Salgo del gimnasio mientras Cassiel se despide de Mike.
Apenas hay movimiento en las calles, al ser de noche. Únicamente quedan algunas personas saliendo del trabajo o mismamente como yo y Cassiel, dejando el gimnasio.
He estado todo el día metida aquí aprendiendo qué máquina debo usar y la manera correcta de hacerlo. No ha sido tan difícil como pensaba, pero dudo que sea igual de fácil verlo como de utilizarlo. En una he dudado de que realmente estoy haciendo aquí, solo de pensar que debo hacer ese ejercicio. Esa máquina parecía que iba a dislocarte el hombro con apenas tocarlo. Aunque siendo sincera, al tener que empezar desde cero, los ejercicios no son tan duros como algunos chicos y chicas estaban haciendo, y un punto a favor es la comida del gimnasio. Está bastante buena y a muy buen precio, pero lo más agradable ha sido comer con alguien. No sabía que sentaba tan bien hacerlo. Normalmente en casa de los Relish como yo sola, salvo en algunas ocasiones extrañas en las que coincido con Darcel antes de que se vaya de viaje, aunque extrañamente no me lo encuentro con el móvil en la oreja y su mano derecha apuntando algo en sus libretas. Sin embargo, comer con Cassiel ha sido agradable y entretenido. En ningún momento he notado incomodidad por su parte y menos por la mía.
La verdad que sienta bien comer en compañía.
Volteo cuando siento a Cassiel colocándose a mi lado. Me fijo que lleva una bolsa negra que antes no tenía.
—¿Qué es eso?—pregunto intentando averiguar su contenido.
Cassiel sigue mi mirada.
—Ah, no es nada.
Entrecierro los ojos, dispuesta a no dejarlo ahí. En un momento suyo de despiste, me inclino y miro el interior de la bolsa.
—¿Es nueva la camiseta?
Al momento de decirlo, Cassiel se aleja un paso de mí, mirándome con los ojos bien abiertos. Parece como si fuera un niño a quien le han pillado rompiendo algo.
Inclino más cabeza, divertida por su actitud. Es agradable ver que aún no me priva de ver esta faceta suya.
—Eres una entrometida—asegura, con los ojos fijos en mí mientras agarra la bolsa contra su pecho, asegurándose así que no vuelva a mirarlo.
Comienza a caminar hacia el coche y yo, claramente, le sigo.
—No sabía que el equipo de baloncesto de la universidad tenía una nueva equipación.
—Y no la tiene—dice sin preámbulos Cassiel, provocando que pare en la acera.
Cassiel abre la puerta del coche, pero no entra, se queda mirándome.
—¿Entonces porque tienes un equipo nuevo?—pregunto, señalando tímidamente la bolsa.
Solo me hace falta un momento más para entenderlo.
—Vas a cambiar de equipo—susurro, señalando la bolsa.
Por unos segundos, Cassiel parece medir la respuesta. Se muerde el labio inferior y suspira antes de cerrar la puerta y apoyarse en el capo.
—He decidido cambiar algunas cosas en mi vida.
Camino hasta sentarme junto a él. No hay necesidad de ninguna chaqueta para el fresco de la noche y dejo que el agradable silencio sea nuestra compañía.
Miro de reojo a Cassiel. Apenas veo su rostro, salvo algunas zonas de su cara por la nítida luz de las farolas del aparcamiento. Parece pensativo.
—¿Qué has estado haciendo estos últimos meses?—pregunto, abrazándome las piernas.
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La Promesa Consumida-2 ✔
Roman d'amourLa verdad ha salido a la luz y todo parece indicar que nada volverá a ser lo mismo entre Keira y Cassiel. Nueva vida, nueva familia y nuevos retos se precipitan sobre Keira, y su relación con Cassiel nunca había estado más en peligro. Un nuevo bach...