Capítulo 14

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Jamás en mi vida había tenido algo tan valioso, Mhia era un tesoro, un diamante en bruto y haría hasta lo imposible por quitarle el dolor que sentía ahora

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Jamás en mi vida había tenido algo tan valioso, Mhia era un tesoro, un diamante en bruto y haría hasta lo imposible por quitarle el dolor que sentía ahora.

Era consciente de que Mhia era una persona fuerte, pero también sabía qué había pasado por situaciones por las que nadie debería pasar. Jared y yo estábamos afuera de la habitación, habíamos intentado entrar, pero Mhia nos negaba el paso. No quería que estuviera sola, porque cuando lo estábamos nuestros demonios salían aprovecharse de eso.

—Jace, tenemos que investigar a un tal Leo que tenga que ver con el pasado de Mhia —dice Jared, interrumpiendo mis pensamientos.

—¿De qué hablas?

—Cuando la recepcionista dijo el nombre del doctor, Mhia se tensó de pies a cabeza y lo miró con tanto miedo que creí que sus ojos se saldrían de órbita.

—¿Supones que tiene que ver con lo que le sucedió?

—Creo que fue quien lo causó. Ella aún no confirma nuestras sospechas, pero si es lo que creemos que es, ese imbécil no terminará vivo este año —sentencio.

Ay, mi pequeña ninfa, ¿qué tanto daño te han hecho?

—Bien, llamaré al detective y le pediré que busque a un Leo que tenga relación con la familia Morshell —digo, alejándome para realizar algunas llamadas.

Joseph era un detective privado, uno de los mejores en Nueva York. Él fue quien investigó a Mhia cuando llegó, aunque aún no revisaba la información que me había dado. Aunque sin duda revisaría la que me diera sobre ese tal Leo.

—Dígame que necesita, Sr. Salvatore —contesta después del primer tono.

—Quiero que investigues a un tal Leo, tiene relación con Mhia Morshell. Quiero todo en mi correo en menos de una hora —ordeno.

—Por supuesto, señor. Y tengo una noticia que darle —hace una pausa tras decir las últimas palabras.

No me iba a gustar lo que dijera a continuación.

—Habla.

—Ana ha intentado contactarse con la señorita Morshell. La encontramos intentando entrar a su apartamento cuando hacíamos una de nuestras rondas.

Aprieto los puños en cuanto lo escucho, esa mujer no nos dejaba en paz a mi hermano, ni a mí. Ya obtuvo lo que quería. ¿Entonces qué era lo que quería ahora?

—Hablaré con ella cuando regrese. Ahora solo búscame la información que te pedí —tras soltar esa orden termino la llamada.

¡Joder! Ahora lo único que me faltaba era una llamada de mí...

El teléfono comienza a sonar y cuando veo el indicador maldigo para mis adentros.

—Padre —contesto.

—Jace, hijo, ¿cómo has estado?

—Bien, pero estoy muy seguro de que no has llamado para saber cómo estoy y tampoco Jared —puede que esté sonando como un hijo de puta con mi padre, pero ahora mismo no me importa nada, solo el bienestar de Mhia.

Sombras oscuras © Libro 1 || [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora