"A veces lo mejor del mundo es hacerlo arder."
Lu
Zaia comenzaba a marearse, después de dar cerca de mil vueltas, caminando de un extremo del pasillo al otro, matando el tiempo mientras esperaba la llegada de su hermana menor, su cabeza estaba por explotar, y su estómago se revolvía, indicándole que si no se detenía por las buenas, pronto tendría que parar para salir a buscar un cubo en el cual vomitar.
Se sostuvo de un pilar para recuperar la lucidez y el flujo normal de su respiración, entonces las puertas se abrieron y todo el viento helado que azotaba en el exterior entró inclemente, llenando de nieve el suelo.
De espaldas, Zaia sintió un escalofrío, como si una serpiente hubiera trepado por su columna, depositando un beso gélido en su nuca para luego descender y retornar a su agujero. Se giró insegura, al toparse cara a cara con Lan-Sui se quedó sin nada que decirle.
No hacían falta las palabras cuando unos ojos sin brillo y unas manos heridas, que sujetaban una espada ajena, servían para comunicar suficiente.
—SuiSui. —Zaia corrió al encuentro para abrazar el cuerpo cubierto de ceniza y nieve.
—Zai. —Lan-Sui se escondió del mundo en el hombro de su hermana. Volvió a cuando era una niña que temía pero fingía ser valiente, volvió a las noches donde Zaia se quedaba a su lado para defenderla de los monstruos imaginarios que inventaba para tener atención.
—¿Qué pasó aquí? —Wan- Lian llegó apenas sintió la entrada de su hija al palacio, pero su sorpresa reemplazó la felicidad al verla llorar en brazos de su mayor.
Ágape primero se fijó en la ropa llena de tierra y lodo, después en la espada envainada que cargaba como un tesoro, y al final se fijó en ella, en su hija.
—¿Qué has hecho Lan-Sui?
—No adelantes conclusiones. —Wan-Lian tomó la mano de su hermana, la emperatriz no veía nada, pero con su olfato detectaba la sangre y el dolor de la princesa. —Emperatriz, tranquila. —Wan-Lian se acercó a su hija quien buscaba secarse las lágrimas para no mostrar un perfil vulnerable. —Ven aquí Lan-Sui.
Lan-Sui obedeció sin atreverse a levantar la mirada, cuando estuvo frente a su padre este le alzó el mentón y le besó la cien. Una vez más, Lan-Sui perdió contra sí misma y se liberó. Unos nuevos brazos la envolvieron, dando palmadas en su espalda y sosteniéndola con firmeza.
—Padre. —Lan-Sui tuvo coraje para ver a su progenitor a los ojos, esperando ese reproche que jamás llegaría. —La mataron.
—Y tú las mataste a ellas.
Un asentimiento sin vacilación.
—¡Niña tonta! —Ágape quiso tomar a Lan-Sui para golpearla, Wan-Lian fue más rápido y giró, alejándose de su alcance con su hija en brazos.
—¿Qué clase de madre eres? —Wan-Lian no usó un grito, pero su tono se elevaba por encima de lo normal, dejando la calma para caer en una tormenta. —¿Qué querías que hiciera tu hija? Fue educada para cobrar las injusticias, deberías estar enojada si hubiera cruzado los brazos ante semejante infamia no porque hizo lo correcto.
Ágape se inclinó retirándose unos pasos en silencio.
—Me disculpo por mi incompetencia.
—Habrá guerra. —Lan-Sui apretó a Zagan, la espada le correspondió enviando una onda de energía suave, semejante a una caricia. —Me haré responsable.
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The Princess And The Demon Witch II
FantasyLa escarcha se derrite con los rayos fragantes del sol, mil primaveras llegan y se van con el viento y las penas. Entre llantos una niña llora y una emperatriz surge, baños de oro, joyas, diamantes y... Desamor. Tragedias y rojo carmesí de sangre, c...