Extra:El Carnaval Dorado 🎡

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Hola! Lamento traer tarde el extra, pero era obvio que lo subiría para ustedes. Muchas gracias por su amor a esta historia 😍 obviamente los personajes serán editados, para que se parezcan mas a nuestros chicos. Los lugares también.
Por lo que dijo Lía serán 3 partes.
A penas salgan las otras 2 los subiré .






PRIMERA PARTE

A sus cuarenta años recién cumplidos, Park Jimin seguía siendo el hombre más atractivo del mundo.

Incluso aunque ahora en su pelo rubio y en sus cejas empezaran a brotar ligeras canas. Incluso aunque el tiempo empezara a marcar el borde de sus ojos y las comisuras de sus labios. Por mucho que el cansancio acumulado hundiera ligeramente sus ojeras, dándoles un tono cenizo y grisáceo.

Incluso así, Park Jimin siempre sería el hombre más sexy y guapo al que podrías mirar.

Aunque bueno, la opinión de un marido enamorado no es de lo más imparcial, que se diga. Para las revistas de cotilleos y demás prensa rosa, Jimin había pasado de ser «El Hombre más Sexy», al «Madurito más Sexy»; un duro golpe que mi marido se había tomado inesperadamente bien.

Para ser él, claro.

Solo había necesitado una escapada de fin de semana a nuestro castillo al Oeste de Japón y muchas sesiones de sexo duro y especial.

-¿Crees que un chico de veinte te podría follar así, Kookie?, ¿eh? ¿Lo crees? -fue su pregunta favorita, siempre jadeada entre dientes y con enfado mientras me lo hacía a cuatro patas, agarrándome con fuerza la cadera y moviendo la pelvis sin descanso.

La repitió innumerables veces hasta que estuvo completamente seguro de que yo lo decía en serio. No, no creía que nadie pudiera follarme como Park Jimin lo hacía; pero después de diez años de matrimonio, eso era algo que él ya sabía de sobra. Su problemático ego y su frágil autoestima solo necesitaban que se lo recordara de vez en cuando.

No sufrió tanto cuando nos convertimos en una de las mayores fortunas de Japón y, años después, de Corea. El plan de Jimin era llegar a lo más alto del mundo, pero eso era complicado; aunque no porque no se esforzara en ello.

Cada mañana nos levantábamos a la misma hora, preparábamos a los niños, íbamos al gimnasio y llegábamos puntuales a la oficina. Nunca faltábamos a ninguna reunión, ni conferencia, ni evento importante. Park Jimin seguía siendo la alargada sombra que aterrorizaba a todos los empleados de INternational Tokio; paseándose por los pasillos como un carcelero, dejándose ver por la sala de descanso para que todos supieran que estaba ahí, siempre observándolo todo desde lo alto de su oficina, como un halcón en busca de su siguiente presa.

Los recién llegados tardaban un poco en acostumbrarse y, algunos de ellos, jamás superaban su terror al señor Park ; tartamudeando, poniéndose cada vez más nerviosos e incapaces de mantener la intimidante mirada de aquellos ojos del azul del mar al final de la sala.

-Cada generación es más estúpida e inútil que la anterior -solía quejarse de camino al despacho.

-Creí que este te gustaría. Se ha graduado con todos los honores en Princeton, tu alma mater.

Jimin me dio un ligero apretón con su mano en la parte baja de la espalda, me miró por el borde de los ojos y, tras un segundos o dos, me dedicó una fugaz media sonrisa que nadie más pudo ver.

-¿Cuánto tiempo tenemos antes de la siguiente reunión? -preguntó mientras volvía a mirar al frente, guiándome en dirección a las escaleras.

-Doce minutos. He pedido café.

El Asistente (Jikook)(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora