Seventeen

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No creí que la semana pasada tan rápido, nuevamente me encontraba con Aidan en la sala. Veíamos películas esperando a que mamá llegará, él estaba en una esquina del sofá y yo en la otra. “Me case con un idiota”
Así se llama la película.

No dejaría de pensar en papá y en qué se supone que le digo a mi madre, porque obviamente debía decirle que volví a tener contactos con mi padre y que ahora me iría un tiempo con él.

Difícil.

Me acerque a Aidan y toque su hombro, él dejo de mirar la televisión y fijo sus ojos verdes en mí. Aunque pretendía quedarme paralizada, no lo hice. Había olvidado para que le había tocado el hombro.

— Quería hacete una pregunta

Apagó el televisor y se acomodo sobre el sofá para volver a mirarme.

— Claro, dime

Junte mis piernas apretandolas con mi pecho y tome la manta para tapar mi falda y que no se viera nada que no quería.

— Bien, trataré de preguntar algo que entiendas... — Asíntio — Debes decirme con toda la sinceridad del mundo

— Habla

— Si claro, imagina que tienes una mejor amiga — Jugué con mis dedos — Pero por algún extraño motivo se separan y ya no son más amigos. Ella hizo cosas malas, pero... Luego tienes otra amiga que es amiga de la anterior amiga — Rodó los ojos

— Puedes ir al punto

No sabía si confiar en él, casi siempre me salva de todo lo que sucede en casa y ahora era momento de decirle este problema. Quizás como hombre me diría que pensaba acerca del tema, y si quizás sabría cómo lo tomaría mamá.

— Hace poco comencé a visitar a mi padre — Abrió los ojos algo sorprendido — Lo sé, lo sé. Mamá te contó que él...

— Si

— Bueno... No me pareció tan malo, digo no quiero justificar todo lo que le hizo a mi madre pero...

— Es tu padre — Asentí

— Es que él... Es tan distinto conmigo y lo veo cambiado, ya no toma ni mucho menos... — Tape mi rostro con mis manos — Ay soy una Idiota — Bufé

— Ey, ey — Me tomo el rostro entre sus manos. — No te sientas culpable, él es tu padre, haga lo que haga siempre lo será. Y quizás tuvo errores como cualquier ser humano.

— Pero...

— Pero al menos intenta cambiar cada día... — Quizás tenía razón

— Pero ¿cómo le diré a mamá que estoy hablando con él? Se que no le va a gustar nada esto y la verdad yo... Él me pidió que viva con él, bueno que lo visite los fines de semana.

Mordió su labio para mirar al suelo. ¿Estaba pensando?

— Quizás puedas expresar lo que sientes, diciendo lo mucho que extrañas a tu padre, que aunque se haya equivocado siempre será tu padre y...

— Ay por Dios, Aidan — Sonreí irónicamente — Tú no conoces ni un poco de como es mi madre. Apenas le hable de aquel hombre me dirá lo mucho que lo odia y otra vez comenzará a contarme sobre sus peleas con él.

— Se que ella te va a entender — Rodé lo ojos

— Creeme que no lo hará — Me tire suavemente hacia atrás, mire al techo y negué con la cabeza. — No sé ni cómo me metí en esto.

— Te prometo que todo va a estar bien T/n, no tomes esto como una simple teoría,  tómalo asegurándote que es un hecho. — Fruncí el ceño.

— ¿Cómo?

— Siempre pienso en positivo, por ejemplo — Sonrió — El día del examen los nervios me carcomía y no había estudiado lo suficiente. Pero había algo que me decía que todo saldría bien.

Reí al escuchar las estupideces que día.

— Estás demente Aidan

— Tú ríe nomás. Solo inténtalo y luego agradecemé — Subió una pierna encima de la otra.

— ¿Porqué tienes que ser así? ¿eh? — Sonreí acercándome a él, en realidad no me había dado cuenta de lo cerca que estaba de él.

— ¿Así? ¿Así cómo?

Frunció el ceño y tome sus rostro para acariciar su barbilla con algunos cortos pelos intentando crecer.

— Así... — Murmuré, en ese momento apareció un cosquilleo sobre mi estómago, no abría manera de explicar ese momento tan extraño que estaba sucediendo.

Aunque la distancia no era tan cercana parecía que estaba tan cerca de él que podría llegar a subirme a su regazo. Sus labios se movían sobre los míos. Mordió mi labio inferior y abrí la boca cerrando mis ojos, podría decir que era un momento tan único.

Sentí su mano sobre mi cintura y con cuidado me acerco a él, mi corazón latía por lo que estaba pasando por mi cabeza. Me estaba besando con Aidan, abrí los ojos por la desesperación y los ojos de Aidan se encontraban cerrados, su respiración chocaba con la mía.

Me aleje de él y me miró sin hacer ninguna expresión en su rostro. Desvíe la mirada y trague en seco, ¿qué se supone que estaba haciendo?

Lo mire con cierta sorpresa en mi rostro, él sonrió sintiendo el terror de lo que había sucedido entre ambos. Quizás simplemente no le importaba, pero a mí, sí.

De inmediato la puerta se abrió dejando ver a mamá, nos dió una sonrisa y nosotros nos volvimos a mirar. Me puse de pie para darle un beso en la mejilla a mi madre.

— Hola, ma

— T/n — Sonrió — ¿Qué tal estuvo la tarde?

— Que te cuente Aidan. — Lo mire — Estoy muy cansada, me iré a dormir — Subí las escaleras con rapidez para meterme a mi habitación cerrando la puerta con seguro.

Por un lado me sentía feliz de que por fin pude sentir algo de afecto, y no sentirme una completa idiota por tener Diecisiete años, y aún no dar mi primer beso por miedo a que no sepa hacerlo.

Y por otro lado me sentía terrible, bese a alguien que estaba prohibido. Porque no es mío, es de mi madre. Apreté la almohada con fuerza sobre mi rostro y grite mucho, no se oía por la almohada obviamente.

“Sos detestable”

Gritaba mi subconsciente una y otra vez, juzgandome por lo que había sucedido. Pensándolo bien, él me beso. Yo no hice nada, aunque seguirle el beso, fue mucho peor, morder sus labios, fue mucho peor, sentir su pecho contra el mío, fue mucho peor.

Te odio Aidan

Por haber provocado que está noche sueñe con ese beso una y otra vez. Y estás prohibido porque no eres mío.

𝐄𝐯𝐢𝐥 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora