La noche avanzaba y ya no la veía por ningún lado, se preguntaba si ya se había marchado, sentía la necesidad de volver a verla, aunque se repetía así mismo constantemente de que no estaba enamorado de ella, que simplemente se sentía atrapado por su forma de ser. Se preguntaba si el hecho de que no pudiera pensar en Lady como debería significara que nunca estuvo realmente enamorado de ella, o si resultaba que simplemente el amor se había muerto después de que lo dejara plantado y sin ninguna explicación.
De repente se acercó uno de los camareros a él para informarle que alguien lo estaba esperando en el pasillo que conducía a los cuartos de aseo.
—¿Quién es? —preguntó confuso.
—No lo sé, señor. No me dijo su nombre.
—Vale, gracias.
Se alejó el camarero y Jussie decidió acabarse primero su bebida antes de acudir a aquella llamada misteriosa, no tenía ni la menor idea de quién podría tratarse.
Caminó por el pasillo que tenía las luces tenues, saludó a alguna gente que pasaba por allí. Miró intentando ver quién lo había hecho llamar, pero antes de que pudiera descubrirlo, alguien le tomó de la mano y lo arrastró hacia un cuarto vacío. Era Madilyn, él la miró completamente absorto mientras ella cerraba la puerta detrás y se volvía a verle.
—Al fin solos— dijo con una sonrisa.
—¿Estás chiflada? ¿Qué crees que estás haciendo?
—Evitar que Marcos nos vea hablando y se interponga otra vez, y no, no estoy chiflada.
—¿Hablar? No tenemos nada de qué hablar, entre tú y yo no hay nada.
—Por supuesto que sí— abrió su bolso y sacó de él el reloj, lo había traído consigo para evitar que Alan lo encontrara y terminara vendiéndolo sin su consentimiento. —Todavía me debes, no puedo cobrar esto porque de seguro cuesta muchísimo más de lo que me debes. —él resopló.
—No me digas que eres genuina.
—Pues sí, aunque no te lo creas, y necesito mi dinero en efectivo—dijo mostrándole la mano, sin excusas.
—Podías también haber vendido el reloj y quedarte con solo lo que crees que te debo.
—Ja ja, para que el joyero se crea que me lo robé y llame a la policía, paso.
—Me pregunto si también dudas de otra gente como lo haces de mí. —ella se puso pensativa durante unos segundos y luego sonrió.
—Curiosamente, solo de ti, ¿por qué será? Creo que en ti hay algo raro.
—¿En mí? —dijo molesto acercándose a ella. Ella tuvo que retroceder de inmediato. —A quien le pasa algo raro aquí es a ti —ella se detuvo bruscamente al chocar su espalda contra la pared—te comportas como si me conocieras, pero no me conoces de nada.
—Oye Adonis—dijo colocando sus manos contra su pecho para apartarlo— ¿intentas intimidarme? Porque no lo conseguirás, si quieres librarte de mí solo tienes que pagarme lo que me debes. —él la miró con la frente arrugada.
—Eres irremediable. —se apartó de ella. —No llevo suficiente dinero encima.
—¿Es que nunca llevas dinero encima? ¿Qué clase de millonario eres?
—¿Qué?
—Sí, el periódico que tanto evitabas que leyera lo vi y leí lo que ponía.
—¿Y a ti no te importa que hablaran de ti?
—No se me muestra la cara—encogió de hombros— y me da igual lo que piensen otros de mí, es mi vida y hago con ella lo que quiero.
—Como casarte con ese desgraciado.
—Ya noté que no os lleváis bien, ¿por qué?
—Es tu prometido, ¿no deberías preguntárselo a él? —ella lo fulminó con la mirada, pero no dijo nada. Volvió a abrir de nuevo su bolso y sacó su móvil. Se lo entregó.
—Necesito tu contacto.
—¿Qué?
—No creas que es porque me interesas. Lo necesito para incordiarte todo lo que me sea posible hasta que me pagues lo que me debes— él la miró molesto, aquella chica era increíble, pero sabía que decía la verdad. Ella ya sabía que lo quitaba de quicio y la divertía. Soltó un suspiro de resignación y tomó el móvil, introdujo su número y se lo devolvió.
—Espero que estés satisfecha.
Ella marcó el número para asegurarse de que le había dado el correcto. El móvil de Jussie sonó en el bolsillo de su chaqueta y él introdujo la mano para sacarlo y ver que se trataba de un número desconocido.
—Estoy satisfecha, no me has dado un número falso— Jussie la miró con total admiración por la manera en la que cada vez conseguía asombrarlo. Regresó el móvil a su lugar.
—¿Me devuelves ahora el reloj?
Ella lo miró con melancolía y luego se lo extendió para ofrecerlo, pero antes de que él pudiera cogerlo, ella apartó la mano y lo pegó a su pecho, acababa de descubrir que se había encariñado con ello en tan solo un día.
—¿Qué? ¿Quieres quedártelo? —preguntó Jussie que ya se estaba dando cuenta.
—Al menos hasta que me pagues.
—¿No crees que será tarde para eso? Ya no querrás soltarlo después.
—Pues procura pagarme pronto.
—¿Y si no lo hago? —volvió a acercarse a ella hasta tenerla cerca.
—¿Intentas ponerme nerviosa o qué? —se quejó ella—deja de acercarte así a mí.
—Entonces contéstame, —dijo pegando un brazo contra la pared—¿Qué piensas hacer si no te pago? ¿Atraparme en otro cuarto? Parece que te estás acostumbrando.
—Ponme a prueba y lo descubrirás.
Se agachó para apartarse de él y abrir la puerta para salir, pero se sorprendió al ver a una mujer junto a ésta.
—¿Sonia? —llamó Jussie interrogativo al verla allí, ahora tenía claro que lo estaba espiando. —¿Qué haces aquí?
—Solo iba al aseo— dijo con una sonrisa forzada— ¿quién es ella? —preguntó fijándose en Madilyn.
—Adonis, dime que ella no es la tipa que te dejó plantado— dijo sin apartar la mirada de Sonia. A Jussie le tomó por sorpresa la pregunta, ¿qué pensaba hacer ella si decía que sí y con qué derecho?
—No es ella— la tomó de la cintura y la alejó de Sonia sin despedirse. —¿A qué venía eso? —le preguntó cuando regresaron al salón y la soltó.
—No lo sé, de pronto sentí que…—mostró su típica sonrisa—Olvídalo. Tengo que irme antes de que aparezca Marcos.
Lo dejó y se alejó.
Daban las once de la noche cuando él y Shane abandonaron el lugar, Aron se había marchado con una de las chicas con las que había flirteado y los había dejado.
Cada uno se subió a su auto, pero condujeron hacia el mismo edificio en el que tenían sus apartamentos.
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Somos incompatibles
RomansaJussie: millonario, evidentemente guapo y atractivo, pero está siendo plantado en el altar el día de su boda. Madilyn: la única ingenua con un auto disponible capaz de alejarle de su pesadilla. ¿Por que son incompatibles? Durante su inesperado viaje...