Capítulo 40} Motel de las dudas

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Llamaron a la puerta del apartamento de Jussie, tuvieron que insistir hasta que al fin se abrió la puerta. Jussie los miró confuso ¿qué hacían los dos allí?

—Pensamos que te estabas suicidando—dijo Aron entrando en el apartamento y observando en los alrededores por si encontraba algo sospechoso.

—Se lo has contado.

—¿Intentabas todavía llamarla? —preguntó Shane al notar que llevaba el móvil en la mano. Cerró la puerta y lo siguió dentro del apartamento.

—Justo terminaba de hablar con Alan, quería saber si Madilyn seguía conmigo. Su tía estaba esperándola, habían quedado en que ella la buscaría.

—¿Y qué le has dicho? —preguntó Aron quien había tomado asiento. Jussie se frotó la frente, hacía eso siempre que estaba frustrado.

—¿Qué iba a decirle? Está Marcos, y es la verdad.

Aron y Shane se miraron de inmediato. Shane alcanzó a Jussie quien estaba apoyado contra la pared.

—Hay algo que queremos mostrarte—dijo mostrándole el móvil de Madilyn. Jussie lo miró con el ceño confuso.

—¿Qué es eso?

—¿No lo reconoces? Es el móvil de Madilyn—Jussie lo tomó de inmediato, tenía la pantalla destrozada.

—¿Cómo es que lo tenéis?

—Lo encontramos tirado a las afueras de la ciudad.

—¿Qué?

—Así es—continuó Aron poniéndose en pie y acercándose a ellos—y dudamos que lo haya tirado porque sí. No nos gustaría preocuparte, pero está claro que algo anda mal con ese asunto de Marcos y tu chica.

—No es mi...—se detuvo y observó de nuevo el móvil. —¿Dónde decís que lo encontrasteis exactamente?

Cuando le dieron la dirección tardó unos segundos en reaccionar y reconocer la trayectoria.

—No puede ser—dijo para sí, pero sus amigos lo escucharon y lo miraron confusos.

—¿El qué? —preguntó Shane quien estaba atento a sus movimientos.

Jussie no contestó, rápidamente tomó las llaves de su auto que se encontraban sobre la mesa y se dirigió con rapidez hacia la puerta.

—¿A dónde vas? —preguntó Aron, otro que no entendía nada, Jussie salió por la puerta sin decir nada. —Deberíamos seguirlo ¿verdad? —preguntó a su colega.

—Por supuesto.

Corrieron a alcanzarle y ya en el estacionamiento se subieron de nuevo al auto de Shane porque Jussie había ya puesto el suyo en marcha y se estaba alejando.

Jussie estaba alterado, estaba seguro de que los dos se había ido al motel en el que estuvo con ella, pero ¿por qué? ¿a qué habían ido allí? ¿por qué el móvil de Madilyn aparecía tirado? ¿será que la tenía secuestrada? ¿seguía resentido porque ella pasó la noche con él en aquel lugar? Se preguntaba hasta dónde podía llegar Marcos. Pero la culpa era suya, desde un principio no debió confiar en que Marcos se tomaría las cosas tan sencillamente, aún más después de tener aquella conversación la noche pasaba, lo odiaba, como le había recordado su amigo, y sería capaz de todo. Aceleró aún más el auto, esperaba poder encontrar a Madilyn y librarle de las manos de aquel desvergonzado.

Cuando llegaron al lugar había anochecido ya y daban las siete y veinte.

—Piensas lo mismo que yo—preguntó Shane después de detener el auto y ver dónde se encontraban.

—El dichoso motel en el que pasaron la noche estos dos—contestó Aron, también se había dado cuenta. Se giró para ver a su amigo—¿De verdad te crees el cuento de que no pasó nada entre esos dos la noche que pasaron dormidos en la misma habitación? Yo paso diez minutos en la misma habitación con una chica hermosa que no conozco y pasan otras cosas.

—Le viste aquel día, no quería saber nada de ella.

—¿En serio? Porque lo vi que fue que él se la quedaba mirando embobado y que ella lo abrazaba.

—¿Nos quedamos aquí a debatir sobre lo que pasó o no, o le seguimos a nuestro amigo? —preguntó mientras abría la puerta del auto.

Los dos se bajaron y corrieron a alcanzarle a Jussie dentro, en la recepción donde estaba hablando con una mujer que parecía reconocerle.

—¿Puede pasarme la llave por favor? —decía Jussie, la mujer se inclinó un poco hacia él para evitar que otros la escucharan.

—Hacéis que parezca que en ese cuarto se produjo un homicidio —miró a sus amigos—¿Vienen con usted?

—Eso parece—él ya se había percatado de su presencia mientras conducía. La mujer soltó un suspiro de resignación.

—¿Cuánto tiempo necesitan?

—Solo unos minutos. Pagaré lo que sea necesario.

—Está bien.

La mujer tomó la llave de entre las demás y se la ofreció.

Los tres salieron de la recepción y una vez fuera subieron la escalera hacia las habitaciones. Jussie desaceleró al acercarse frente a la puerta de la habitación en la que recordaba haber estado con Madilyn. Introdujo la llave en la cerradura, pero se detuvo de pronto. Ellos ya no se encontraban allí ¿qué esperaba realmente encontrar allí dentro? De repente y sin pretenderlo, recuerdos de aquella noche regresaron a su memoria:

" Si en realidad le importo algo, será él quien se moleste en buscarme a mí y contarme sus mentiras o verdades, y yo decidiré si creerle y perdonarle, o simplemente pasar página. Hay gente que por más que se las ame, no merecen que se esté con ellas."

Ella le había soltado aquellas palabras en aquel mismo cuarto, ¿debería hacerlas caso?

—¿Te ayudamos? —preguntó Aron al notar que su amigo y socio no giraba la llave—Déjame a ver—le cogió la llave y abrió la puerta.

—Mejor entramos nosotros por si no te sientes capaz, lo que encontremos te lo haremos saber, apuesto a que no hay nada raro—dijo Shane tranquilizador. Pero ¿el qué? Seguía preguntándose Jussie quien no hizo nada más que hacerles caso. Dio la espalda y se apoyó contra la barandilla.

Dentro de la habitación todo parecía en orden, y la cama seguía arreglada.

—¿Me explicas qué se supone que deberíamos encontrar aquí? —preguntó Aron escudriñando el cuarto.

—No lo sé exactamente, tal vez algo que indique forcejeo o secuestro.

—Pero ¿por qué aquí? ¿Salir de la ciudad para traerla hasta aquí?

—Ya le conoces, está loco.

—¿Y esto? —preguntó Aron poniéndose de cuclillas frente a unos papeles que se encontraban en el suelo. Shane lo alcanzó cuando éste se hubo puesto en pie con los papeles.

—Esto no está bien, nada bien—comentó Shane al leer lo que ponía.

—¿Qué hacemos, se lo decimos?

—¿Que su medio hermano pretende arrebatarle las compañías a cambio de una mujer? No podemos permitir que se salga con la suya ¿recuerdas?

—¿Entonces dejamos que siga creyendo que está con él por gusto o por secuestro?

—¿Tú qué crees que deberíamos hacer?

De pronto se abrió la puerta y apareció Jussie que al parecer había tomado la determinación de entrar, miró a sus amigos con la ceja enarcada, ellos estaban ocultando algo.

—¿Qué es?

Somos incompatiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora