¡Holaaa! Aquí estamos muy silenciosos, no sé qué os parece la historia hasta ahora, pero si lo supiera subiría más seguido, prometido. Aun con solo darle a la estrellita bastaría :)
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Estaban ya de vuelta en la carretera. Iban en silencio, sin embargo, por la cabeza de Jussie iba rondando una pregunta que no lo dejaba tranquilo. De vez en cuando miraba de reojo a su acompañante pensando en si valía la pena arriesgarse a presentarle su duda. Ella tenía su móvil intentando que se encendiera, se le había agotado la batería y no paraba de hacer muecas. Le estaba empezando a resultar gracioso sus gestos raros. Se aclaró la garganta para llamar su atención, ella lo miró.
-¿Puedo hacerte una pregunta sin que te molestes?
-Prueba a ver.
-Me has hecho entender que te casarás sin amor ¿hay alguna posibilidad de que no te presentes al altar por esa razón? -ella soltó una risa que le tomó desprevenido.
-¿Es que quieres impedir mi boda? Qué mono, pero Adonis, apenas nos conocemos-la mirada seria de él la hizo entender que la pregunta sí iba en serio y que no tenía nada que ver con ella, al final lo entendió y dejó de reírse. -Oh, lo dices por tu novia que no asistió a la boda, quieres saber si en realidad ella no te ama.
-¿Y? -insistió con la pregunta.
-No. Si resulta que al final tengo que casarme, no podré faltar a la boda, tendré que casarme.
-¿Has dicho si al final? Pensé que estabas comprometida.
-Y lo estoy. -soltó un suspiro-He contestado a tu pregunta, ¿qué más quieres? Por cierto, mi turno. -dijo acomodándose en la silla. -¿De qué planeta son tus progenitores? -él la miró confuso con la pregunta, aunque lo que más le sorprendía era su facilidad de cambiar de tema. Regresó la vista a la carretera dispuesto a ignorar su pregunta. -¿No vas a contestar a...?
-¡De la Tierra! -se molestó en contestar por si así ella lo dejaba en paz, pero consiguió que ella se riera. -¿Se puede saber a qué viene una pregunta tan absurda?
-No irás a negarme que las mujeres caen rendidas a tus pies.
-Como sabrás, acabo de ser plantado en el altar. Entonces dudo que realmente se rindan a mis pies.Ella lo miró, tenía la mirada en la carretera, parecía tenso. No podía imaginarse qué se sentía que una persona a la que amabas te dejara plantado sin ninguna explicación.
-Si te sirve de algo, yo no te habría dejado plantado. -él la miró sorpresivo por su declaración. Sabía que lo decía en serio porque no estaba sonriendo, ni riéndose, ni haciendo muecas. -Ups, ¿he dicho eso? No me hagas caso-le restó importancia. -él guardó silencio-No creas que eres de mi tipo, simplemente lo he dicho porque aparte de que eres increíblemente apuesto me pareces un buen tipo. Lástima que entre tú y yo nunca pueda haber química, nunca llegaríamos a entendernos, no sé si me entiendes. -él solo soltó un suspiro.
-¿Puedes dejar ya el tema?
-Como quieras, y ya que te molesta escucharme hablar, no creo que te importe que cierre los ojos mientras tanto.Él la vio acomodarse y cabecear contra el respaldo de su silla donde tenía colgada su chaqueta, si tan solo supiera que ya no lo irritaba tanto como ayer, pero no iba a decírselo. ¿Por qué tenía que acostumbrarse a una desconocida? Estaba seguro que después de que se separan la olvidaría por completo.
-Por cierto, - ella abrió los ojos para verlo una vez más-ni se te ocurra secuestrarme.
-Porque te defenderás, ya me lo has dicho antes.
-Eso- y enseguida volvió a cerrar los ojos.Después de unas cuantas horas de trayectoria, al final estaban entrando de nuevo en la ciudad. Volvió a mirarla, seguía con los ojos cerrados. Detuvo el auto en una esquina y la mantuvo la mirada, pensaba en qué haría ahora. Debía despertarla para decirle que habían llegado, pero por alguna extraña razón no quería hacerlo. Resopló y miró hacia el frente pensando en su siguiente paso. Podía llamarle a Shane para pedirle que le trajera su billetera y pagar su deuda. Pero desistió a esa idea. Aunque aquella chica hubiera sido un incordio para él desde el principio, lo había ayudado y quería compensárselo, por no mencionar que ella no había probado bocado desde la mañana, se sorprendía de que no se hubiera quejado por ello.
Puso de nuevo el auto en marcha y continuó conduciendo.
-Despierta ricitos, hemos llegado.
Madilyn abrió los ojos y miró a su alrededor. No sabía que podía extrañar a la multitud de gente de las calles, por no hablar de los autos y del ruido de una gran ciudad.
-¿Hemos llegado?
-Creo que eso acabo de decirte.
-¿Eso quiere decir que ahora puedes pagarme? -preguntó ilusionada, él soltó una risita. -¿Qué? ¿No vas a pagarme?
-Primero quiero que te bajes del auto-dijo desabrochándose su cinturón de seguridad.
Ella siguió su ejemplo y también se quitó el cinturón. Los dos se bajaron del auto, pero ella se detuvo mientras él se acercaba a alcanzarla. Madilyn se dio cuenta con sorpresa de que se encontraban de pie frente a un gran restaurante, su favorito, el "Black′s Restaurant".
-¡Me encanta este restaurante! -dijo excitada. Jussie la miró confuso mientras se acomodaba mejor la gorra para que nadie lo reconociera.
-¿Sueles venir aquí?
-Muy gracioso, ¿te parezco a alguien capaz de pagarse un plato que podría alimentarla durante una semana? Lo digo por su estructura, elegancia y por todo en general. De hecho, tengo una revista sobre él.
-Ah. ¿Y no te gustaría entrar a comer algo? -al preguntar aquello consiguió que su acompañante se volteara a verlo con la frente arrugada.
-¿De qué estás hablando? ¿Sabes cuánto cuesta un plato aquí?
-No te preocupes por eso, pago yo. -le aseguró él y ella sonrió.
-¿Cómo? ¿Te recuerdo que no pudiste ni pagar un plato de unos cuantos dólares en un simple motel? Por no mencionar que necesitas de una reserva para poder conseguir una mesa.
Jussie resopló impaciente, sabía que no iban a acabar nunca si seguía con la discusión. La tomó del brazo y la arrastró hacia la entrada.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó.
-Si quieres que te pague, entonces tendrás que entrar. Allí dentro no le muerden a nadie.
-¡Está bien! Pero deja ya de arrastrarme- se quejó y él la soltó.Ella se acomodó la camisa e intentó limpiarse la cara, si iba a entrar en un restaurante de esa clase quería verse lo menos horrible posible. Jussie intentó ocultar su sonrisa ante su actitud.
-¿Lista? -preguntó. Ella carraspeó.
-Lista.
Los dos atravesaron la enorme puerta giratoria hasta encontrarse en el enorme y elegante espacio. Madilyn se quedó boquiabierta observando el espacio. Algunas mesas estaban ocupadas y la gente que había allí dentro se notaba que eran de otro universo, con solo verles ya se sentía mendiga. Algunos los miraron con curiosidad. Jussie tuvo que tomarla otra vez del brazo para sacarla de sus pensamientos y dirigirla hacia la recepción donde había un señor con un buen traje que podía pagar su alquiler por dos meses, bueno, quizás solo estuviera exagerando, pero se veía muy bien el traje.
-Espérame aquí. - le dijo él dejándola a un lado mientras él mismo se acercaba a hablar con el gerente.
-Buenos días señor, ¿en qué puedo...? - el hombre se fijó mejor en la persona que tenía delante y enseguida lo reconoció -¿Señor Black?
-Shh- el chisteó en voz baja- Necesito una mesa, traigo acompañante- el hombre miró detrás de él para ver a la joven que lo acompañaba comiéndose las uñas-No quiero que nadie se entere de que estoy aquí, ¿entendido?
-Enseguida señor Black.
-Y no me llamen así frente a ella.
-Entendido. Yo mismo les acompaño a su mesa.
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Somos incompatibles
Roman d'amourJussie: millonario, evidentemente guapo y atractivo, pero está siendo plantado en el altar el día de su boda. Madilyn: la única ingenua con un auto disponible capaz de alejarle de su pesadilla. ¿Por que son incompatibles? Durante su inesperado viaje...