Jussie se volvió a Madilyn y le hizo señas para que lo alcanzara. Los tres caminaron por la sala hasta una mesa que se encontraba disponible y en una esquina de la sala.
-Gracias señor-le dijo Jussie mientras se sentaban.
-A ustedes por elegir nuestro restaurante. ¿Les apetece beber algo mientras esperan?
-¿Y cuánto costará eso? -preguntó Madilyn que estaba evidentemente nerviosa. El hombre miró a Jussie y éste solo asintió con la cabeza.
-Irá a cuenta de la casa- le contestó el hombre con una sonrisa.
-Muy amables- contestó ella con otra sonrisa.
-Traiga una botella de vino, sin alcohol-pidió Jussie y ella lo miró confusa.
-Enseguida pido que se lo traigan. Que disfruten de la estancia. -y así se alejó el hombre dejándolos solos.
-¿Sin alcohol? -preguntó ella. Pero él no contestó, cogió una de las cartas y se lo entregó.
-Elije lo que quieras comer -ella lo tomó sin apartar la mirada de él, no se sentía del todo convencida.
-¿Qué fue lo que le dijiste a ese señor? -preguntó.
-¿Yo? Nada, solo que necesitábamos una mesa.
-¿No te parece raro que nos reciban tan bien? Apenas nos conocen, y con esas pintas que llevo, lo mínimo que podían hacer es echarme de aquí a patadas.
-Nunca entraste a este lugar, quizás solo te equivocaste de su trato a los clientes.
-Cómo sea. ¿Quién pagará por esto? -preguntó fijándose en los precios que había en la carta.
Jussie se frotó la cien, no sabía si había hecho mal en traerla a su restaurante. Era muy difícil tratar con ella y convencerla.
-Te dije que pagaría todo.
-O quizás lo que pretendes es que después de que disfrute de la comida te escapes y me dejes aquí tirada con la cuenta. -él la miró a un más confuso. Ya estaba cansado, evidentemente había cometido un gran error trayéndola allí y lo mejor que debía hacer era salir de aquel lugar y ver cómo le pagaba sin necesidad de pasar por todo esto.
-Aquí les traigo su vino- los interrumpió el camarero joven que les traía la botella de vino y se los servía en sus vasos. -¿Ya saben qué van a comer? -preguntó mostrándose amable.
-Sí-contestó ella enseguida sorprendiéndole a Jussie que estaba a punto de decir que se marchaban. Ella hizo un pedido leyéndolo de la carta, sonaba raro, pero se esforzó.
-¿Y usted señor? -se refirió a Jussie.
-Por mí nada, estoy bien.
-Bien. En unos minutos su pedido estará listo.
-Espere, -lo detuvo la chica antes de que se alejara-¿Tienen algún bolígrafo y papel por allí? Lo necesito, por favor. -los dos la miraron confusos.
-Se lo traigo enseguida, señorita.
-Gracias.
Unos segundos después, el mismo joven la estaba ofreciendo un bolígrafo y una libreta.
-Espere por favor- le pidió, él obedeció y ella anotó algo en la pequeña libreta que le habían ofrecido. Cuando terminó se lo entregó a Jussie que no entendía nada.
-¿Y eso?
-Tienes que firmar que te harás cargo de todo lo que gastemos aquí. -el camarero los miró extrañado. Jussie rodó los ojos, pero qué podía hacer, se lo merecía por traerla a ese lugar. -Tomó el bolígrafo y firmó. La chica sonrió satisfecha.
-Déjenos, por favor. -le dijo Jussie al camarero quien se alejó enseguida con una reverencia. -¿Alguna vez te dijeron que eres una tortura viviente?
-Auch, espero que eso sea un cumplido -preguntó llevándose su vaso de vino a los labios.
-Olvídalo-dijo resignado y la devolvió el bolígrafo. -Ahora tienes que anotarme todo lo que tengo que pagarte por las molestias.Ella depositó el vaso en la mesa y lo miró.
-¿De veras?
Tomó la libreta y el bolígrafo y se dispuso a escribir sin pensarlo dos veces. Ella concluyó justo cuando estaban trayendo su plato y lo depositaban sobre la mesa. Le entregó la libreta a Jussie para concentrarse mejor en su plato que se veía delicioso.
Él ojeó detenidamente la lista que había hecho ella con el ceño fruncido.
-Iba a incluir la gasolina, pero como ya te encargaste, no ha hecho falta. -dijo ella probando un plato que nunca antes se había comido.
-Pero aquí indicas que debo pagarte el viaje a pie en la oscuridad.
-Es culpa tuya que tuviéramos que caminar, ya sabes que odio la oscuridad.
-Y no solo eso, aquí también dices que debo pagarte por compartir habitación conmigo.
-¿Te resulta raro? Yo nunca paso la noche con extraños y me vi obligada a hacerlo, ahora estaré traumatizada, es lógico que quiera cobrar por ello. -Jussie soltó un suspiró y depositó la libreta sobre la mesa apoyando sus brazos contra esa para tenerla de frente.
-¿Por qué mejor no me dices cuánto necesitas y te lo pago? -preguntó dejándola asombrada, ella dejó de comer. No sabía si estaba hablando en serio.Reconocía que estaba desesperada por conseguir dinero y librarse de su deuda de una vez por todas, pero ¿a qué costa? Aquel hombre acababa de pasar por un momento terrible, lo habían dejado plantado y ella se estaba aprovechando de su desgracia.
-Me he fijado en que tienes un bonito reloj, -dijo señalando el reloj que él llevaba en el brazo, él lo miró-si me lo entregas nos olvidamos de todo esto, no me deberás nada. De todas formas, tengo que irme ya a casa y hacerle saber a Alan que estoy bien antes de que acuda a la policía.
Otra vez con aquel nombre, ¿quién era ese tal Alan que parecía importante en su vida? Además ¿a él qué más le importaba? ¿Ella acababa de rechazar su ayuda?
-¿Cómo? -preguntó incrédulo.
-Necesito dinero, lo admito. Pero, lo que nos pasó no fue culpa tuya, quizás solo fuera el destino y siento lo que te pasó, de verdad.
-Espera-la detuvo confuso-, ¿no quieres cobrar porque sientes lástima por mí? -era el colmo, y aunque fuera un detalle de su parte le molestó mucho.
-Quiero cobrar tu reloj, ¿cuánto cuesta? En todo caso has prometido pagar la comida, estoy segura de que eso lo cubre todo, no quiero pasarme. Cuando uno se pasa la línea, ya no hay vuelta atrás.
Jussie no salía de su asombro, esa mujer lo estaba dejando aún más atónito. Podía entregarle el reloj, mientras no le dijera su verdadero valor. Se lo quitó y se lo entregó. El reloj se lo había encargado Aron para su cumpleaños, era único y no había otro, ya vería qué excusa le daba a éste cuando se diera cuenta de que ya no lo tenía. Madilyn lo tomó con una gran sonrisa.
-Es precioso ¿Cuánto cuesta? -preguntó mientras se lo ponía ante la mirada de su anterior dueño.
-¿Eso importa? Ahora es tuyo, véndelo y quédate con todo lo que te ofrezcan por él, espero que te ayude. -ella lo miró.
-Lo dudo, pero gracias. -Miró alrededor- Creo que ya debería irme, ¿no te parece?
-¿No pedirás postre? -preguntó sorprendiéndose a sí mismo, ¿por qué no la dejaba irse de una vez?
-Adonis, no quiero que vayas a la cárcel por deber tanto. Y tampoco pienso ser la responsable de ello.
-¿Así que te preocupo? -ella se rio bajo para no llamar la atención.
-Te repito tus palabras, nunca seremos amigos, y mañana, o sea hoy, cada uno seguirá su camino y nos olvidaremos de esta pesadilla. Si no eres mi amigo, no veo por qué preocuparme por ti, es solo un gesto de bondad Adonis.
-De acuerdo, tienes toda la razón. Aquí se ha acabado esta historia-soltó un suspiro- Solo déjame acompañarte hasta tu coche.
-Eso puedo aceptarlo. Pero ¿no tenemos que pagar primero?
-No me voy, solo te llevo hasta tu auto.Se pusieron de pie y le comunicó al encargado de que enseguida regresaba. Salieron del restaurante y caminaron hasta el coche.
-Y aquí nos despedimos-dijo ella al encontrarse frente al auto.
-Espero que te vaya bien-dijo, ella sabía que se refería a su boda, pero no dijo nada al respecto.
-Adiós, Adonis.
Abrió la puerta del conductor y se subió al auto. Cerró la puerta y puso el coche en marcha. Jussie se quedó a ver cómo desaparecía por la carretera, se había librado de ella como quiso, esperaba olvidarse también de ella.Regresó de nuevo a su restaurante a comportarse con toda normalidad. Se subió al área administrativa donde tenía su despacho y tomando el teléfono fijo le marcó a Shane para decirle que pasara a recogerlo.
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Somos incompatibles
RomanceJussie: millonario, evidentemente guapo y atractivo, pero está siendo plantado en el altar el día de su boda. Madilyn: la única ingenua con un auto disponible capaz de alejarle de su pesadilla. ¿Por que son incompatibles? Durante su inesperado viaje...