Capítulo 59

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—Creo q-que... es mejor que terminemos... 

Terminó de acomodar la camiseta de pijama que estaba ayudando a Chan a ponerse.

Cuando levantó la vista hacia el rostro del rubio y logró ver que la pequeña sonrisa que hace unos segundos mantenía terminó por desvanecerse lentamente luego de escuchar esas palabras. Minho agachó su cabeza y dio dos pasos atrás, alejándose así de Chan, quien dio un paso adelante para volver a acercarse al menor.

—¿Por qué d-de pronto piensas eso Honnie? –preguntó con dificultad mientras trataba de tragarse el nudo que se había formado en su garganta. Minho solo se mantenía cabizbajo y mordiendo su labio inferior.—Es... ¿es por Jisung? –preguntó el rubio asustado de la respuesta que podría recibir, pero se relajó un poco cuando vio a Minho negar. 

—Yo... 

—¿Ya no me amas? ¿o es que ya no te hago feliz? ¿qué debo hacer p-para volver a hacerlo? –preguntó Chan desesperado y con sus ojos cristalizados. 

Minho negó otra vez con su cabeza y llevó su mirada a sus manos, estas estaban acariciando inconscientemente la camiseta de Chan, luego de acariciarla por última vez la dejó sobre el escritorio del rubio. 

Luego de unos segundos más en silencio, los cuales estaban matando a Chan, finalmente se animó a hablar, soltando un suspiro antes de hacerlo. 

—Chan... y-yo solo te hago daño y te traigo problemas... –Chan lo interrumpió moviendo sus manos rápidamente frente a su cuerpo tratando de negar todo lo que decía y pensaba. 

—No Honnie, recuerda qué te dije sobre eso, no es c-cierto, tú solo me das felicidad y... 

—¡Solo mírate! ¡Estuviste casi dos semanas en coma por mi culpa! ¡En coma! y después de todo este tiempo sigues con... un brazo enyesado y el cuerpo adolorido –dijo alterado y apuntando a Chan con ambas manos frenéticamente.

—Esto no fue tu culpa Honnie, nadie pensó que...

—¡Ya lo sé todo! sé lo que ocurrió y el por qué, ¡Jongho lo dijo todo! –la expresión de Chan entonces fue de sorpresa, pues él no recordaba lo que había ocurrido. 

—Aún así no es tu culpa bebé, ya deja de culparte –el rubio quiso acariciar la mejilla de Minho, pero este tomó su mano y la alejó con delicadeza de su rostro, logrando así romper un poco más el corazón de Chan.

—Solo te hago daño Chan... de la forma que sea, lo nuestro no está funcionando, nunca funcionó... 

—¿Qué dices cariño? nosotros somos... muy felices –Chan ya había dado paso libre a sus lágrimas, sus mejillas estaban empapadas y sus ojos y nariz rojos.

—Debo admitir que sí me hiciste muy feliz y te lo agradezco mucho... pero yo nunca pude devolvértelo Chan. 

—Claro que sí... m-muchas veces lo hiciste bebé... –hubiera seguido hablando, pero Minho no parecía tener la intención de detener sus palabras, por lo que solo guardó silencio. 

—Siempre busqué la forma de hacerte feliz también, pero nunca supe cómo... se me hacía muy difícil, mucho más cuando... lo sentía como una obligación. 

Chan se mantenía cabizbajo ahogando sus sollozos, todo eso le estaba doliendo más de lo que le hubiera gustado. 

—Además... yo nunca sentí lo mismo por ti Chan. En serio traté de amarte como tú a mí, pero simplemente no puedo, yo... aún amo a Jisung, d-demasiado. 

El rubio abrió su boca levemente ante el dolor y sorpresa que le causaron esas palabras, todo ese tiempo, desde que Minho aceptó ser su novio, creyó que correspondía a sus sentimientos por fin ¿si no por qué había aceptado? ¿Por qué había hecho todas esas cosas para ayudarlo a recuperarse? 

Chan sacudió su cabeza, alejando todos esos pensamientos, limpió sus lágrimas con brusquedad y se acercó a Minho, tomando su hombro. 

—Puedes s-seguir intentándolo, quizás así lo logres algún d-día... 

Esa pequeña sonrisa había vuelto, logrando enfadar a Minho y, a la vez, haciéndolo sentir terrible de nuevo. Simplemente esa sonrisa lo hizo estallar. 

—¡Basta! ¿Por qué sigues sonriendo? ¡Sé lo mal que te sientes ahora! ¿Por qué nunca te enojas? cuando hago cosas que te hieren solo te limitas a sonreír y decirme que está bien ¡y no está bien! –Chan cubrió su rostro con su mano y caminó hacia la cama. Se sentó en la orilla de esta y miró al suelo, sorbiendo su nariz por el llanto. Minho suspiró y se calmó un poco antes de volver a hablar —No quiero seguir haciéndote daño, no mereces esto... mereces a alguien mejor que yo.

—No hay n-nadie m-mejor que tú Honnie... –murmuró entre sollozos. 

—No Chan, sí lo hay –Minho caminó hacia la puerta de la habitación y se detuvo antes de salir –voy a guardar mis cosas, me iré cuando termine, n-no quiero seguir siendo una molestia. 

Chan iba a decir algo pero para ese entonces Minho ya se había ido a la otra habitación. El rubio se levantó con las lágrimas aún cayendo por sus mejillas. La puerta de la otra habitación estaba cerrada pero podía escuchar como Minho abría sus maletas y las movía para acomodar sus cosas. Siguió su camino hacia la cocina y allí soltó el llanto que estuvo aguantándose. Quiso tomar un poco de agua, pero el vaso se resbaló de sus manos, haciéndose trizas cuando impactó contra el mármol. Eso solo hizo que su llanto aumentara. Se dejó caer lentamente por uno de los muebles hasta quedar sentado en el frío suelo, abrazando sus piernas. 

De pronto sintió algo tocando su pierna, era Berry, que tenía sus orejitas y colita gachas por ver a Chan llorar. Estiró sus piernas para dejar que la cachorra subiera a estas y luego de hacerlo comenzó a lamer su rostro, sacándole una pequeña risita. 

—Lo siento Berry, volveremos a estar solos... –murmuró mientras acariciaba a la pequeña canina que ahora se encontraba acurrucado sobre sus piernas. 

Sus ojos se sentían pesados gracias al llanto que no había parado en todo ese tiempo. El sueño estaba ganándole, casi se quedaba dormido, pero ese familiar ruido de las maletas siendo arrastradas por el pasillo de la casa lo hizo reaccionar rápidamente. Quitó con cuidado a Berry de sus piernas y se levantó. Limpió los rastros de lágrimas que todavía yacían en sus mejillas y soltó un suspiro para caminar hacia la sala. 

Pocos segundos más tarde, vio a Minho llegar con sus maletas, una a cada lado. Los ojos de Chan se cristalizaron inmediatamente luego de ver esa escena. 

Minho carraspeó y levantó la mirada de sus pies. 

—Si olvidé algo... ¿puedes dárselo a Jeongin para que me lo dé? 

Sin esperar respuesta tomó sus maletas y caminó hacia la puerta, abriendo esta de inmediato. 

Luego de sacar su equipaje tomó el picaporte nuevamente para cerrar esta, pero antes de eso dio un último vistazo adentro, sin mirar a Chan.

—Gracias por todo lo que hiciste por mí y perdón por todo el daño que te causé, ya verás que alguien mucho mejor llegará pronto... –trató de sonreír pero solo logró formar una mueca. Finalmente cerró la puerta y las lágrimas de Chan comenzaron a salir sin permiso otra vez.

—Por favor no te vayas... –soltó en un murmullo que ni siquiera él fue capaz de escuchar con claridad.

my only [hanknow/banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora