storm | #7 | teen wolf

16 | Being the bait.

| Ser la carnada.

Este capítulo me gustó mucho y espero que a ustedes también. No se olviden de votar y comentar <3

🐾

Theo estaciona el auto descuidadamente junto a una ambulancia una vez que llegamos al hospital, seguro de que nadie nos multará ni nada parecido por incluso el alguacil ya ha sido llevado por la Cacería Salvaje. Bajo del auto rápidamente y me aseguro de que Liam esté abajo también antes de correr a las puertas, pero me detengo en seco en el momento en que una idea cruza por mi cabeza.

—Ey, vamos. No les llevamos mucha ventaja —me apresura Theo, deteniéndose frente a las puertas dobles de la entrada. Lo ignoro como si no estuviera aquí y abro la puerta de la ambulancia, encendiendo la sirena—. ¿Qué demonios haces? —grita cuando me alejo, acercándose para intentar apagarla.

— ¡No! ¡No la apagues! —Lo detengo por el pecho, empujándolo hacia atrás. Liam se acerca a nosotros, listo para ayudarme.

— ¿Quieres atraerlos a todos aquí?

— ¡Sí, es exactamente lo que quiero! Porque si los Jinetes Fantasma están aquí, no irán a buscar a Scott y los demás.

— ¿No te importa que te encuentren?

—Mi mamá y mi hermana están muertas y mi hermano y mi papá fueron borrados. No me queda mucho que perder —contesto ácidamente.

—Eventualmente nos encontrarán a todos —afirma Liam.

— ¡Tú! Tú caerás primero. Esa es la única razón por la que estoy contigo. Porque mientras estén golpeándote con el látigo o disparándote en la cabeza, yo voy a correr en la dirección contraria. Estoy con ustedes mientras me sean de utilidad —espeta.

—Créeme, lo sabemos —aseguro, empujándolo a un lado para que me deje entrar al hospital y oyendo dos pares de pasos detrás de mí hasta que uno de los dos se detiene en seco—. Theo —lo llamo, girando la parte superior de mi cuerpo para mirarlo. Theo no parece haberme oído, su corazón latiendo con fuerza mientras mira algo invisible en el suelo—. Theo, ey —insisto, girándome por completo colocando una mano sobre su hombro.

—Estoy bien. Solo pensé que estaba en otro lugar —responde a una pregunta que no hice.

— ¿Dónde? —pregunto.

—En una pesadilla. —Voltea a ver a Liam—. Dijiste que sabías dónde escondernos.

El cachorro asiente.

—Síganme.

Liam avanza a paso seguro por el hospital con la misma familiaridad que yo me muevo por la estación de policías a menudo, guiándonos hasta el destino que creo que todo el camino tuvo en mente, amontonando contra la puerta todo lo que ve.