Capítulo 34} Buenas noches

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Jussie llegó a su apartamento, pensando en su conversación con Marcos, habían hablado como personas civilizadas, no se habían gritado, aunque eso no significara que se hubieran tratado bien. ¿Cómo se le ocurría pedirle que se alejara de Madilyn? Él era el infeliz que la tenía acorralada, la obligaba a casarse con él por el favor que le había hecho, él no podía ser su hermano, ni hablar.

Abrió la puerta con la tarjeta y la cerró de nuevo, pero cuando llegó en el salón, se sorprendió al ver a alguien sentado en su sofá, era Lady y llevaba puesto su albornoz. Cuando le vio, se puso en pie con una seductora sonrisa.

—Hola cariño.

—¿Qué demonios haces aquí?

—Todavía tengo la llave ¿recuerdas? Deseo que se te haya acabado el enojo porque he venido a recordarte los viejos tiempos-soltó las cuerdas del albornoz y dejó ver tras él su cuerpo desnudo. —¿Qué me dices, lo revivimos?

Se acercó lentamente a él aprovechando su silencio y su mirada sobre ella. Tomó la parte baja de su camisa, pero inmediatamente él la detuvo agarrándole la mano mientras la observaba con furia.

—¿Qué, pensaste que bromeaba al decirte bien claro que ya no necesito nada de ti, que ya ni siquiera siento nada por ti? ¿Qué hace falta para se te quede claro?

—Pero Jussie...

—Ponte tu ropa y márchate de mi apartamento o yo mismo te echaré fuera. —la soltó y la abandonó mientras se subía a su cuarto hecho un manojo de furia y no solo por ella, sino también por Marcos, los dos conseguían quitar lo peor de él.

Lady se sentía avergonzada por cómo la acababan de tratar, él ni siquiera había mostrado deseo por ella, era como si nunca hubiera estado enamorado de ella y estaba segura de que la culpa la tenía Madilyn, había logrado que él se fijara en ella, pero no iba a salirse con la suya.

Subió las escaleras a la habitación de Jussie y llamó a la puerta. Él apareció por ella y le lanzó sus cosas, ella las agarró enseguida antes de que se cayeran al suelo.

—Sé que crees que esa chica siente lo mismo por ti, en realidad solo te está utilizando para que la ayudes con Marcos.

—¿Así? ¿Cómo estás tan segura?

—Sé algo que no sabes y que creo que deberías saber.

—Déjame adivinar, quieres que sepa que Marcos la obliga a casarse con él porque le ayudó con el tratamiento de su padre—Lady lo miró con asombro.

—¿Cómo...cómo lo sabes?

—Lady, aléjate de mi vida de una vez ¿quieres?

—¿De verdad crees que ella siente lo mismo por ti? Solo te está utilizando, cuando lo consiga verás cómo se aleja o se aprovecha de todo lo que tienes.

—¿Como lo hiciste tú? Deja la tarjeta antes de salir y procura no volver a aparecerte por aquí. —cerró la puerta con rabia asustándola.

Madilyn se dejó caer de espaldas sobre su cama, miró al tejado y en su rostro de dibujó una tonta sonrisa. Era amor, estaba enamorada. Se acordaba de todo lo vivido con su adonis, ¿quién lo diría? Ellos dos juntos. Ya quería volver a estar con él, hablarle, besarle y...volver a sentirlo. Cerró los ojos y soltó un suspiro. Hablarle. Se incorporó de golpe. Se había acordado de que tenía el móvil apagado, lo sacó de su bolso y lo prendió. Si Jussie la había llamado, se lo había perdido.

Al encenderlo vio que tenía cinco mensajes, dos eran de Jussie y los otros tres eran de Marcos. Tenía que hablarle. Sin embargo, decidió leer los mensajes de su nuevo amor.

"Buenas noches mi ricitos, supongo que sigues con el móvil apagado."

"Ojalá estuvieras aquí conmigo, te extraño y te necesito"

A ella se le volvió a dibujar la sonrisa de boba en los labios al tiempo que sentía mariposas en el estómago.

Decidió llamarlo. Le marcó y se llevó el móvil al oído.

—Gracias a Dios puedo volver a escuchar tu voz. —dijo él al otro lado soltando aliento—¿Cómo estás?

—Bien. Leí tus mensajes. No hace más de tres horas desde que nos hemos visto.

—Y ha sido un infierno. No puedo esperar el momento en que seas solo mía.

—Tenía pensado pasar a hablar con Marcos esta noche y entregarle el cheque, pero Alan opina que será mejor que lo haga mañana.

—Tiene toda la razón, déjalo relajarse un poco y luego habla con él. Todo irá bien—ella soltó un suspiro.

—Eso espero.

—¿Qué tienes pensado hacer mañana temprano?

—¿Por qué?

—Quiero que desayunes conmigo.

—¿Desayunar contigo? —estaba emocionada—Sabes que no pueden vernos juntos todavía.

—Lo sé, por eso le pediré a alguien que pase a recogerte. Después ya podrás hablar con tu falso prometido. ¿Qué me dices?

—Odio la idea.

—¿Perdón?

—¿Intentas conquistarme con comida?

—Cariño, ya te he conquistado, ahora solo quiero cuidarte.

—Entonces crees que necesito que me cuiden. —escuchó con gracia cómo él resoplaba al otro lado.

—¿Qué crees que estás haciendo?

—¿Yo? Nada, solo estoy pidiendo aclaración.

—De acuerdo, tienes toda la razón. Eres la mujer más hermosa y más completa del mundo, pero soy yo quien te necesita. ¿Me harás el favor de tomar el desayuno conmigo mañana? —ella sonrió contenta.

—Si me lo pides así, tendré que ser buena y aceptar. Esperaré ese coche temprano, tengo que romper con mi compromiso a tiempo para regresar con el adonis que injustamente ha logrado conquistar mi corazón.

—Esa es mi chica.

Somos incompatiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora