El hecho de que Laylah haya bajado como si nada a un peligro inminente no solo ha provocado que me haya quedado observando el lugar por donde se ha ido, sino que he comenzado a llamar repetidas veces a Abby con muchos nervios. Al tercer tono contesta.
—Laylah ha bajado—me limito a decir mientras observo como Cassiel se va acercando a los cuatro hombres que han salido de la furgoneta.
Son todo hombres, de contextura robusta y muy altos, eso sí, no tanto como Cassiel. Debido a la distancia no puedo ver sus rostros, pero sí que alcanzo a ver como comienzan a coger barras de metal oxidadas, a modo de arma. Cassiel no titubea. No dudo de las técnicas de lucha de Cassiel. Lo he visto en vivo y más que suficiente, pero siempre me preocuparé por él.
—¿Cómo que Laylah ha saltado?—pregunta al otro lado del teléfono Abby, acompañado de un gritito de Nick al escuchar eso.
—Se ha limitado a decir que no va a dejar toda la diversión a Cassiel y ha saltado.
—¿Así sin más?
La estupefacción e incredulidad llenan las palabras de Abby.
—Así sin más—contesto de manera contundente, aun mirando donde se encuentra Cassiel.
Abby no me contesta y miro el teléfono creyendo que he colgado, pero no, la llamada sigue en curso.
—¿Abby?
—Debes estar bromeando.
—Joder Abby, que es cierto y no sé que hacer porque si me quedo aquí no tengo escapatoria y si bajo ahí solo seré un estorbo para Cassiel y Laylah.
—Vale, calma. No podemos pensar de manera nerviosa—Se producen unos segundos antes de que Abby vuelva a hablarme—. Vale, Nick y yo vamos a por ti.
—¿Eso no será más peligroso?
Mi pregunta queda en el olvido cuando uno de los hombres es empujado por Cassiel contra una de las finas paredes que sujetan donde estoy encima. Cassiel no me ve, está enfocado en esquivar y lanzar patadas contra sus contrincantes. Tampoco es que esté relajado, porque incluso alguien como yo que no tiene ni idea sobre el campo de la lucha, puede ver que no son perseguidores normales. Parecen como si estuvieran dispuestos a dañar de una manera extremadamente grave a Cassiel, como si tuvieran el permiso de hacerlo y estuvieran rabiando de deseo por hacerlo, e incluso podría decir que matarlo.
—¿Dónde me recogéis?
Justo cuando me pongo de pie, de entre las sombras sale Laylah. La imagen es hermoso al igual que terrorífica. Laylah se complementa con su hermano y ambos, vestidos de negro y con esa tenacidad tan característico de ellos, me hacen temblar, al igual que el estúpido techo que a duras penas me sostiene. Tengo que estar constantemente mirando donde pisar.
La pelea no es floja y todos los que están peleando usan todo lo que esté a su alcance para lograr la victoria. Estoy en una zona peligrosa y más aún por como Cassiel y Laylah los van arrinconando contra donde estoy subida, poniéndome en peligro.
—Baja por donde ha ido Laylah y ve en sentido contrario. Allí encontrarás unos contenedores de basura. Escóndete detrás de ellos hasta que te recojamos.
Estoy a punto de contestar cuando un estrepitoso golpe provoca que me caiga contra el techo y mi móvil vuele en el aire hasta caer al suelo, haciéndose añicos.
—Joder, joder, joder.
Rezo porque ninguno de los hombres del señor Relish se hayan dado cuenta de mi error y arrastrándome logro llegar hasta las escaleras. Al otro lado puedo escuchar los gemidos y golpes de la pelea.

ESTÁS LEYENDO
La Promesa Consumida-2 ✔
RomansLa verdad ha salido a la luz y todo parece indicar que nada volverá a ser lo mismo entre Keira y Cassiel. Nueva vida, nueva familia y nuevos retos se precipitan sobre Keira, y su relación con Cassiel nunca había estado más en peligro. Un nuevo bach...