Mi atención y la de todos los presentes se encuentra sobre Penélope Davies, la abogada de Ciaran Relish. Todos esperamos que comience a hablar y en ese transcurso de tiempo, miro de reojo al abogado de mi tía. Ni siquiera sé su nombre y no sé porque ya tengo la sensación, con tal solo verle, de que esto no va a salir bien.
Todo lo contrario irradia Cassiel. Se mantiene firme, atento y no muestra inseguridad. Parece como si estuviera esperando algo y juzgar por las discretas miradas que dirige hacia su padre, puedo figurarme algo.
Cambio mi atención hacia mi tía justo en el momento en que Penélope se aclara la voz contra el pequeño micrófono, que tiene situado delante de ella.
—La defensa del señor Relish está lista—afirma de manera contundente.
El juez solo asiente, indicando que puede proceder a hablar.
Penélope le dirige una sonrisa para después situar sus petrificantes ojos sobre el abogado de mi tía, que parece que en cualquier momento se va a fundir con la silla de lo apretado que está a esta.
—Para empezar me gustaría mostrar los registros de la cuenta de la empresa funeraria de Selby, que nos han entregado voluntariamente los directivos principales—Saca unos papeles. El juez asiente y esta los sitúa delante del juez, quien procede a mirarlos—. Como veis en esos papeles señoría, podemos apreciar unas anomalías en las cuentas bancarias, dos meses antes de que comenzara a desaparecer dinero y fuera arrestada la señora Selby. En total son casi dos millones de dólares.
De nuevo saca otros papeles.
—Las fechas coinciden exactamente. Tres veces al mes ha ido sacando progresivamente dinero, poco a poco. Después sería el turno del señor Relish.
De pronto el juez la mira fijamente.
—Si se ha ido sacando tal cantidad de dinero durante un periodo de tiempo de tres meses, ¿cómo es que nadie se ha dado cuenta?
La señora Davies sonríe, y como si hubiera ensañado esa contestación, como si hubiera anticipado la pregunta, responde de manera natural:
—La señora Selby firmó durante ese tiempo un contrato muy exigente con los socios de una empresa. La cantidad de dinero era... Bastante jugosa—Otra vez saca pruebas de dicho contrato y yo solo siento ganas de ahogarme—. Ningún empleado tenía motivos para sospechar que toda esa suma de dinero no era para el acuerdo, sino para su uso personal.
Sin poder evitarlo miro fijamente al abogado de mi tía. Este únicamente tiene las manos cruzadas debajo de su mentón, observando todo, o eso espero, porque parece que está en las nubes.
Volteo hacia Cassiel.
—¿No decías que eras el as bajo la manga de mi tía? Creo que es momento de sacar ese truco.
En mi voz se nota el enfado y aun sabiéndolo, Cassiel sonríe de medio lado. Me quedo petrificada ante dicha acción.
—Lo mejor para el final, Keira. Tú observa.
Estoy a punto de protestar cuando al fin el abogado de mi tía entra en la conversación. Extiende la mano, tembloroso.
—Me gustaría ver esas pruebas, señoría.
A pesar de que tiembla como si fuera un flan, sus palabras salen correctas y se escuchan con mucha claridad. El juez le concede su petición y Penélope Davies lleva los documentos hasta su mesa. Cada uno de sus pasos resuenan por el suelo del estrado.
—Como iba diciendo… Adolfina Selby pretendía hacer lo mismo con mi cliente, el señor Relish. Concretamente a partir del año que viene.
—¿Hay constancia de eso?—pregunta el juez.
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La Promesa Consumida-2 ✔
RomanceLa verdad ha salido a la luz y todo parece indicar que nada volverá a ser lo mismo entre Keira y Cassiel. Nueva vida, nueva familia y nuevos retos se precipitan sobre Keira, y su relación con Cassiel nunca había estado más en peligro. Un nuevo bach...