Capítulo 12

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"Si quieres ser el héroe, comienza por salvarte a ti misma."

Armin.

Viendo que el desayuno en su plato era una sopa revuelta de distintos vegetales, el rostro de Mo-Quing se frunció, y sus labios no evitaron curvearse en un mueca de disgusto. Tales gestos no pasaron desapercibidos a ojos de Lan-Sui.

—¿Quieres mi plato? —Aún sin comer, Lan-Sui le entregó su parte, que consistía en una sopa suave de frutos rojos con agua de rocío, pero Mo-Quing ni siquiera la dejó, regresándole su plato y apresurándose a beber el suyo, tragando todo el contenido de jalón hasta que no quedó ni una sola gota en la porcelana.

—No es que no me guste, pero la sopa suele ser amarga, ya estoy mejor.

Lan-Sui tomó un pequeño bollo y se lo entregó a Mo-Quing, quien esta vez aceptó para aliviar ese sabor desagradable que quedaba  en su paladar. 

Comieron en silencio. Lan-Sui sonreía como un infante al que acaban de obsequiarle un juguete nuevo que ha pedido por tanto tiempo, debajo de la mesa sostenía una de las manos de Mo-Quing, entrelazando sus dedos con los ajenos, jugándolos hasta que el calor de la otra parte se extendiera también sobre su piel.

Terminaron la comida pero Mo-Quing siguió presa por Lan-Sui, ella iba a partir pronto y parecía que no estaba dispuesta a desperdiciar el tiempo que le quedaba a su lado. 

—Debes irte.

—¿Mi maestra quiere deshacerse de mí tan pronto? —Lan-Sui la miró desde su regazo, y Mo-Quing solo pudo apartar la mirada para no mostrar señas de vacilación. —Tranquila, solo unas horas más. ¿De acuerdo?

El dolor de cabeza de Mo-Quing empeoró, su piel estaba perdiendo color pero usó magia para regresarla a su estado actual, no quería preocupar a Lan-Sui. Asintió despacio, intentando no hacer movimientos bruscos que instigaran a que el mareo aumentara.

Permitió que el demonio pasara la mañana descansando a su lado, la dejó jugar, y también la mimó, cumpliendo su deseo dicho la noche anterior. 

—Estás fría. —Lan-Sui sintió la temperatura corporal de Mo-Quing a través de la mano que rozó su mejilla, como una libélula rondando por un lago cristalino. Detuvo la extremidad de su maestra y la pegó de nuevo a su piel, comprobando que, efectivamente, Mo-Quing tenía una temperatura más baja de lo normal. —¿Te sientes mal?

—No es así, solo es la preocupación. —Mo-Quing contorneó el rostro de Lan-Sui. —Puedo intentar engañarme a mí misma, pero no quiero que te pase nada en tu camino de regreso a la ciudad blanca.

La expresión de Lan-Sui tuvo un cambio leve, sus cejas dejaron de estar juntas y  sus labios cedieron en una pequeña sonrisa.

—Llegaré completa, esta discípula no miente, no debes de preocuparte en absoluto. Si te dejo en este estado, ¿cómo esperas que mi corazón se vaya tranquilo? No podré soportarlo, romperé mi pacto y regresaré en días para comprobar que estás bien.

—Supongo entonces que es mi deber despedirte con una sonrisa, así podrás partir con la mente y el corazón en paz.

 Respaldando sus palabras, Mo-Quing sonrió, acto seguido se puso de pie y se recargó en uno de los pilares, viendo el exterior lleno de risas y charlas que se escuchaban lejanas. 

—Es casi medio día. 

Lan-Sui también se levantó.

—Sí. —Su voz sonó demasiado cerca del oído de Mo-Quing, rozando con su aliento la piel de su maestra, quién contuvo su estremecimiento para no darle de nuevo el gusto a Lan-Sui de verla sonrojada. —Tal vez tengas razón, debo partir ahora sí quiero llegar a la barrera antes del atardecer, de ahí, regresar a la ciudad blanca será más fácil.

The Princess And The Demon Witch IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora