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La puerta principal fue azotada con fuerza cuando unos mechones rubios cenizos aparecieron detrás de ésta, mismos que se dirigieron con pasos veloces a su habitación mientras llamadas de atención eran dirigidas al causante del estruendo por parte de su progenitora.

—¡Katsuki! ¿¡Por qué...!?

—¡No estoy de humor, mamá! —interrumpió causando sorpresa en la mujer al identificar cómo había salido su voz.

—Hijo, ¿no ibas a ir a un concierto? —preguntó preocupado Masaru.

—¡Sólo déjenme en paz!

Sin siquiera dirigirle la mirada a sus padres, terminó de subir las escaleras y finalmente se encerró en su habitación para así bajar su espalda por el pedazo de madera mejor conocido como puerta y quedar completamente sentado mientras tapaba su rostro para que finalmente todas las lágrimas que había estado conteniendo por fin salieran.

Su novio... mierda, ¿por qué le había mentido? Le era inevitable pensar que probablemente todo haya sido una farsa, que realmente ese cariño nunca existió y que sólo fue una vía de engaño para que nadie sospechara de que había vuelto con su ex. No tenía seguro que lo que su mente formulaba era real, pero tampoco se necesitaba pensar mucho para afirmar lo que su cabeza repetía en escándalo una y otra vez.

Su cuerpo temblaba muchísimo, no recordaba la última vez que había llorado de esa forma, es más, nunca había llorado con esa intensidad en toda su vida. La respiración se le dificultaba y las lágrimas bajaban sin parar, se sentía como un infante haciendo un berrinche extremo porque no le quisieron comprar un juguete, ¡pero es que en verdad dolía! Dolía haber sido traicionado y usado de esa forma.

Lo cierto es que el amar dolía.

Tenía que hablar con alguien urgentemente, y su opción principal era Kirishima pero no quería que supiera que fue humillado después de que le ayudó con su vestuario y le dio toda la suerte del mundo, ¡se sentiría tan patético! Probablemente le diría después, sí, pero su exacto momento de vulnerabilidad no lo podría ver su mejor amigo.

Con manos temblorosas y las lágrimas nublándole la vista pudo percatarse que tenía varias llamadas perdidas de su novio, vaya, ya hasta dolía el referirse a él de esa forma después de tremendo engaño. Ignoró todas las notificaciones por completo y se metió a su lista de contactos, marcándole a un número en especifico rogando porque le contestara.

En otra parte de la ciudad, no tan lejos del hogar de los Bakugo, un chico pecoso estaba viendo una película con su madre cuando su celular comenzó a vibrar causándole extrañeza al identificar que se trataba de su amigo de la infancia.

Tomó un puño de palomitas antes de disculparse con su progenitora para atender la llamada de su amigo, saliendo al patio de su hogar para colocarse el celular a lado de su oído después de haber contestado la llamada.

—¿Kacchan? —se llevó unas palomitas a su boca.

—D-Deku, yo... —sorbió su nariz, alertando al perforador. —N-Necesito hablar con alguien. —soltó un sollozo.

—¿E-Estás bien? —se preocupó de sobremanera. —Kacchan, ¿qué pasó?

—S-Shoto, él... —soltó en llanto nuevamente. —Él me mintió... se está v-viendo con su ex.

—¿Qué? —preguntó sorprendido, no lo vio venir. —¿Quién te dijo eso?

—Lo vi con mis putos ojos. —pestañeó varias veces. —F-Fui a recogerlo p-porque lo iba a llevar a un concierto, i-iba a ser la primera cita a la que y-yo lo iba a invitar y... —sollozó aún más, causando tristeza en el peliverde. —M-Me mintió, m-me dijo que estaba viviendo con alguien más y resultó q-que estaba viviendo con su ex. —se mordió su labio inferior para retener sus sollozos. —S-Si me mintió es por algo, ¿no?

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