Mi Presa, Mi Conejito, MI Denki

Capitulo 19

-¡Kaminari!.

Mmm, ¿Dónde estoy?. Se pregunto en cuanto comenzó a despertar, volteando a ver a su alrededor donde todo era borroso, pero ya se iba aclarando su visión. Podía divisar que todo era blanco, tenía una ropa blanca o azul puesta, ya no tenía el uniforme, estaba en una camilla tapado hasta la cintura con una de esas típicas cobijas que usan en la enfermería.
Estaba tan absorto en todo lo demás que no divisó a la anciana cuando su vista pasó por su flanco izquierdo, por lo que su voz lo tomó desprevenido.

-Hola- saludó cortésmente Recover Gril, exaltando al pobre rubio que no la había visto.

-¡Aaaaahhhh!- grito saltando del susto y dando a parar en el piso por su tropeza.

¡¿Quién era ella?!. Se pregunto, pero pronto su duda fue resuelta, pues la mujer apareció frente a él, extendiendole la mano para ayudarlo a levantarse. Me siento un grosero por haberme asustado de esa manera.

-Que bueno que ya despertase- comentó extendiendo aún su mano.

-E-ee, si, gracias- respondió tomando su mano por cortesía, aunque no se apoyó de ella para levantarse.

En cuanto estuvo de pie, la femenina se retiró a un mueble de metal que estaba frente a la cama, para empezar a hurgar en los cajones.

-Toma asiento- indicó aún con su vista ocupada en el inmueble.

El blondo sólo acató indicaciones, sin rechistar se sentó en la orilla de la cama y pregunto a la mujer.

-Disculpe, ¿Usted sabe por qué estoy aquí?.

-Si, tuviste tu celo.

Ante ésta respuesta enrojeció como un tomate, haciéndole competencia al cabello de Kirishima.

-Una chica peli rosa te trajo, dijo que estabas desmayado en cuanto llegó y que por eso vino conmigo- continúo -, esos supresores que tenías ya no sirven, te voy a dar unos nuevos- comentó sacando una nueva caja de supresores, del cajón que estaba hurgando -, toma- dijo entregándoselos en la mano -, creo que ya sabes la dosis, ¿no es así?- a lo que como respuesta obtuvo un asentamiento con la cabeza -, bueno, si se te acaban vienes por más- dijo comenzando a alejarse.

El blondo sólo podía sentir vergüenza y quedarse en su lugar.

-G-gracias.

-No hay de que. En un rato vendrá tu amiga a verte, dijo que tenía que ir a clases para justificar tu falta, o algo así.- dijo comenzando a salir del lugar -Puedes quedarte aquí a esperarla si así lo quieres, no me molesta, pero yo estaré ocupada- dijo ya en la salida.

-Si, muchas gracias- dijo a lo que sólo pudo ver la cabellera blanca grisasea asentir.

En cuanto salió, se fijó en los supresores, pero no sabía si tomar uno.

-Por cierto- dijo entrando de pronto logrando exaltar nuevamente al rubio, quien por suerte ésta vez sólo se hizo para atrás agarrándose el pecho -, ya te di un supresor ahorita, así que espera un poco para tomar el siguiente.

El rubio sólo asintió desde su lugar y con eso por fin se retiró la mujercita. Si sigue así me va a matar de un infarto. Pensó mientras su corazón aún latía fuerte y rápidamente, y sus orejas aún permanecía abajo, por el susto, pero decidió ignorar eso y ponerse a ver su medicamento.