SKYLER
— ¿Debería volver y poner una orden de restricción?
Sé que está bromeando, pero también sé que en el fondo no está bromeando del todo.
— Creí que habían hecho las paces cuando el abuelo falleció —le recuerdo divertida, mientras doblo hacía la derecha.
Mi padre está bastante indignado con la decisión de Sarah de vivir en Los Ángeles y posiblemente le arruiné el día al contárselo, pero es mejor que lo sepa por mí a que se la cruce en algún momento por el supermercado.
— ¡Sí! ¡Las hicimos! —exclama— Y nuestro acuerdo era cenar de vez en cuando. ¿Cuánto dura una cena? ¿Una hora? ¿Dos? Es muy distinto a tener que convivir con ella.
— Ni siquiera vas a verla. Ya verás —le aseguro sin tener certeza de mis palabras, solo esperando calmarlo.
Veo el retiro de ancianos a lo lejos. Es un edificio grande y bastante lujoso que está rodeado por altos arbustos. En la entrada hay una barrera limitando el paso de los autos, pero también hay una casilla donde hay un guardia dentro.
— Sí, eso pienso ahora, pero cuando menos lo espere va a estar instalándose en la habitación de huéspedes.
Me río sin poder evitarlo.
— ¿Ya llegaste? —me pregunta al oír mi silencio.
— Así es —contesto concentrada en mi camino.
Papá suspira del otro lado.
— Está bien, pero aún no terminé con mi descargo, así que lo seguiremos luego —dice divertido.
— Pobre de mí —me río y cuelgo.
Me detengo en la entrada. En cuanto el guardia sale, bajo la ventanilla y le enseño mi colgante de voluntaria. Él me sonríe antes de levantar la barra para dejar a mi auto pasar.
Así es. Soy voluntaria en un asilo. ¿No esperaban algo así? Pues yo tampoco. La historia de cómo ocurrió es bastante corta en realidad y podría resumirse aún más con una sola palabra; Thomas.
Mis calificaciones durante toda la secundaria no han sido extraordinarias y aunque las de preparatoria sí, no va a ser suficiente para la universidad de Columbia. Así que Thomas se encargó de buscar qué agregar como créditos para hacer que ignoren un poco que no soy una de las alumnas excelentes que buscan.
Se enteró por un anuncio que encontró en el instituto. Este decía:
"SE BUSCAN VOLUNTARIOS ENTRE 18-23 AÑOS QUE DESEEN PASAR TIEMPO CON LOS RESIDENTES"
Intenté escaparme de ello diciéndole que aún no cumplo los dieciocho, pero él se comunicó con los del asilo y le contestaron que como los cumpliré en unas semanas no había problema con eso. Así que, sin más excusas, tuve que aceptar y anotarme.
Estaba en contra de tener que cuidar a algún anciano, pero Thomas tenía razón.
Si quiero que Columbia me acepte, tengo que fingir ser una ciudadana que se preocupa por alguien más que en sí misma.
Una vez que estaciono mi auto, miro la hora en mi celular mientras camino hasta el establecimiento. Estoy llegando cuarenta y cinco minutos tarde debido al tráfico y también a que no quería levantarme de la cama porque estaba teniendo una siesta bastante placentera.
Saludo a la mujer que está en la recepción y me responde con un juguetón:
— Llegas tarde.
— ¡Lo sé! —exclamo apresurando mi paso.
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Estúpidas Decisiones #MEN4
Fiksi RemajaSECUELA DE MI ESTÚPIDO NIÑERO -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Con la llegada de su abuela paterna a la ciudad, la presión por ser aceptadas por la universidad que desean, los líos amorosos en los que se encuentran y ciertas figuras maternas problemátic...