Capítulo 36

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Jisung estaba de lo mejor. O así decía él. Finalmente había conseguido lo que quería y por lo que tanto había herido los sentimientos de su exnovio. Casi todas las noches salía de fiesta con la compañía de Yeonjun. Se emborrachaba cuanto quería y siempre encontraba a alguien nuevo con quien besarse toda la noche y, si era de su agrado, hasta podría llegar más allá de solo besos. Pero nunca se sentía completo ni satisfecho. Le faltaba algo. Más bien alguien. Alguien que había dejado un enorme vacío dentro suyo cuando decidió marcharse de su lado y de su vida. No importa cuántas personas llegaran, nadie podría ocupar el lugar de Minho jamás. Aunque no pareciera así. 

Había llegado al punto en que cada vez que se encontraba en una cama ajena o besando unos labios desconocidos, Minho cruzaba su mente y las ganas de llorar lo invadían. Se sentía asqueroso, repugnante y despreciable. Pero no había nada que pudiera hacer. 

Cuando se topaba con Minho en los pasillos del instituto, se moría de ganas por ir a abrazarlo, besarlo, pedirle perdón de rodillas y nunca dejarlo ir otra vez. 

El notable desinterés de Minho hacia él le dolía más que mil puñaladas directo al corazón.  Verlo todas las mañanas bajando del auto de ese rubio y por las tardes subiendo a este mientras le abría la puerta hacía que sus celos salieran a flote y con ellos las ganas de acercarse a ese chico y golpearlo hasta destruirlo, porque él tenía lo que quería, lo que era suyo. 

Para no verse débil y dolido ante la presencia de Minho cada día, se refugiaba en Yeonjun y... no podía decir su cariño, porque el chico le daba de todo menos eso. Su forma de consuelo y refugio era acostándose con él cada noche que podía. 

No tenían una relación formal, podría decirse que solo eran amigos con derechos. Pero en el instituto, frente a todos, ellos dos eran la sensación del lugar, la pareja de fuck boys inalcanzables que todos envidiaban. 

La idea de ser una pareja con Yeonjun no le desagradaba para nada, pero sabía que este no lo sentía así, odiaba las relaciones. 

De vez en cuando escuchaba comentarios como: 

Jisung es la prostituta preferida de Yeonjun, qué suerte tiene. 

No quisiera estar en el lugar de Han si llega a enamorarse del más grande fuck boy del instituto. 

Todo eso hacía hervir su sangre, ¿cómo se atrevían a llamarlo así? ¿cómo iba a enamorarse de él? jamás podría, porque sería su fin. 

Cuando Minho estaba cerca de ellos, Yeonjun actuaba posesivo, atrayendo el cuerpo de Jisung hacia el suyo o besando sus labios con brusquedad, dando miradas de victoria y superioridad a Minho, y este solo le devolvía miradas de asco y disgusto. Cada vez que el mayor hacía esas cosas, Jisung caía un poco más, pero para Yeonjun no significaba nada en absoluto. Simplemente estaba ayudando a Jisung en superar a su ex, por su cabeza ni siquiera pasaba la idea de que sus acciones pudieran afectarlo. 

Minho se sentía terrible cada vez que veía a esos dos juntos y aún más siendo tan íntimos frente a todos. Quería largarse a llorar cada vez que presenciaba las caricias que se daban. 

Mentiría si dijera que ya no extrañaba a Jisung. Es más, extrañaba hasta recibir sus mensajes insistiéndole que por favor lo perdonara y arreglaran las cosas. Algunas veces se quedaba hasta altas horas de la noche viendo el contacto de Jisung en espera de un mensaje o una llamada. Chan lo había encontrado en varias ocasiones durmiendo con su teléfono a un lado de su almohada y una mano sobre este, con sus ojos hinchados y sus mejillas enrojecidas por el llanto, pero no quería mencionar nada, solo lo veía con tristeza. 

De vez en cuando se encerraba en los baños del instituto y lloraba hasta cansarse. 

No entendía por qué seguía tan enamorado de alguien que lo había destruido y le había hecho mucho daño sin importarle. Alguien que simplemente jugó con sus sentimientos y no hizo nada para enmendar todos sus errores. 

Cuando se ponía triste al ver a Jisung, sentía desesperación. Se odiaba. Se odiaba por seguir al pendiente de todo lo que el peli negro hacía, por esperar sus mensajes y llamadas o que el chico llegara un día a su lado y hablaran las cosas. 

El hecho de que aún estaba a los pies de Jisung le causaba impotencia. Simplemente un sentimiento inexplicable. 

Cuando pensaba en él, hacía todo lo posible por dejar su mente en blanco. Si no lo lograba, sabía que acabaría mal. Su respiración se agitaba y se volvía pesada, le costaba respirar con normalidad. Sus extremidades se tensaban terriblemente, siendo incapaz de relajarlas. Apretaba su ropa entre sus puños y, cuando era demasiado, hasta pellizcaba su piel. Sus piernas tenían marcas moradas y rojas de distintos tamaños. 

Cada vez que la ansiedad y desesperación tomaban el control sobre él, se aislaba de todos y se ahogaba en su dolor solo y en silencio. No le decía nada ni a Chan ni a Jeongin, no quería preocuparlos "innecesariamente". 

Cuando estaba en casa con Chan y comenzaba a sentirse mal, iba al baño sin llamar la atención del castaño y se encerraba allí. Se sentaba al borde de la tina y comenzaba a intentar calmar su respiración mientras apretaba sus pantalones y cada vez que la desesperación le ganaba, comenzaba a hacerse daño. Había pasado de pellizcar sus piernas y muslos a golpear estos con sus puños, muy fuerte. Había veces en que casi no sentía los golpes y otras en que le dolían tanto que hasta afectaban en su caminar. Cuando eso ocurría, se tragaba el dolor y actuaba normal, lo que menos quería era levantar sospechas de que algo le pasaba. 

Sin que pudiera evitarlo, su odio hacia sí mismo crecía cada día un poco más. 

¿En serio estaba haciéndose daño por alguien que no se interesaba en él en lo más mínimo? 

Ya ni se reconocía, nunca se imaginó que llegaría a tal punto.

my only [hanknow/banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora