Capítulo 26: Estaba contentísima.

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La vida no es ningún camino de rosas. Desde circunstancias personales, profesionales, afectivas, el bienestar de nuestros seres queridos... Y que además es fundamental para nuestra salud tratar de estar siempre contentos porque una actitud positiva es la clave para tener una vida plena.
Una actitud alegre es la clave para alcanzar la armonía contigo mismo y los demás. Al estar contentos estamos abiertos a toda comunicación, podemos comprender el valor que quienes nos rodean aportan a nuestra vida y permitimos que todas las personas, los pequeños detalles cotidianos sean generadores de paz y bienestar.
Para eso necesitamos ser amorosos con nosotros mismos, buscar la felicidad dentro de ti, perseguir tus sueños, pensar cosas buenas y agradables durante todo el día, transformar las preocupaciones en ocupaciones para emprender acciones que resuelvan problemas, pero sobre todo no dejar de sonreír. Si estás bien contigo los de tu alrededor también lo estarán, si demuestras una actitud positiva tu contexto brillará tanto que lo único que se irradiará será luz.

***

El viernes último día de trabajo, estaba feliz, sería un fin de semana diferente para mí, podría salir con Fernando sin tanta preocupación, mis padres se irían desde hoy a Puebla y regresarán el Lunes. Tomé un delicioso baño, al salir de la ducha ya era más fácil para mí elegir mi ropa, pues mi closet ya tenía prendas adecuadas para mi nueva posición de ejecutiva, es que realmente estaba adorando mi vida, nunca pensé que ser la presidenta de una empresa tan grande llegará a ser tan gratificante para mí. Tomé un pantalón de vestir negro, una blusa blanca de tirantes y un saco en color beige, me puse unos zapatos de tacón nude, mi maquillaje era como siempre sencillo, pero resaltando en mis ojos como me habían enseñado, por esta ocasión tome las tenazas y ondule un poco mi cabello, para finalizar puse mis gafas, tomé mi bolsa, me mire por última vez al espejo y salí de mi habitación, emocionada y feliz por empezar este día con el pie derecho.

"Buenos días." Sonreí para mis padres que estaban en la mesa listos para desayunar. "¿Cómo amanecieron?" Saludé de beso a mi papá, después fui con mi mamá la abracé y me senté en la mesa.

"Muy bien mi niña, ¿Tú cómo estás?" Sonrió mi mamá mientras me servía el desayuno. Una rica lengua en salsa verde...

"Excelente mamita." Al olerla no pude evitar que mi estómago se revolviera. El olor era demasiado penetrante. "Mamita creo que esta carne está mala." Retire el plato. "Comeré sólo chilaquiles." Sonreí, me serví y comencé a comer es que tenía mucha hambre. Últimamente sentía un apetito voraz.

Mi madre olió el plato que dejé. "Pero no huelen mal ¿Esta mala, viejo?" Volteó con mi padre.

"Para nada está deliciosos." Me vieron extraño.

"Cómo sea no se me antojo." Hice una mueca de disgusto. "Los chilaquiles están excelentes." Seguí comiendo.

"Lety. Hija estás segura que no quieres ir con nosotros a Puebla." Preguntó mi padre.

"Papi ya te dije que hay mucho trabajo en Conceptos, no puedo ausentarme hoy y el lunes." Tomé su mano. "No te preocupes si estaré bien." Suspiré. "Ustedes diviértanse mucho saluden a la familia de mi parte, pero por favor no se les olviden los dulces de camote tengo mucho antojo de eso, lo traerán para mí verdad. ¡Jijijiji!"

"Claro mi niña hermosa." Me dijo mi madre, cuando iba a seguir comiendo e iba a tomarle al jugo, el olor de naranja me causó tanto asco que salí corriendo al baño. "Estás bien Lety." Gritó mi madre.

La Fea Más Bella: Por siempre mi amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora