Advertencias: Violencia típica canónica del manga, spoiler del manga.
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Puede estar seguro de una cosa: una intuición afortunada nunca es tan sólo cuestión de suerte. Siempre hay algo de talento en ello. -Jane Austen.
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—¿Amigos?— la azabache frunció el ceño claramente desconcertada—. Bueno, no tengo problemas en contarte sobre ese tipo. Se presentó cómo Nikolai Gogol, y su habilidad conecta su capa a un agujero dimensional.
—¿Sólo se han visto una vez?, eres demasiado meticulosa— sonrió casi extasiado—. Él es un peón en todo el juego de Fyodor, pero al mismo tiempo es independiente.
—No importa, mientras no sea hostil, supongo que podemos contenerlo. Lo que me preocupa es saber ¿Cuándo notaste que podrían seguirte?— Jane tenía esa expresión estoica—, No hay forma de escapar si te tiene en la mira el grupo militar más temible.
—Lo sé, por eso tendré que dejarme atrapar, de todas formas lo harán, y es ahí donde tú te conviertes en mi paloma mensajera— señaló con ambas manos el cuerpo femenino.
—No me llames así, ten en cuenta que dependes de mí ahora mismo— su voz fue casi un gruñido, pero rápidamente cambió al ver la cara del más alto—. Supongo que debo mantener mi promesa.
—Cuéntame todo lo que sepas de los perros de caza, tal vez hallemos algo interesante— exclamó con esa cara tan extraña que Austen conocía bien—. Veamos esto cómo una fiesta, y creo que tú bailarás con el diablo.
—Digamos que Mori-san es de hecho un gran instructor— devolvió esa sonrisa cómplice—. ¿Tentar al diablo?, bueno, sinceramente lo prefiero en mi equipo.
Los niños volvían a sí mismos, ambos eran tan diligentes, ni ellos se salvaban de sus pecados. Dazai Osamu, un demonio prodigio, y Jane Austen, algo inhumano que tomaba la forma de una mujer, quizá lo era, la mujer del pecado cubierta de joyas hermosas.
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La azabache despertó aún con Chuuya aprisionando sus caderas. Se estiró para dejar un besito en su mejilla haciendo que arrugase el ceño, sonrió despegando su cuerpo con cuidado buscando una camisa por la habitación. Logró descansar más de cinco horas seguidas gracias a los abrazos que le daba, aunque su cadera tenía lunares en tonalidades rojas. Camino en busca de una fuente de energía, prendió la cafetera antes de que el sonido de un bostezo la tomara por sorpresa.
Los pasos se acercaron a ella, volteo encontrando a Nakahara sin camisa usando alguna prenda inferior que dejó tiempo atrás—. Buenos días.
La noche anterior apenas pudo hacer que durmiera en su cama después del “incidente”, pues quiso irse y enterrarse en algún lugar lejos de ella. Sintió mucha culpa y aún más cuando Jane se mostró comprensiva.