Capítulo 19: Un Amor de Verdad.

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"Hoy quiero decirte los "te quiero" que nunca te he dicho, los "te amo" que siempre oculté, y los "te necesito" que me queman por dentro."

El amor verdadero es ese sentimiento vivido en pareja con el que muchas personas soñamos pero solo unos cuantos tenemos la fortuna de vivir y experimentar para toda la VIDA. Ese sentimiento tan fuerte a través del cual una persona conoce de verdad a otra, no solo en sus virtudes sino también, en sus defectos, ahí es donde radica la fundamentación de todo, en comprender que nos podemos equivocar, pero también tener la capacidad de asimilar el amor en la victoria, sobretodo en la enseñanza y aprendizaje de la totalidad de las almas. No existe amor, si no existe conocimiento real del otro, porque cuando realmente sabes quién tienes en tu frente es más fácil seguir adelante a pesar de las adversidades. Es el sentimiento de afecto, pasión, intimidad y compromiso genuino que una persona siente por otra. Un enamoramiento verdadero no es ese efímero que termina en meses, es aquel que a pesar de los años se sigue sintiendo como el primer día, una revolución incandescente de mariposas en el estómago, que te alientan a hacer un sin fin de locuras, que te hacen sentir bien, ser tú mismo, no existen los miedos ni los fantasmas cuando está a tu lado, solo la conjunción de dos almas, dos corazones, dos seres luchando por un mismo fin, que consiste en la energía vital, para transformarla en el más dulce amor, compartiendo simplemente una conexión espiritual que comenzó mucho antes de que nacieran en este mundo.

***

Te siento conmigo
En cada latido
En mi corazón
Si me siento perdido
Encuentro el norte
Con sólo escuchar tu voz

Empezó la canción y con eso mi andar para buscar a mi único y gran amor, me escabullí entre la gente perdiéndome de todo, de todos lo único que necesitaba era verlo. Los pasillos se hacía aún más largos y estrechos de lo que eran, los cuadros artísticos que se reflejaban en las paredes eran pocos comparados con mis lágrimas, las cuales no paraban de salir, el arte de mi alma era más inmenso que el que se reflejaban en las pinturas, mi corazón golpeaba con mi pecho, sus latidos eran tan fuertes, intensos, constantes, entre más me acercaba a esa puerta mi piel se erizaba, un escalofrío recorrió desde la punta de mi pie hasta mi último mechón de cabello. Suspiré una, dos, tres veces antes de abrir esa perilla, que daba paso a lo que siempre busque, al ver lo que me esperaba detrás hizo que mi cuerpo se electrificara de amor, de un gran deseo, la pequeña sala con dos sillones color mostaza y una mesa cuadrada de cristal con un hermoso ramo de rosas, era lo primero que resaltaba, sin embargo, los pétalos de rosa esparcidos por el mármol, las pequeñas velas colocadas en puntos específicos para hacer de la  iluminación las más  tenue y perfecta. Era lo que hacían del lugar magia, esa magia que le daba él, al estar parado en medio de la habitación, con la mejor de las sonrisas ahí se encontraba la perfección de todo lo que se puede hablar de la belleza. Con pasos lentos para guardar ese espiritual momento entre a la sala y cerré la puerta tras de mí.

Podrán pasar huracanes
Pero nada podrá contra mí

Me paré frente a él, con el mayor de los nervios, nunca me había sentido así, sabía que todos estos días de nostalgia y soledad por fin se convertían en una paleta interminable de alegría y felicidad. Todo el miedo se desvaneció al tenerlo a mi lado, aquellas inseguridades ocasionada por los celos se esfumaron cuando sentí sus brazos apretarme contra su pecho. Me devolvió la vida en ese abrazo como tantas otras veces más, lo que esperaba aquel día cuando llegó de su viaje por Estados Unidos, hoy se disipaba y se sentía aún mejor.

"Lety. Mi Lety." Susurraba en mi oído, mientras me hundía en su pecho y lo aferraba a mi vida. No quería soltarme más de su lado. "Mi amor, te extrañé tanto. Perdóname por no escucharte, por ser tan orgulloso y egoísta. Yo te amo Lety. Te amo tanto que me ciega la vida, si no estás a mi lado." Tomó mi cara entre sus manos y juntó nuestras frentes. "¿Bailamos?" Sonreí entre lágrimas, mientras él las limpiaba, yo asentí. Me tomó de la cintura con sus dos brazos y envolví con mis manos su cuello para recostarme en su pecho y bailar esa canción de fondo, que reflejaba todo lo que sentía en estos momentos. Sin él estaba perdida, pero aquí escuchando el latido de su corazón que compaginaba a mi ritmo me encontraba de nuevo con la vida, con mi vida en su Amor. Su voz era la más armoniosa de las melodías, cuando de sus labios salía mi nombre entre susurros.

La Fea Más Bella: Por siempre mi amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora