. Necesitaba llamar a Bazil.

—Quiero ofrecerte un trato —sonrío.

—Eso significa que sabes que voy a matarte, si no, no lo harías, eres demasiado orgulloso para eso —niega con la cabeza.

—Veo el final de este juego, linda, y no quiero que termine.

—¿Cuál es el trato?

—La libertad de tu padre porque regreses conmigo —el arma en mis manos apunta a su cabeza en cuanto lo escucho.

—Eres una maldita rata sucia —Jace y Jared se mantenían al margen de la situación, pero estaban atentos a mis movimientos.

—Jugar limpio, nunca fue mi fuerte, ¿no quieres saber dónde está? Podría decírtelo —suelta a Biscotto y sale corriendo. Se pone de pie, era más alto que yo, pero eso no me intimidaba.

—¿Regresar contigo a dónde? Muy bien sabes que no hay un "nosotros" eso murió hace tiempo.

Con un movimiento rápido presiono mi reloj digital, esperaba que fuera suficiente señal para Bazil.

Sombras oscuras © Libro 1 || [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora