Sombras oscuras © Libro 1 || [+18]

Capítulo 20

«Pasado»

Me encontraba feliz, tenía poder y a una mujer que quería estar conmigo y mi hermano. Para mí eso lo era todo.

Habíamos conocido a Ana en un viaje de negocios a Rusia, era una mujer encantadora, pero tenía cierto favoritismo entre Jace y yo lo que me disgustaba en ocasiones. Habíamos hablado con ella sobre el tema un par de veces y siempre prometía que eso cambiaría.

Decidí al final que tal vez solo era cosa mía, en este tipo de relaciones siempre existía el miedo de que alguien tuviera favoritismo, así que para aligerar un poco el ambiente nos iríamos el fin de semana a california. Me gustaba lo que teníamos, era sencillo y rutinario, el único drama que había era cuando pedía dormir con ambos o cuando quería más obsequios.

Jace estaba en una conferencia de negocios, si cerraba el trato podríamos disfrutar plenamente de estas pequeñas vacaciones. Por mi parte había culminado con las llamadas y las firmas del día de hoy. Mi teléfono suena con una notificación, cuando lo reviso es un mensaje de Ana.

Ana: Salí de compras, quiero varias cosas para el viaje. Te amo, Ana.

Jared: Pásala bien, nos vemos más tarde en casa. Cuídate, Jared.

Salir de compras era su pasatiempo favorito después del trabajo, cuando no estaba en casa siempre viajaba a Rusia para arreglar negocios allá, era una mujer ocupada como nosotros, lo que hacía más fácil llevar la relación. Un punto que había hablado con mi hermano era el de nuestros sentimientos, aun no estábamos listos para presentarla oficialmente como nuestra pareja, personas como nosotros debíamos tener varios puntos en cuenta antes de formalizar una. ¿Le teníamos aprecio? Sí. ¿La amábamos? No. ¿Queríamos ligar nuestras vidas con la de ella? No lo sabíamos. Había demasiados puntos inciertos que esperaba que este viaje ayudara aclarar, por lo menos el de presentarla.

Jace sale de la sala de conferencias un par de minutos después, por la sonrisa que traía deducía que el trato era nuestro, no es como si él sonriera demasiado.

—Los Byeon son nuestros, tendremos que viajar a Corea después del fin de semana para finiquitar algunas cosas, pero ya está hecho —me levanto y lo abrazo, duramos meses preparando este trato y lo habíamos conseguido—. Vámonos a casa, tengo que decírselo a Ana.

—Ella no está en la casa, salió de compras —su rostro se ensombrece al escucharme, desde hace días traía algo y no me lo quería decir—. ¿Me lo dirás por fin o tendré que averiguarlo por mí mismo?

—Lo sabrás hoy si tengo razón, vámonos —va a la oficina por su saco y móvil, mientras lo espero en el elevador.

Cuando entramos hay un silencio incómodo, pasamos de un momento de celebración a uno de tensión, sea lo que lo preocupara tenía que ver con Ana.

***

El camino a casa había sido de los más tensos que había tenido con mi hermano, nosotros siempre habíamos estado juntos, en la escuela, la preparatoria y en la universidad, yo era el único que comprendía su forma tan hermética de ser.