Capítulo 15: Voy a llorar.

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Muchas veces piensas tanto en algo, imploras para que salga a la perfección, lo esperas con tantas ganas, al imaginarlo de mil formas maravillosas. Sabes que, cuando dos corazones laten en la misma posición no hay manera de que está se rompa, pero la vida tienes planes diferentes a los tuyos, entonces golpea tan fuerte tu mundo, que lo sacude sin que lo desees, para darte cuenta, que al final lo único que te queda es llorar, si porque nada era lo que parecía ser, te encuentras en una encrucijada del destino, ya que una imagen puede valer más que mil palabras, una situación comprometedora te deja sin argumentos, aunque ruegue tu corazón, suplique tu mirada e invoque tu alma, nada será suficiente cuando la furia, el dolor, la desconfianza se apodera de la mente, dejándola confusa, ciega, sorda para el amor.

***

El amanecer se reflejaba en la pequeña ventana de mi habitación, los tenues rayos del sol que siempre me lastiman por las mañanas, esos que odio porque interrumpen mi sueño, tener que voltearme boca abajo para seguir durmiendo o tapar mi cabeza con mis sábanas, mientras el sonido del despertador resonó en mis oídos, sintiendo el mayor de los corajes, al saber que empieza un nuevo día, con la misma rutina de trabajo, en un tedioso lunes. Hoy fue totalmente diferente, mi corazón anunciaba que este sería el gran día, donde por fin me encontraría con el amor, con mi eterno amor secreto ¡Por ahora claro! Sí solo por un corto periodo de tiempo. Me senté en la cama con la más linda de mis sonrisas, esa que se podía salir de mi rostro. Estaba tan feliz, tan entusiasmada, que no espere esos cinco minutos más que te dices cada mañana antes de despertar. No, necesitaba estar lista, salir de mi casa, y esperar las mágicas 12 horas, para sentirme la mujer más dichosa del mundo. Con pasos firmes me dirigí al cuarto de baño, tomé la mejor de las duchas, puedo decir que hasta cante dentro de la regadera, algo que no había hecho en años. Al salir de la misma abrí mi closet y por primera vez no sabía que usar, necesitaba verme como me sentía "hermosa". Sí, sí dirán Leticia Padilla Solís hermosa pues hoy Lety se sentía la mujer más bella del planeta tierra. Saqué un vestido color fucsia que quedaba por debajo de mis rodillas, pensé en combinarlo con un saco beige y unas medias blancas y mis zapatos de diario. Respire abatida no, eso no era lo perfecto, entonces opté por una falda y un saco en color mostaza, una blusa nude con olanes, no está tan mal, pero otra vez las medias blancas y mis zapatos ¡No! Otra vez no, creo que el problema eran las medias y los zapatos, pero no tenía otros, en otro tiempo no me importaba, pero hoy no me gustaban, y ahora que iba a hacer. Volví a ir al closet  y tome un pantalón beige, una blusa también beige con estampado de rayas café en ciertas zonas, y un saco tipo chamarra de mezclilla y por primera vez coloque mis zapatos sin medias, me sentía rara pero sería ilógico colocar medias sobre un pantalón. Así que ese fue el outfit del día, decidí hacerme una media coleta, y dejarme el cabello suelto no lo había hecho, pero este era el día. Puse mis nuevas gafas que cada vez me gustaban más y coloque un poco de gloss en mis labios. ¡Jijijijiji! Si era extraño mi comportamiento, pero me sentía bien así, me sentía por primera vez en mucho tiempo... bonita, esperaba que para él sea suficiente, porque para mí al verlo será lo mejor que existirá. Me miré una vez más al espejo, tomé mi bolsa y salí de la habitación.

"Buenos días hijita." Me dijo mi madre al verme bajar por las escaleras.

"Buenos días mamacita, papacito." Saludé a ambos de beso en la mejilla y un abrazo fuerte.

"Que linda te ves hoy Lety." Mi mamá sonrió para mí, ya sabiendo a qué se debía mi look del día, a pesar de no contarle nada, ella lo sabía todo. "¿Desayunas con nosotros mi amor?"

Sonreí para ella y volví a abrazarla, por primera vez, después de mucho tiempo me permití sentarme a la mesa con ellos por la mañana, extrañaba estar a su lado. "Si mamá, tengo mucha hambre." Era verdad sentía tanta felicidad que hasta se me abrió el apetito. Me senté con ellos y desayuné unos ricos molletes de frijoles y queso, con una salsa mexicana. Acompañado de café y jugo de naranja. Fue uno de los mejores desayunos que pasé a su lado. Es que todo me daba satisfacción, estaba radiante, y al estar con mis padres eso se multiplica. Cuarenta minutos después salí de mi casa, implorando que el día pasara rápido, al llegar a la empresa me fui directo a presidencia, tenía trabajo y lo que más quería era adelantarlo, no tener ningún pendiente para poder estar sin preocupaciones disfrutando con mi Don Fernando.

La Fea Más Bella: Por siempre mi amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora