"La felicidad es amiga de la desgracia, asegúrate de tener una barrera entre ambas para que no vengan juntas a tocar a tu puerta."
Andrómeda.
El tiempo pasó corriendo por el mismo sendero de siempre, iba rápido, por ratos se detenía para avanzar más lento, tomaba un descanso ocasional y volvía a reanudar el paso ligero y veloz que nadie equiparaba.
Dentro del corazón del frío y la nieve, en la mezcla donde todo se unía como si fuera uno, la familia imperial tuvo un par de años de esa dulce y anhelada paz que todo el mundo anhela.
Los recuerdos del futuro se desvanecieron, y el amor ciego floreció sin necesidad de que la venda cayera. JiuJiu entendió que a veces es indispensable dejar de ver para apreciar el verdadero fulgor de cada pequeña cosa que nos rodea.
Aquellos besos sin luz y recorridos a un cuerpo que estaba ahí pero no de manera colorida, ablandaron el hielo en su corazón.
Superficialmente todo se mostraba etéreo, las olas de la vida arribaban con dulzura en las costas de arenas blancas, pero las profundidades oscuras y cavernosas, escondían la turbulencia feroz del desemboque violento de las aguas. Aún cuando la cortina descendía, los ojos curiosos prevalecían fijos, esperando, prestando atención, y en ocasiones preparándose desde las sombras para atacar, morder, desgarrar.
JiuJiu y Ni-An fueron cuidadosos con sus encuentros, pero al estar el uno con el otro nada más existía, las defensas y las barreras caían como si nunca hubieran estado ahí en primer lugar, la magia explotaba en un festín que se limitaba a ellos, ignorando el mundo y la sensación constante de estar siendo observados.
En medio del bosque todo cobraba vida, los árboles parecían ser sus cómplices, cubriéndolos con sus frondosas ramas, mientras que los pájaros que volaban eran los portadores de la noticia escandalosa de lo que acontecía entre nieve y susurros.
Al despedirse ninguno demoraba más, regresando a sus cortes por el camino rápido de la teletransportación o el vuelo liviano, que imitaba a las aves escondidas que los veían a diario.
—Nuestro príncipe debería de dejar a ese Estelar. —Uno de los miembros que espiaban a la joven pareja con ayuda de las aves, habló enfadado, viendo a JiuJiu regresar al palacio luego de pasar una tarde agradable en una de las casas de té junto a sus hermanas. —Solo lo está usando, ¿no acaso su alteza ya sufrió por su culpa?
La mujer que atendía uno de los puestos cercanos apartó al mirada de los tres hermanos que reían en las calles y se giró para asentir con discreción.
—Sí, escuché que fue juzgado por un accidente que involucraba al príncipe Ni-An, pero si la familia imperial no ha dicho nada, ¿por qué deberíamos meternos nosotros?
—Bueno, porque... —El inmortal se tragó sus palabras. La distancia que lo separaba de los príncipes era considerable, pero podía afirmar con seguridad que Lan-Sui, no solo lo había escuchado, sino que también lo miraba de reojo advirtiéndole sin necesidad de palabras.
—Deja eso ya. —El demonio femenino sonrió divertida y regresó a limpiar su mercancía. —En boca cerrada no entran moscas.
Como respuesta el hombre le gruñó, bebió de jalón el licor servido en su mesa y se fue rezongando.
Por el otro lado, el trío entró en el palacio, la animada charla cesó de repente, JiuJiu se detuvo en seco con los ojos incrédulos y una pérdida radical de color. Zaia fue la primera en reaccionar, sosteniendo a su hermano para evitar que cayera de frente, sin embargo sus manos no llegaron a tocar la ropa de JiuJiu, Lan-Sui la apartó de un jalón, evitando que se manchara con el vómito del príncipe.
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The Princess And The Demon Witch II
FantasyLa escarcha se derrite con los rayos fragantes del sol, mil primaveras llegan y se van con el viento y las penas. Entre llantos una niña llora y una emperatriz surge, baños de oro, joyas, diamantes y... Desamor. Tragedias y rojo carmesí de sangre, c...