Capítulo 54: Los viejos tienen buenos activos

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Ning Shu reprimió su impulso de echarse a reír y consoló a Leng Ao. –Es bueno que lo hayas descubierto ahora. Tú eres el príncipe Leng, vienes de una familia de origen noble y tienes un aspecto tan atractivo. No te pongas tan tonto... triste solo por una mujer.

Todo lo que Ning Shu sintió en su corazón fue alegría al ver a Leng Ao arrodillarse en el suelo y golpear la hierba.

Ella frunció los labios con desprecio. ¿Qué fue tan impresionante de martillar la hierba? Si tuviste las agallas, ¡entonces ve a martillar el camino de cemento!

Leng Ao se desahogó durante mucho tiempo antes de tumbarse en el césped.

Ning Shu se sentó a su lado sin hablar.

Vio que las pestañas de Leng Ao estaban mojadas. Probablemente estaba realmente herido. Ling Xue realmente no conocía su buena suerte. Tenía un chico tan sobresaliente y engreído que la amaba con tanta sinceridad, sin embargo, no le prestó atención en absoluto y pisoteó casualmente sus emociones.

– ¿Qué estás mirando, maldita mujer?– Leng Ao se levantó del suelo y miró a Ning Shu con la barbilla inclinada con arrogancia.

Ning Shu se quedó sin habla. Ignorándolo, recogió sus libros y fue a buscar al médico de la escuela.

La expresión de Leng Ao era muy antinatural, probablemente porque había visto su lado vergonzoso. Mientras la miraba, sus ojos contenían una fiereza como si quisiera matarla para silenciarla.

–Oye, mujer, ¿a dónde vas?– Leng Ao siguió detrás de Ning Shu. Cuando ella lo ignoró por completo, se sintió muy incómodo. Por un lado, era por el hecho de que había visto un lado vergonzoso de él, por otro lado era porque esta mujer ni siquiera se molestó en consolarlo después de que algo así había sucedido.

Esta mujer era realmente una crueldad.

–Oye, mujer, te estoy hablando–, dijo Leng Ao en voz baja.

Ning Shu: ¿Qué pasa con 'mujer', esta forma genial de llamarla?

– ¿Puedes dejar de seguirme?– Ning Shu se dio la vuelta y lo enfrentó. –Solo ve a buscar a tu Ling Xue.

– ¿Tú... te estás burlando de mí?– Leng Ao levantó su puño, sus ojos inyectados en sangre.

–Olvídalo, yo no golpeo a las mujeres–. Volvió a bajar el puño.

¿No golpea a las mujeres? Ning Shu se rió con frialdad. ¿Quién venía a pelear con ella todos los días?

Ning Shu entró en la oficina de enfermería y vio que el médico de la escuela estaba limándose las uñas de una manera atractiva.

Al ver esto, la boca de Ning Shu se torció.

Cuando Leng Ao la siguió y vio al médico de la escuela, la Anfitriónilidad emergió de inmediato en su corazón. Preguntó a Ning Shu de manera interrogativa: – ¿Quién es él?

– ¿Está usted mentalmente enfermo? ¿No ves que lleva una bata blanca? Él es el médico de la escuela –, se burló Ning Shu sin un rastro de cortesía.

–Estoy preguntando qué relación tienes con él. Tsk, tsk. Lin Jiajia, ¿quién hubiera esperado que te gustaran los hombres mayores? – Leng Ao se burló. Evaluó al médico de la escuela. Cuanto más miraba, más incómodo se sentía su corazón. –No es más que un anciano.

"Tch. Solo los ancianos tienen buenos activos. ¿No te había gustado Ling Xue también? Se enamoró de Mo Lengxuan, ese anciano, en lugar de un pequeño mocoso como tú"

El médico de la escuela dejó su lima de uñas, se ajustó las gafas, luego miró hacia Leng Ao mientras le preguntaba a Ning Shu: – ¿Tu hombre?

Antes de que Ning Shu pudiera replicar, Leng Ao se levantó de un salto como si hubiera pisado un clavo y refutó: – ¿Cómo podría yo ser su hombre? Ella es tan fea, incluso si me quedara ciego, no me enamoraría de este tipo de mujer.

El médico de la escuela miró a Leng Ao con mucha indiferencia. Mira, esta era la diferencia entre un hombre maduro y un niño infantil.

Tsk, tsk. El médico de la escuela solo miró brevemente a Leng Ao antes de volverse hacia Ning Shu. – ¿Por qué me buscas de nuevo? Te lo digo, últimamente he estado de mal humor. No vengas a molestarme.

–Necesito decirte algo ah, asegúrate de estar preparado–. Ning Shu realmente quería ver qué expresión el médico de la escuela lo habría hecho cuando se enteró de que Ling Xue estaba jugando con dos hombres.

– ¿Por qué sigues aquí parado?– El médico de la escuela lanzó una mirada a Leng Ao. Leng Ao soltó un bufido frío. – ¿Crees que quiero estar aquí?

Miró a Ning Shu, luego se volvió y se fue. Solo entonces Ning Shu miró al médico de la escuela con una sonrisa maliciosa y se acercó a su oído para hablar.

El médico de la escuela le dio un golpe en la frente a Ning Shu y le apartó la cabeza. –Si vas a hablar, solo habla. ¿Por qué tienes que acercarte tanto?


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