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Un pelirrojo se estaba acomodando su cabello mientras que un rubio cenizo estaba decidiendo qué tennis ponerse mientras movía su cabeza levemente al ritmo de la canción que sonaba a través de la pequeña bocina que tenía desde hace tiempo, ambos amigos estando en la habitación del rubio cenizo.

Kirishima veía de reojo a su mejor amigo y sonreía levemente al verlo de esa forma, quien lo diría, ¿Bakugo preocupado por qué tennis ponerse cuando antes simplemente agarraba los que estuvieran más limpios de los que combinaban y ya? Rió suavemente ante eso logrando llamar la atención del contrario.

—¿De qué te ríes? —arqueó una ceja.

—No es risa de gracia, es sólo que... —se volteó hacia su amigo. —Has estado escogiendo un zapato los últimos quince minutos, ¿te diste cuenta?

—No es cierto. —dijo seguro, cruzándose de brazos.

—Claro que sí. —se acercó a su amigo. —Te arreglas más desde que sales con Todoroki... —sonrió ampliamente.

—Pff... ¿qué dices? —se dio la vuelta hacia la bocina para bajarle un poco al volumen y así ocultar su sonrojo.

—¡En serio! —exclamó. —Vaya... ¿quién diría que terminarías enamorándote perdidamente?

—Cierra la jodida boca. —le aventó un cojín a su mejor amigo quien rió escandalosamente por tal acción.

—¡Es que deberías verte! —abrazó el cojín. —Es adorable, tú no te das cuenta pero es bastante obvio cómo cambiaste algunas cosas. —dijo serio. —Incluso tu música techno, sabía que te gustaba pero nunca la ponías cuando salíamos porque decías que no era nuestra vibra, pero desde que Todoroki compartió ese gusto contigo por los raves o los clubes a los que van, la comenzaste a poner.

—A ti ya te había puesto esta música, tonto. —dijo prestándole atención a la canción que estaba sonando.

—Pues claro, es Tame Impala, hasta fuimos juntos a su concierto. —recordó. —Pero sabes a qué me refiero, Bakugo; además de que ellos ni siquiera tocan Techno. —destacó.

—Deja de pensar tonterías y mejor ayúdame a escoger un tennis. —se volteó de frente al pelirrojo.

—Mmm... el negro. —señaló el pie izquierdo del contrario. —A Todoroki le gusta el color negro.

—Ugh, vete a la mierda.

Eijiro soltó una risita ante eso mientras Bakugo se colocaba el otro par a la vez que le subía a la música dejando que la canción Borderline resonara escandalosamente por su habitación sin importarle si eso terminaba molestando a su madre —como casi siempre pasaba—.

Los amigos se terminaron de arreglar para el momento en el que una llamada de cierto bicolor se hizo presente en el celular del rubio cenizo quien respondió para que su novio le dijera que ya se encontraba abajo, haciendo un comentario extra de que la música que había puesto estaba buena logrando que el pelirrojo lo molestara aún más por ello.

Bajaron las escaleras y se despidieron de los padres del rubio cenizo antes de salir y dirigirse al auto plateado, siendo obvio quien iría en el asiento del copiloto y quien en los asientos de atrás.

—Hola, mi amor. —saludó Todoroki mientras le daba un beso a su novio. —Hola, Kirishima.

—¿Qué onda, hermano? —chocó su puño con el de cicatriz.

—Bien, vámonos. —arrancó el auto y se dirigió hacia la salida de esos suburbios. —Es en su casa, ¿cierto?

—Sí, hubiera usado la de Sero, es mucho más grande para la gente que invitó. —comentó el ojirubí y se metió al grupo percatándose de que eran unos sesenta participantes.

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