Capítulo 35

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En el camino de vuelta a casa, Minho no pudo dejar de pensar en la charla que tuvo con Jeongin en ningún momento. Chan notaba su extraño comportamiento, pero no dijo nada sino hasta que llegaron a casa. Berry los recibió moviendo su colita muy feliz. Minho dejó sus cosas a un lado y se agachó para jugar con la perrita, tratando de dejar sus preocupaciones amorosas-afectivas a un lado. Al rubio le encantaba ver a Minho jugando con el pequeño animal, y cuando este comenzaba a hablarle con una voz aguda y tranquila le daba mucha ternura.

—Estoy celoso, Berry no juega tanto conmigo como contigo –Chan hizo un puchero y Minho rió, palmeando al frente suyo el piso para que el otro se sentara. Alcanzó una pequeña pelotita verde que estaba cerca y la movió frente a Berry, que comenzó a tratar de atraparla. Se la lanzó a Chan y el pequeño ser la siguió. Cuando el rubio la atrapó, estuvo jugando un rato con Berry y luego se la devolvió a Minho.

Así estuvieron por unos minutos, lanzándose la pelotita entre ellos con la intención de entretener a Berry. Cuando esta finalmente la alcanzó, se la llevó a otro lado y ellos quedaron allí sentados frente a frente.

Chan miró al suelo con nervios, quería saber qué es lo que tenía tan preocupado a Minho. Finalmente se armó de valor para preguntarle, pero antes de que pudiera hacerlo, Minho levantó la mirada y habló.

—Chan... quería hablarte sobre algo, v-verás... –Minho soltó un suspiro y miró al suelo de nuevo. Chan no dijo nada, lo esperó pacientemente —perdón, es que no sé cómo decirlo... –Chan sonrió y le miró de una forma que le transmitió mucha tranquilidad y seguridad.

—Puedes tomarte tu tiempo, Honnie.

Minho respiró profundo y antes de hablar miró a Chan directo a los ojos, como pidiéndole que no dijera nada más hasta que él lo hiciera. El rubio entendió esto y solo lo miró con una pequeña sonrisa y un leve sonrojo debido a la intensidad con la que sus ojos estaban conectados.

—¿Recuerdas... lo que me dijiste la otra noche? –Chan desvió su mirada y pensó en lo que había pasado noches antes, luego lo recordó y se sonrojó más al hacerlo. Asintió y Minho siguió hablando —Yo en realidad... quisiera darte esa oportunidad de la que me hablaste, y-yo... creo que siento algo por ti. Sin embargo, me gustaría que vayamos lento...

Chan abrió sus ojos a más no poder, eso lo había tomado por sorpresa en serio. Sentía que una gran sonrisa se formaba involuntariamente en su rostro. Sus ojos brillaban de una forma muy hermosa ante los de Minho.

—¿E-es... en serio? –logró modular luego de salir de su estado de sorpresa. Minho asintió con un leve color rosa en sus mejillas y una linda pequeña sonrisa. Chan se lanzó hacia Minho en un abrazo, provocando que ambos quedaran acostados en el suelo, uno encima del otro. Estuvieron así unos segundos y luego Chan se alejó del castaño para verlo a los ojos, aún sonriente, pero al darse cuenta de la posición en la que estaban, a escasos centímetros el uno del otro, sintiendo sus respiraciones mezclarse, Chan se sintió avergonzado y apenado por eso, así que rápidamente se levantó, saliendo de encima de Minho

—Y-yo... lo siento m-mucho, perdona –extendió su mano para ayudar a Minho a levantarse, este la aceptó y cuando estuvo de pie rió levemente. Cuando su risita cesó, se acercó a Chan y lo abrazó con delicadeza.

—Haré que no te arrepientas de darme esta oportunidad –habló con seguridad y una gran sonrisa que nadie podría sacar de su rostro.

Quiso besar a Minho y nunca dejar sus labios, pero no lo hizo para no incomodarlo, quizás más adelante habría la confianza para besarlo en cualquier momento e incluso que Minho fuera el primero en hacerlo. Por ahora solo dejó un pequeño beso en su mejilla, abrazándolo muy fuerte luego.

Minho sonreía muy feliz ante la reacción de Chan. Pero se sentía un poco mal, no correspondía los sentimientos de Chan con la misma intensidad, sentía que lo estaba usando para olvidarse de Jisung. Esa no era para nada su intención, no quería que Chan se sintiera usado, solo quería verlo feliz, pero su mente no dejaba de jugarle una mala pasada restregándole que lo que estaba haciendo estaba mal y que le haría daño a Chan.

En un intento de quitar todos esos pensamientos de su cabeza, que empezaba a doler, la sacudió con fuerza, llevando una mano a esta. Su acción preocupó un poco a Chan, así que deshizo el abrazo y tomó a Minho por los hombros, alejándolo lo suficiente para poder ver su rostro.

—¿Qué pasa Honnie? –preguntó angustiado viendo como el castaño hacía presión sobre su cabeza con ambas manos. Chan trató de quitarlas, pero Minho lo esquivó, retrocediendo.

Chan comenzaba a sentirse culpable ¿Acaso hizo que se sintiera presionado a decirle que sí?

—Honnie... –se tragó sus palabras cuando este comenzó a sollozar, tratando de no emitir sonido alguno y fallando en el intento.

—Yo n-no... no quiero hacerte d-daño, tengo m-mucho miedo de hacerlo sin q-querer –comenzó a llorar aún más fuerte.

El corazón de Chan se comprimió al verlo tan vulnerable y preocupado por tal cosa.

Se acercó despacio, para que no se apartara como lo había hecho antes, y lo envolvió en un fuerte abrazo, dejando que descargara todo su llanto sobre su hombro.

—Ya Honnie, no lo harás... sé que no quieres hacerlo –susurró lo último.

De a poco los sollozos fuertes de Minho fueron disminuyendo hasta el punto en que ya no salieron más. Su respiración se volvió tranquila.

Aún en el abrazo, Chan acariciaba su espalda haciendo círculos y distintos patrones con su mano, suavemente, mirando fijamente a un punto en el suelo.

No me importaría salir herido si es por ti, Minho.

my only [hanknow/banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora