Virus Z //Manjiro Sano x Reader//

Capitulo 02

—Doctora ____, espero no se desvelara anoche, tenemos...

El doctor Draken levantó la mirada y dejó caer el portapapeles que sostenía, si mirada era una mezcla de confusión y miedo, analizando la escena frente a él, y lo entendía, entendía su expresión a la perfección.

—Buen día Doctor Draken, espero uviese descansado.

Le di las muestras que sostenía a Sanzu para acercarme a Draken e intentar calmarlo, entendía su desconfianza, pero Sanzu no era más que un drogadicto, no presentaba algún peligro real y durante los últimos años, estaba segura de que nadie conocía el virus z mejor que el.

—¿Esta segura de confiar en el?

—Mientras obtenga lo que quiere, si.

Otra semana paso, el escalofriante ruido de los quejidos y el rechinar de las ruedas invadía el ambiente, Draken, Sanzu y yo observabamos como los soldados adrentaban al nuevo espécimen, la jaula se sacudía con fiereza mostrando que era más agresivo que el resto.

—Ya saben que hacer.

Hable de manera autoritaria, cerré el área de contención, apenas callo por completo el cristal el nos intentó atacar, golpeaba con fuerza provocando que algunas cosas temblaran.

—Lo siento tanto... —pose una mano en el cristal —Doctor Draken, ya sabe que hacer.

—Si.

El tranquilizante comenzó a fluir en aquella habitación, me aparte del cristal, mas un fuerte golpe y las miradas de asombro me isieron girarme, frente a mi yacía la forma de un puño incrustrada en el cristal, a la altura de mi rostro, el cuerpo callo con un golpe seco asiendome retroceder bruscamente.

—Nunca había pasado esto.

Murmure antes de dar las indicaciones, ¿acaso el Virus había evolucionado? Aquel chico parecía bastante débil, ¿como fue capas de hacer eso?

—Pasiente M-13, un paciente totalmente infectado por el virus Z, no se an echo pruebas en el, por lo que no sabemos como actuará la cura, podría morir como los demás sujetos, no lo sabemos.

—Doctora, esta listo.

—Bien, inyectare el antídoto y junto al Sargento Naoto, mi equipo y yo observaremos los cambios en el paciente.

Apague la grabadora y tome la jeringa, podía oir los característicos gruñidos y lamentos de las víctimas infectadas, con suerte, esta última semana habríamos echo un gran avance. Mire como el joven se retorcía en la camilla, su cuerpo estaba completamente sujeto y para mayor protección le habíamos puesto un bozal, representaba un peligro mayor que el resto al poseer una fuerza extraordinaria. Poco a poco el pasiente comenzaba a perder el conosimiento volviendose sus movimientos más torpes y con menos fuerza.

—Pueden retirarse, yo me quedaré a vigilar el progreso.

Anuncie, Napo y Sanzu salieron sin poner objeción, más Draken permaneció en su lugar observandome con el seño fruncido, le di una pequeña sonrisa para que no se preocupara, pero permaneció en su lugar.

—Veya a descansar Draken.

—No a dormido bien las últimas semanas, sería mejor que usted se retire a sus aposentos, yo vigilare al paciente.

—Yo puedo hacerlo, es mi deber anotar los cambios, además, tengo café.

Dije levantando mi taza y dando una sonrisa, Draken suspiro mientras me veía darle un largo sorbo a aquella amarga bebida.

—Usted no soporta el café, en primera, por que es muy amargo y en segunda, no soporta que algo esté demasiado dulce.

Escupi el café, tenía razón, por eso prefería los parches, pero debía de hacer el intento, no daría vuelta a tras.

—Por lo menos permitame acompañarla.

Asentí mientras tomaba asiento alado de la camilla, manteniendo también mi distancia, Draken acercó una silla a mi lado y se sentó, lleve nuevamente la taza a mis labios, mas antes de poderle dar un sorbo el la retiro de mi mano.

—Mejor deje esto, le prepararé un té.

—Gracias... Con...

—Una de azúcar, lo se.

Me sonrio con gracia antes de desaparecer por la puerta, en ocasiones ese frío hombre podía ser realmente amable y dulce, reí para mis adentros antes de mirar el cuerpo inconsciente. Su pecho subía y bajaba lentamente, producto de su tranquila respiración, su rostro lusia pálido y demacrado, sus ropas desgarradas y manchas de sangre la adornaban.

—Lo lamento...