Epilogo

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Hola! Buenas noches. Primero que nada muchas gracias por estar aquí, en esta instancia con este fic. Gracias por sus comentarios maravillosos por sus votos por la espera y comprensión. Fue todo un gusto para mí subir esta adaptación para ustedes. Ya casi un año que estoy con el asistente y muchas gracias a LiaGerald por dejarme adaptar su historia, próximamente volveré con otra historia y ojalá tenga el mismo apoyo que está muchas gracias por todo mil besos.

EPÍLOGO: AZUL Y AMARILLO*

                                          

Entreabrí los ojos cuando el puñetero despertador del móvil empezó a resonar por toda la habitación. Gruñí, moví la mano desde la espalda de Jimin y empecé a pegar golpes en la mesilla hasta que fue el propio señor Park quien lo apagó con un solo toque. Giré el rostro hacia él y miré sus ojos del azul del mar a mi lado, mirándome de vuelta de una forma muy intensa.

                          

—Hoy nos vamos a casar, Kookie —me dijo.

                          

Asentí un par de veces y le di un beso en los labios. 

                          

—¿Has podido dormir? —le pregunté.

                          

—Sí, pero me he despertado temprano. Hay muchas cosas que hacer. 

                          

Miré hacia el techo de su antigua habitación y le abracé un poco más fuerte antes de soltar un jadeo y moverle hacia un lado para ponerle de espaldas en la cama.   

                          

—Primero lo más importante —le recordé, apretando mi erección contra la suya. 

                          

Jimin sonrió como él hacía, como ahora sonreía siempre, y se llevó las manos detrás de la cabeza para dejarme total acceso a su cuerpo, grande y perfecto. 

                          

—Vas a hacerme un hombre muy, muy feliz, Kookie...

                          

El señor Park estaba muy equivocado, porque el que me iba a hacer muy feliz era él a mí. Le di un buen beso en los labios y fui descendiendo por su cuerpo hasta su entrepierna, empezando la mañana de tu boda de la mejor manera posible: con sexo del bueno junto al hombre perfecto. 

                          

—Espera, miraré si hay alguien —me detuvo antes de que saliera por la puerta. Jimin la entreabrió y echó un rápido vistazo antes de adentrarse en el pasillo con una muda limpia en la mano, el abdomen manchado de semen, el pelo completamente despeinado y la boca y el menton repleto de saliva. 

                          

Puse los ojos en blanco y le seguí a paso firme, completamente desnudo y sin importarme una mierda si nos veían caminando por el pasillo del ala norte de la Mansión de los Horrores. El señor Park se quedó en la entrada al baño y me hizo una señal rápida para que me apurara a entrar y poder cerrar la puerta. Sí... no había sido idea mía quedarnos en casa de los padres de Jimin antes de nuestra boda, pero era lo más sencillo y a él le hacía ilusión poder hacerlo. Después de dos meses de planificación, habíamos seguido adelante con los preparativos que habíamos dejado aparcados durante nuestra breve ruptura. La boda seguía siendo en Gyeonggi-Do, a los pies del lago, a finales de Septiembre, con una carpa y una decoración tan elegante como extravagante y una lista de invitados mucho más larga de lo necesario. Jimin volvió a ponerse al mando y a convertirse en el terror de los planificadores de bodas, decidiendo hasta el más mínimo detalle para que nuestra boda fuera «perfecta». 

El Asistente (Jikook)(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora