Estaban los seis sentados a la mesa especial que se les había preparado bajo las luces artificiales, fuera del edificio de cuatro plantas y 200 habitaciones. Marcos se aseguró de sentarse junto a Madilyn, Alan igualmente se sentaba en el mismo lado de la mesa. Shane, Aron y Lady se sentaron al otro lado.
La mesa estaba hecha un gran bufete, Alan no encontraba el momento en que comenzar a comer. Repasaba la mesa pensando con qué plato comenzaría primero y qué cantidad debía comer de cada plato para no artarse y poder así probar todo. No todos los días se tenía la oportunidad de disfrutar de algo igual.
—¿Estamos esperando algo? —Preguntó Marcos al notar que los chicos no tenían intención de comenzar con la cena.
—Hola por aquí—todos levantaron la vista para ver a Jussie que estaba acercándose un asiento para sentarse. Marcos lo miró lleno de sorpresa y de furia al mismo tiempo.
—¡Jussie! ¡Mi amor! Estás aquí —exclamó Lady emocionada, sobre todo porque no le quedó de otra que sentarse junto a ella. Madilyn puso los ojos en blanco ante tal actuación que le resultó patética.
—¿Qué hace este aquí? —preguntó Marcos a los amigos de Jussie.
—Cenar con nosotros ¿es que no lo ves? —contestó Aron despreocupado.
—Me imagino que, si de pronto eres capaz de sentarte a la misma mesa que mis amigos, no te importará si estoy yo también. —Marcos miró a cada uno de ellos con furia incontrolable. Miró a Madilyn.
—Salgamos de aquí, pediremos otra mesa.
—¿Por qué? —preguntó Alan y todas las miradas viajaron hacia él, se puso un poco nervioso, pero se recompuso. Se había dado cuenta de la tensión que había desde que había aparecido el tal Jussie. Había oído varias veces ese nombre, era el hombre que ayudó a su prima, el hombre del reloj que la debía dinero. Parecía el más importante, hasta Marcos le consideraba una amenaza y en cuanto a su prima, la había notado tensa, ni siquiera le miraba a la cara ¿había algo más entre los dos? —Quiero decir, ellos nos trajeron, no podemos dejarlos así sin más.
—Tú debes de ser Alan—le habló Jussie y éste le miró confuso. —Déjame decirte que tu prima no para de hablar de ti. "Alan debe de estar preocupado", "Alan me matará" "Tengo que llamar a Alan", y en todo momento Alan, siempre que estamos juntos solo mencionaba tu nombre. Debe de quererte mucho.
Alan miró a su prima, pero ésta no le miraba, tenía la mirada fija en Jussie preguntándose qué pretendía contando esas cosas frente a Marcos.
—¿De verdad pensabas en mí cuando decidías preocuparme? —ella lo miró.
—Me preocupaba tener que aguantar tus quejas.
—¿A qué has venido? —preguntó Marcos molesto, no podía evitarlo.
—La misma pregunta te haría, pero ellos son mis amigos y puedo estar con ellos siempre que quiera. Ahora ¿cuál es tu excusa? ¿Que desconfías de la mujer con la que se supone que te vas a casar?
—Eso no es cierto, de quienes desconfío es de vosotros.
—¿De verdad? ¿A qué le tienes miedo?
Madilyn se puso en pie de golpe, estaba harta de escucharlos discutir y peor aún si ella era el centro de la discusión, no quería saber cómo acabaría.
—Disculpen, tengo que irme al baño.
Se apartó de la silla y caminó hacia la entrada del hotel.
—¿Podéis dejarlo ya? ¡Que sois hermanos! —les reprendió Lady molesta de que peleen los dos por una mujer que no conocía nadie.
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Somos incompatibles
RomanceJussie: millonario, evidentemente guapo y atractivo, pero está siendo plantado en el altar el día de su boda. Madilyn: la única ingenua con un auto disponible capaz de alejarle de su pesadilla. ¿Por que son incompatibles? Durante su inesperado viaje...