Donde la madre de Taehyung, arta de su comportamiento arrogante y egoísta, lo mandará a un lugar en donde le darán una lección de humildad, fuera de los lujos, fiestas, domingos de shoppings y sirvientas.
Un lugar en donde conocerá a Jeon Jungkook...
- ¡Dije que no! - se cruzó de brazos, caminado molesto por la tacha en el papel.
La suerte no estaba claramente de su lado.
- Tae, por favor, ni que te valla a manosear - lo miro crédulo - aunque si tú me dejas claro que yo no me opond-... -
- ¡Agh, no!, prefiero dormir afuera que con ese estúpido cholo que usa ropa tres tallas más grandes que la suya y siempre tiene los pantalones abajo - dió pasos atrás, frunciendo en ceño.
- Tae, es la manera más justa de decidir, no queda de otra, tendrás que dormir con el - hablo Namjoon, con razonamiento - además, di que te toco con el, y no con alguno de nosotros que no nos conoces del todo.
Volteó hacia un lado, dudoso de si compartir habitación oh Simplemente irse a dormir allá afuera.
- está bien, pero en cuanto sienta un rozón tuyo, te golpearé, estas advertido - señalo al pelinegro que solo sonrió de lado mientras dejaba salir una leve risa.
- ¡Bien!, Ya están las habitaciones, desempaquen, nos vemos en la sala en una media hora - sin duda Nam tenía todo controlado.
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- Tae, tus cosas - hablo el pelinegro, señalando las dos maletas y la mochila.
- ah, si - tomo la mochila pequeña y comenzó a subir las escaleras.
- todas, tus cosas - recalco la primer palabra, a lo que el menor se volteo, y se acercó al mayor a paso lento.
- jungkook, estoy cansado, me duelen los tobillos, y solo quiero descansar, ¿Podrías ser caballeroso y ayudar a este pobre chico con sus pertenencias? - hizo mas sueve el tono de su voz, mientras miraba al pelinegro y pasaba una mano por detrás de la oreja del mayor.
Suspiro - tienes suerte de que no me pueda resistir ante ti - tomo las dos maletas.
- ¿Gracias? - subió las escaleras después de su cometido, mientras una sonrisa ladina adornaba su rostro.
*
Cuando los dos llegaron a la habitación correspondida, Tae abrió con temor, giro la perilla, la puerta no tardó en rechinar por lo viejo de la madera.
Ambos entrar notando a primera vista una cama perfectamente tendida, con una sábana de girasoles, dos almohadas a juego con la sábana, arriba de la cama, en la pared, había un gran cuadro de un tigre, una mesita de noche a un lado con una lámpara y algunos libros, había un armario mediano con cajas en la parte de arriba, un escritorio con otra lámpara y un gran espejo adornado con un marco estilo antiguo, un portón de vidrio con cortinas café claro, en frente de la cama, había una televisión mediana. En si, la habitación era bastante espaciosa, sin mencionar que no había baño.
