Una Diosa, eso era ella.
Pienso mientras la veo dormir. Partimos hace solo unos minutos y Mhia cayó profundamente dormida. Las ojeras que la acompañaban me decían que le hacían falta muchas horas de sueño, tanto a mi hermano como a mí, nos dolía verla así, no saber que era lo que le hacía daño, nos afectaba.
Mhia era una mujer hermosa, pero viendo más allá de su belleza, su inteligencia, la manera en la que se expresaba, atraía de una manera inimaginable. Mhia Morshell me tuvo a sus pies desde el momento en que sus ojos grises intensos me miraron fijamente. Tal vez a muchos hombres no les parezca correcto estar a los pies de una mujer —como a mi padre—, pero yo me arrodillaría ante ella sin pensarlo.
—Quiero decírselo hoy. —rompo el silencio que hay en el jet, dirigiéndome a Jace.
—¿Estás seguro? Ella no está bien ahora, sea lo que sea que le haga daño, le está afectando bastante. Si se fue de Nueva Zelanda huyendo de eso, no quiero que después tenga que mudarse para huir de nosotros. —dice mirándome fijamente. Pero a pesar de lo que dice, no siembra ni una pizca de duda en mí.
—Estoy seguro, quiero hacerlo y sé que tú también quieres. Quiero estar ahí para ella, apoyarla, recordarle lo maravillosa persona que es, lo loco que me vuelve, quiero poder hacerla reír y protegerla más que nada. Sé que tú quieres eso y más, hermano, te conozco mejor que nadie. —suspira dándome la razón.
—Bien, lo haremos mañana en la noche, tiene que ser especial, porque ella es una princesa y se merece lo mejor. Y se lo vamos a dar. —dirige la mirada a donde Mhia, estaba más que sorprendido porque la miraba con amor, ya no solo con adoración y dulzura.
—La quieres al igual que yo, nunca creí ver con mis propios ojos que quisieras a una mujer. —suspira para volver a mirarme.
Ni siquiera a ella la había observado con una pisca de cariño.
—Sabes que ser cursi no es lo mío. Pero como no quererla, todo de ella me hace querer protegerla, estar a su lado. Todo de ella me atrae y me vuelve loco. Estoy seguro de que ella es la mujer para nosotros, pero aun así, no puedo evitar tener el miedo de que nos diga no y perderla.
—¿Crees que diga que no?
—No lo sé, las mujeres a veces son un poco complicadas. —ese pequeño hecho me hace sonreír, porque era verdad, las mujeres son complicadas.
***
Ya nos encontrábamos en el hotel, nos quedaríamos en el Aman Venice uno de los mejores hoteles de Italia. Pedimos la Suite, para que Mhia pudiera quedarse con nosotros.
Subimos todos en el elevador y al estar juntos es un espacio tan pequeño, la tensión se vuelve asfixiante.
—Mhia, la suite tiene tres habitaciones, así que puedes coger la que desees. —rompe el silencio Jace.
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Sombras oscuras © Libro 1 || [+18]
Romance«Duología Oscuros, primer libro» «Pasión, amor y venganza» Huir del pasado es como huir de nuestra propia sombra. No se puede. Así que cuando tomé ese avión a Nueva York, solo estaba postergando lo inevitable. No importa a donde fuera, él me encontr...