"Si no lo intentas no obtendrás un resultado."
Ava.
El territorio del clan Cielo era una pequeña área llena de bosques que florecían con la entrada de la primavera a esas tierras fértiles. No fue un camino largo, se hizo ameno al ver los campos de cultivo y sembrado a lo ancho y extenso de las praderas verdes, pasaron por cascadas y parcelas sin dueño, tierras santas que se cultivaban de mano de todos y para todos.
Los árboles de fruta eran frondosos, en sus ramas podían esconderse secretos que se ocultarían tan bien con el verde de las hojas como para no volver a ser hallados nunca más.
La primera luna llegó al cielo demasiado rápido, en la oscuridad del manto nocturno se reflejaban estrellas y constelaciones, en la tierra esos mismos puntos luminosos se aglomeraban en forma de luciérnagas por cualquier camino y pastizal, recreando la viva imagen del techo oscuro sobre sus cabezas.
A un paso rítmico la comitiva fue avanzando hasta llegar a la entrada, a su destino. Desde cualquier parte se divisaba el enorme volcán sagrado que escupía magma y cenizas cada poco tiempo, pero mientras más cerca estaban, más gris se tornaba todo. El tercer día los alrededores verdes se esfumaron para sustituirse por una subida pedregosa y solitaria; continuaron subiendo a pie cuando a los carruajes les fue imposible continuar cuesta arriba, media hora más de camino y antes del medio día ya se encontraban a la mitad de las faldas negras.
Dos templos exuberantes y limpios se mostraban, uno al lado del otro, iguales en apariencia externa, pero con distintos usos.
—¿El otro para qué es? —JiuJiu acarició una de las columnas talladas con enredaderas que se abrían para dejar pasar a los recién llegados al interior del templo más cercano. El mármol con el que se construyeron era ligeramente crema, evitando la pureza perfecta del blanco al que JiuJiu estaba tan acostumbrado en su ciudad natal.
Ni-An miró de reojo la construcción hermana, alejada de donde estaban por solo unos cuantos metros.
—Contener.
—¿Contener? —JiuJiu se apresuró a seguir al príncipe que entró sin prisa a la formación circular en el centro del templo. —¿Sirve para contener?
—Sí.
—¿Y qué contiene?
—Adi.
JiuJiu se detuvo parpadeando, su mano fue sujetada con firmeza por Ni-An para arrastrarlo a su lado, mientras esperaban a que los demás entraran y ocuparan un lugar dentro de la circunferencia que comenzó a iluminarse con destellos de luz dorada.
—¿Qué es un Adi?
—Una tortuga. Se alimenta de almas inmortales, las retiene en su estómago, fue criada y usada para castigos, pero hace mucho que nadie ha pecado tanto como para ser sometido a quedar atrapado en unos intestinos para siempre, muchos ya la han olvidado.
—Es horrible. —JiuJiu se calló después de decir eso.
Las runas y piezas trazadas en el suelo se llenaron por completo de luz, la plataforma en la que se pararon emitió un sonido, similar al de una tapa girando alrededor del cuello de la botella, esperaron varios segundos, minutos, JiuJiu iba a soltar un suspiro por la tardanza cuando la placa se elevó.
El ascenso fue liviano y estable, un momento se encontraban en la tierra, y al siguiente flotaban, alzándose para llegar a los cielos.
Un pabellón de pilares sin techo, que mostraban un alrededor cubierto de nubes, se abrió delante de los presentes. La placa se detuvo, encajando en la ranura abierta especialmente para que el círculo cupiera como parte del piso, JiuJiu contuvo su asombro y no dudó en tomar la mano guía que se ofreció para llevarlo más allá de donde se quedó congelado.
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The Princess And The Demon Witch II
FantasíaLa escarcha se derrite con los rayos fragantes del sol, mil primaveras llegan y se van con el viento y las penas. Entre llantos una niña llora y una emperatriz surge, baños de oro, joyas, diamantes y... Desamor. Tragedias y rojo carmesí de sangre, c...