Capítulo 48

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El fin de semana fue muy relajado y tranquilo.

Se quedaron en casa descansando, acostados casi todo el día, viendo series, películas, copiando coreografías y hasta creando unas propias. No salieron para nada, solo querían estar de vagos juntos. Ni siquiera tenían ganas de cocinar, por lo que solo pedían comida por aplicaciones a domicilio. Pero lamentablemente todo eso llegó a su fin junto con la llegada de esa mañana de lunes. 

Minho estaba aún medio dormido, durante las vacaciones había perdido la costumbre de levantarse temprano como hacía para ir al instituto. No sabía cómo Chan podía estar tan animado a esas horas. 

—¿Aún duermes? Vamos Honnie, vas a llegar tarde si no te levantas ya –susurró el rubio sentándose junto a Minho en la cama mientras acariciaba su rostro tratando de quitarle todo rastro de sueño que pudiera tener.

—Mmh... es muy temprano~ –se quejó Minho dándose la vuelta en la cama, acurrucándose aún más en las blancas y suaves sábanas. Chan rió enternecido ante dicho acto.

—Si no te levantas... tendré que hacerlooo –le advirtió Chan acercándosele peligrosamente, por lo que Minho se puso alerta. 

—No lo hagas –pidió sin abrir sus ojos aún, pero temiendo que Chan le hiciera su "ataque despertador especial de cosquillas de Chan"  El castaño no lo pensó dos veces y se lanzó sobre Minho, con cuidado de no aplastar su cuerpo, para comenzar a hacerle cosquillas por todos sus puntos débiles. Minho reía muy fuerte a la vez que se removía debajo de Chan para tratar de protegerse de sus cosquillas.

—¡Y-ya basta! –suplicaba entre risas que no pensaban detenerse. —¡ya desperté! –Chan le hizo unas cuantas cosquillas más y luego se detuvo, mirando a Minho divertido mientras este trataba de calmar su respiración.

—¿Despertaste? –preguntó Chan burlón, arreglando los cabellos despeinados de Minho. 

—S-sí –asintió el castaño tratando de calmar su respiración aún. 

De pronto se sintió para ambos como si el tiempo se hubiera detenido, solo eran ellos dos allí y en ese entonces. Minho sonrió ante la mirada que le daba Chan, se sentía muy seguro y amado cuando lo miraba de esa forma. Con amor. La mano del rubio fue a dar en la mejilla del otro, acariciando esta con suma suavidad y delicadeza, como si fuera a romperse con el mínimo tacto. El contacto visual no lo interrumpía nada, estaban tan sumidos en el otro, como si quisieran enmarcar la imagen de los dos por siempre en sus cabezas. Chan seguía sobre el cuerpo de Minho, pero esa posición no era incómoda para ninguno de los dos, es más, les gustaba estar así. El rubio comenzó a bajar lentamente, acercándose aún más a Minho, quien terminó por levantarse un poco para acabar con la distancia que los separaba. Se unieron en un cálido beso, lleno de amor y sentimientos, como en cada beso que se daban. Minho llevó sus manos al cabello de Chan, jugando con este a la vez que profundizaba el beso. Chan, por otro lado, tomó la cintura de Minho, acabando con la distancia que había entre sus cuerpos. 

Dejaron los labios del otro para tomar aire y cuando iban a unirlos de nuevo, el sonido de la alarma de Minho los interrumpió. Ambos miraron hacia el buró al mismo tiempo y Minho se removió hasta alcanzar su teléfono para desactivar el molesto sonido. 

Se volteó a ver a Chan, que estaba sentado en la cama ahora, frente suyo.

—Me despertaste antes de que sonara mi alarma –dijo mirando a Chan con sus ojos entrecerrados.

—Creí que podrías haber olvidado encenderla... –Chan sonrió en grande y de pronto recibió una almohada en la cara.

—¡Chaaaan! –chilló Minho falsamente molesto.

—Iré a preparar el desayuno –avisó Chan de vuelta mientras salía riendo y corriendo de la habitación. 

(...)

Como todos los años, el regreso a clases luego de esas semanas de vacaciones se sintió raro. No había nada nuevo o que no hubiera visto antes, todo seguía igual, pero algo se sentía extraño, aunque no tenía idea del qué. 

Hacía mucho frío aún, creía que en cualquier momento podría comenzar a nevar, pero el frío no era algo que le molestara o le preocupara en ese momento; Minho caminaba por los largos pasillos del establecimiento con sus manos dentro del gran abrigo de Chan, se lo había pedido prestado esa mañana para sentirse cerca suyo, no estaba seguro de poder aguantar un día entero lejos del rubio luego de que estuvieran semanas sin separarse el uno del otro. 

Sentía como si el calor que le entregaba aquel abrigo era mayor al que cualquier otro abrigo podría entregar. Una gran y linda sonrisa se dibujó en su rostro al sentir el leve aroma de Chan impregnado en la prenda. 

No estaba seguro de cómo ni cuándo fue exactamente que se enamoró tan perdidamente de Chan. Él era en todo lo que pensaba últimamente, amaba la forma en que el rubio le hacía sentir, le hacía tan feliz, más de lo que jamás había estado en su vida. Se sentía realmente amado y elegido por alguien. Por Chan. Y eso era todo lo que necesitaba para estar bien. De pronto recordó lo que había sucedido aquella mañana cuando Chan estaba sobre él besándolo con tanto amor. Cuando la mano del rubio se posó en su cintura sintió miles de sensaciones tan inexplicables pero que le encantaron, nunca había sentido eso. Su estómago se revolvió y sintió un calor interior recorrer todo su cuerpo, de tan solo recordarlo podía sentir un cosquilleo muy agradable. 

La persona que de pronto apareció caminando frente suyo lo sacó inmediatamente de esa burbuja en la que todo era color de rosa y muy lindo, y provocó un escalofrío en todo su cuerpo y su mente se llenó de flashes con malos recuerdos. 

Cuando Yeonjun pasó por su lado bajó la mirada inconscientemente, se sentía intimidado ante la presencia del mayor. Aunque eso no era tan terrible como lo sería el encontrarse con Jisung. Rogaba internamente por que no tuviera que toparse con él en ningún momento, suplicaba que no se le acercara nunca más, tenía mucho miedo de lo que pudiera resultar de eso si llegara a ocurrir. 

Luego de eso se quedó muy pensativo. 

No ahora. No otra vez. 

No es que Jisung le hiciera dudar sobre lo que sentía por Chan, o eso creía, estaba seguro de que eso que sentía al pensar en el peli negro era fastidio por siquiera perder su tiempo pensando en él. 

Sacudió su cabeza de un lado a otro, eliminando cualquier imagen de Jisung que pudiera aparecer por su cabeza. 

Cuando estaba a punto de llegar al salón de clases en el que le tocaba en ese momento, escuchó a Jeongin llamándolo, lo cual le extrañó mucho, él debía estar en clases a esa hora. Se dio la media vuelta para mirar hacia donde venía su amigo, y ver que Hyunjin venía junto a él se le hizo aún más extraño, él también debía estar en clases. 

Ambos corrían con todas sus fuerzas a donde Minho estaba, deteniéndose luego justo a su lado. Sus rostros derrochaban desesperación y preocupación, lo cual logró asustar un poco a Minho.

—Chicos...¿qué pasa? –preguntó comenzando a preocuparse también. Los otros dos trataban de controlar su respiración y tomar aire, habían corrido por todos lados buscando a Minho.

—Vamos, están asustándome –insistió el castaño intrigado, trataba de pensar en lo que podía haber ocurrido, pero nada llegaba a su mente.

—Minho... –comenzó a hablar Jeongin un poco agitado todavía. Sus ojos se veían más brillantes, como si las lágrimas se estuvieran acumulando lentamente en estos. Minho le dio una mirada a Hyunjin, pidiendo alguna explicación o respuesta, y notó que este tenía sus ojos vidriosos también. Iba a decir algo al respecto, pero la voz de Jeongin no se lo permitió —Es Chan... él t-tuvo un accidente...

my only [hanknow/banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora