my only [hanknow/banginho]

Capítulo 57

Luego de una semana y media, Chan ya estaba mucho mejor. Solo le quedaban unos días más de andar con ese molesto yeso en el brazo, agradecía que el que tenía en la pierna ya se lo hubieran sacado, lo cual fue posible ya que esa fractura no fue tan grave como lo era la de su brazo. 

Minho cuidó de él muy bien. Era muy atento. Preparaba la comida siguiendo recetas de internet, ordenaba un poco la casa cuando era necesario, le ayudaba a Chan envolviendo su yeso en plástico para que pudiera ducharse sin problemas y además estaba tomando "lecciones" de conducir con Hyunjin como su profesor, todo lo hacía por Chan, para así ser capaz de llevarlo a donde necesitara ir. 

Ahora estaban los cuatro dentro del auto de Chan. Minho iba al volante, Hyunjin de copiloto y Jeongin atrás junto a Chan, temiendo por sus vidas. 

Minho tenía una mano sobre el volante y otra sobre las llaves, listo para encender el motor. Inhalaba y exhalaba pausadamente tratando de alejar los nervios que sentía entonces. 

—Enciéndelo ya –le reclamó Hyunjin fastidiado, ya llevaban allí unos veinte minutos.

—Cállate –soltó Minho asesinándolo con la mirada. 

—Eh respétame –le respondió el menor mirándolo de la misma forma. 

Minho bufó y cerró los ojos, encendiendo el auto por fin.

—Si vas a conducir con los ojos cerrados me voy –comentó Jeongin quitándose el cinturón de seguridad.

—No seas tonto, quédate ahí –y se volvió a poner el cinturón. Minho tomó la palanca a su lado y movió sus pies a los pedales en donde debían estar.

—Vamos, lo haz hecho bien todo este tiempo, por qué te asusta tanto ahora. 

—Porque tengo tres vidas en mis manos.

—¡Qué positivo eres! 

Luego de un poco más de media hora parados fuera de la casa de Chan en el auto, el menor finalmente se atrevió a arrancar. Les había pedido a todos que se callaran por la desesperación, porque sentía que iba a distraerse. Ya sabía como hacer todo, pero igualmente le daba miedo hacerlo en lugares tan transitados. 

Condujo hasta el tercer piso del estacionamiento de un centro comercial, para su suerte no había ningún auto allí.

—¡Estamos vivos! –exclamó Jeongin bajando del auto seguido por Chan, quien solo reía bajito. 

—Lo hiciste muy bien Honnie –dijo acercándose a la ventana de Minho para darle un pequeño beso de ánimos. 

Hyunjin se quedó en el auto junto al menor, claramente debían seguir practicando.

—Mmh todo sería mejor con obstáculos –comentó Hwang mientras analizaba todo el lugar a profundidad —Jeongin, ve a pararte allí –le pidió con una tierna sonrisa, pero solo consiguió que Jeongin levantara su dedo de en medio para él junto a una sonrisa sarcástica. Hyunjin le mostró un puchero y luego le hizo una seña a Minho para que se pusiera en marcha, lo cual hizo de inmediato.

—Bien, una de las cosas que aprenderás hoy será estacionarte –mencionó el menor y Minho solo asentía sin quitar sus manos del volante ni su vista de en frente. 

Con algo de dificultad logró estacionar el auto dentro de las líneas marcadas en el concreto. Hyunjin notó que se había salido un poco hacia el lado.

—Imagina que hay autos al lado ¿sí? 

Minho salió de donde se había ubicado y trató de hacerlo de nuevo, pero esta vez se encontraba solo dentro del auto. 

—Me pararé aquí, si me tocas te mato –medio gritaba Hyunjin para que Minho lograra escucharlo. El mayor comenzó a ir marcha atrás para hacer lo que había hecho antes, avanzaba lentamente mirando hacia los lados para verificar si iba bien o no, pero se olvidó de mirar atrás pensando que Hyunjin le diría cuándo frenar, cosa que no hizo. Frenó finalmente cuando sintió un golpe atrás y un grito furioso de Hyunjin. Desabrochó su cinturón y salió rápido del auto. Hyunjin estaba sentado en el piso, el leve empujón que le había dado Minho lo dejó allí.

—¡DÓNDE ESTABAS MIRANDO! –le regañó y Minho se inclinó repetidas veces disculpándose. A la distancia se podía escuchar la fuerte risa de Jeongin, que estaba en el piso afirmando su estómago junto a un Chan que tapaba su boca para no reír tan fuerte.

—Lo siento es que creí que iba a avisarme cuando debía frenar... 

Hyunjin respiró hondo para no volver a gritarle a Minho y cuando estuvo más calmado habló. 

—Se supone que tú debes saber cuándo estaría bien frenar Minho. En fin, hagamos una pausa ¿sí? 

Chan se acercó a ellos, aún riendo un poco, y se acercó a Minho, abrazándolo por la espalda y dejando su barbilla sobre el hombro del otro. 

—No seas tan duro con él, lo está haciendo bien –dijo con una sonrisa y pellizcando la mejilla de Minho.

—Como sea, vamos a comer, tengo hambre. 

Todos subieron al auto de nuevo, con Hyunjin al volante esta vez. Bajaron al estacionamiento del segundo piso y luego entraron al centro comercial. 

Chan y Minho se quedaron esperando en una mesa a que los otros dos llevaran lo que habían pedido. Estaban en silencio, pero no era uno incómodo. Minho estaba con su vista perdida en otro lado mientras que Chan no podía quitarle los ojos de encima.

—¿En qué piensas Honnie? –preguntó tomando la mano de Minho que se encontraba sobre la mesa. Este lo miró en seguida, ocultando la mueca que se había formado en sus labios inconscientemente. El mayor negó lento y le dio una pequeña sonrisa a Chan. Este asintió no muy convencido, últimamente veía a Minho así muy seguido, pensativo y distraído, pero cada vez que le preguntaba qué ocurría, solo negaba, como había hecho hace unos segundos. 

—¿Qué pasa...? –preguntó con cautela, procurando no parecer tan entrometido al ser la milésima vez que le preguntaba eso. No era su culpa, estaba muy preocupado por Minho y este no le decía nada. Sabía que algo andaba mal, pero no sabía qué exactamente.

—No es nada Chan...

—¿Si no es nada por qué de repente te pones así tan triste y pensativo? Dime qué ocurre Honnie, sabes que puedes confiar en mí. 

Minho asintió levemente ante lo último que dijo, sin embargo, no se sentía listo para decirle lo que ocurría.

—Debo ir al baño... –fue lo único que dijo y se levantó, Chan soltó un suspiro triste y apretó sus labios, viendo a Minho alejarse. 

—¿Y Minho? –preguntó Hyunjin cuando llegaron junto al castaño con su comida.

—Baño –respondió simplemente y se volteó para tomar sus papas fritas y comerlas cabizbajo.

¿Qué le ocurría a Minho? Tenía una idea, y estaba muy asustado de que así fuera.