VI-SHINJUKU

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Holaaaaa! Que les pareció el capítulo anterior? La verdad tengo sentimientos encontrados está es la recta final pero aún quedan cosas importantes.
Este es el último capítulo por hoy veré si mañana puedo subir dos más.

SHINJUKU*

                                    

                                          

Dolía. Todo dolía. Cuando esa sensación de serenidad se fue, cuando la adrenalina desapareció y me quedé solo, llegó el dolor y el vacío; tan intenso y tan profundo que me costó seguir respirando. Lloré en el aeropuerto, lloré en el avión, lloré en el taxi a Tokio y lloré en la parada de bus que me llevaría al pueblo. Cuando llegué a casa, mi madre se quedó paralizada en la puerta. No necesitó palabras, solo verme para saber que algo había ido mal. Terriblemente mal.

                          

—Cariño... —murmuró, alargando una mano para cogerme del brazo, después dio un paso y me abrazó—. ¿Qué ha pasado?

                          

—He vuelto a casa —fue lo único que pude responder. 

                          

Ella no insistió, me ofreció un café que yo rechacé, diciendo que estaba cansado. Subí a mi cuarto, cerré la puerta, me metí en cama y seguí llorando hasta quedarme dormido. Era difícil porque cada vez que cerraba los ojos veía a Jimin sentado en ese sillón mientras las putas le tocaban y le montaban. Sentía dolor y rabia, pero sobretodo me sentía angustiado y traicionado. Jamás había pensado que Jimin me sería infiel. Yo sabía que me quería muchísimo, o, al menos, que me quería más que a nadie; al parecer, me equivocaba. Park Jimin solo se quería a sí mismo. Ese fue el torbellino de emociones y pensamientos que me dejaron tirado en la cama, cruzando del desvelo al sueño intermitentemente hasta que la puerta de la habitación se abrió y vi a mi padre. Solo se inclinó para verme allí tirado, puso una expresión preocupada y me dijo:

                          

—Me alegra que estés en casa de nuevo, Kookie —y se fue.

                          

Después llegó mi madre para decirme que la cena estaba lista. Su voz era suave y baja, su mirada esquiva y su expresión muy preocupada. Le dije que no tenía hambre y me quedé de nuevo sumergido en la penumbra de mi vieja habitación. A veces una lágrima se deslizaba por mi rostro, a veces me encogía sobre mí mismo porque me sentía solo y perdido, a veces echaba de menos a Jimin incluso después de haberme hecho tanto daño. Estuve en esa cama un día entero, hasta que la puerta volvió a abrirse y entró mi hermana. Dahyun se acercó y se sentó en el borde de la cama, puso su mano en mi hombro y me acarició lentamente. 

                          

—¿Jimin? —preguntó.

                          

Asentí lentamente. 

                          

—Era un gilipollas —concluyó ella. 

                          

Nos quedamos en silencio y Dahyun me estuvo acariciando el hombro un par de minutos antes de pellizcarme un poco la mejilla y levantarse.

El Asistente (Jikook)(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora