XI-El sueño de una noche de verano

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Está historia está siendo editada, tras finalizar la historia.

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO*

No fue el único día que el señor Park terminó durmiendo en el puff con los cascos puestos. A medida que avanzó la semana, las cosas se complicaron, las cifras de ventas no eran buenas y eso provocó un enfado y una frustración evidentes en él. Teníamos reuniones casi diarias con el departamento de ventas y la señora Timber. Las mañanas en el gimnasio se volvieron más agotadoras porque el señor Park tenía mucha ira que quería quemar con el ejercicio; y el resto lo hacía con Grace Taylor: pelirroja natural, pelo muy largo, Estado unidense, buenos gemidos, mal anal pero buenas mamadas. Muy obediente.

Después de que Taemin se fuera por todo lo alto con bien de gritos y orgullo, yo no había tardado ni un día en conseguirle un nuevo sumiso al señor Park; podía sentir la tormenta que se avecinaba y no quería que nuestro «trato excepcional por fuerza mayor» se convirtiera en algo tan común y necesario que dejara de ser «excepcional». Por suerte, Grace parecía encantada de poder volver a la casa y de que el señor Park la atara, insultara y azotara hasta la extenuación. Era, en efecto, muy obediente con él; pero conmigo mostraba un carácter más relajado y sarcástico que me empezó a gustar mucho. Se solía levantar a la misma hora que yo y tomábamos un café mientras discutíamos alegremente de política. Grace tenía, por increíble que pueda parecer, un máster en psicología y varios trabajos sobre igualdad de derechos, racismo y feminismo.

-¿Por qué te sorprendes, Jungkook? -me preguntó con una sonrisa juguetona en los labios cuando me habló de feminismo-. ¿Crees que porque me guste ser sumisa no puedo luchar por los derechos de las mujeres?

-Ahora solo te respeto más, Grace -reconocí antes de reírme.

Pero todo terminaba cuando el señor Park aparecía en la cocina y el día laboral daba comienzo.

-¿Está durmiendo bien, señor Park? -le pregunté en el coche hacia el trabajo, porque a mitad de semana las ojeras bajo sus ojos se habían vuelto más evidentes y cada vez le costaba más llegar al final de los entrenamientos.

-No demasiado -me confesó sin mirarme a la cara.

-Si necesita hablar, ya sabe dónde estoy -fue lo único que le dije al respecto antes de volver la mirada al móvil para leerle el horario del día. Una nueva reunión con la señora Timber a media mañana fue el detonante definitivo para terminar con las pocas fuerzas del señor Park.

-Las cosas van mal, debemos empezar a pensar en un plan para apaliar las pérdidas y frenar la producción -dijo ella con expresión seria-. Podríamos esperar un poco más, pero a final de semana, si mantenemos estas cifras de ventas tan bajas, habrá que cambiar de estrategia.

El señor Park volvió al despacho y tiró todo lo que tenía sobre la mesa, arrojándolo con fuerza por el borde mientras gritaba.

-¡Cancélalo todo, Jungkook! -me gritó después, quitándose rápidamente la americana-. ¡No quiero ver a nadie, no quiero oír a nadie!

-Sí, señor Park -me limité a asentir.

Salí del despacho y cerré la puerta. Se oyó un fuerte golpe y una pareja de administrativos que pasaba cerca se giró hacia el despacho, yo sonreí como si no hubiera oído nada raro y les saludé con la cabeza. Cancelé las citas del resto de la tarde y las traté de aplazar para encajarlas en algún otro momento de la semana. Me llevó una frustrante hora y media ponerme de acuerdo con los departamentos y conseguir cuadrarlo todo. Después pedí dos cafés en recepción y seguí trabajando hasta que los trajeron a mi mesa con una falsa y gran sonrisa en el rostro; a la que respondí de la misma forma.

El Asistente (Jikook)(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora