Twenty - One

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La semana con papá continuo normal, podría decir que trata de hacerme sentir cómoda en todo momento, aveces eso me hace pensar que puedo aprovecharme de él. A mí manera obviamente.

Izaro no paraba de mandarme mensajes, diciendo que está misma noche, sábado. Abría una fiesta en la discoteca más famosa de la cuidad, bebidas gratis y ganas de bailar.

Era una buena idea, pero no le había pedido permiso a mi madre, y creo que ahora que estoy con mi padre, debo pedirle a él. Camine hasta la cocina, y de inmediato entre.

El hombre se dió la vuelta, para luego regalarme una sonrisa y volver a picar las verduras sobre la tabla de picar. Me acerque a este sosteniendo mi celular con ambas manos y tratando de ser amable e ir con la “verdad” por así decirlo.

— Papá — Murmuré

Me miró dejando de picar las verduras, y limpiando sus manos con la franela alrededor de su cintura.

— Dime, linda

— Me acaba de llegar un mensaje de Izaro — Sonreí — Y dice que me invita a un fiesta...

— ¿Izaro?

— Si, Izaro — Asentí con la cabeza — La chica que se viste raro y siempre usa lentes de contacto de color blanco. — Reí en lo bajo.

— Ah si — Sonrió — Ya me acuerdo.

— Esta noche abra una fiesta en su casa, solo serán unas horas y yo quería saber...

— ¿Si te daba permiso?

Me quedé atónita.

— Si, es eso...

— ¿Sus padres van a estar en casa? — Alzó una ceja

— Bueno... — ¿¡Ahora que se supone que le inventaria!? — No, pero tiene a su hermana mayor y ella siempre está en la casa, solo será una reunión entre amigos, abra alcohol. Pero prometo no emborracharme.

— No lo hagas, el alcohol es malo. Creeme — Me dió una sonrisa.

— Entonces... ¿es un si?

— Si, pero aún así quiero el número de tu amiga, ya sabes para comprobar que estarás ahí toda la noche.

— Si claro — Sonreí, en ese instante de la emoción lo abrace fuerte — Gracias

Me dió una sonrisa y volvió a lo suyo.

Las horas seguían pasando y yo solamente me preparaba para la gran noche de chicas, la distracción no me iba a venir mal, me hacía falta salir y divertirme. Las pruebas en el colegio son exigentes y debemos cumplir sus requisitos.

Luego de mirarme docientas o más veces en el espejo de mi habitación con aquella falda negra y una blusa del mismo color, .e decidí por ese mismo.

No quería ir muy apretada o muy suelta, normal. Tome el cepillo de cabello y desenrede aquellos nudos, mire por el espejo que daba a la ventana y casi caigo del susto. Era Izaro y con una sonrisa de enloquecida me insinuó que le abriera la ventana.

— Estás demente — Reí con un poco de miedo aún.

Está chica te sale con sus viernes 13

— Oye, aún no estás lista — Me miro, mientras entraba a la habitación.

Me mire y suspiré

— Lo sé, está horrible. Pero no tengo algo más, y de estar lista... — Rodé los ojos

Soy malísima para buscar ropa y tener que alistarme con rapidez. O solo aveces.

— Oye, oye — Se acercó a mí

— Estás bien amiga — puso ambas manos en mis hombros

— Gracias

Al menos me subía un poco el autoestima. No parecía tanto un payaso.

— Ya hay que irnos. Dormirás en mi casa, ¿le avisaste a tu padre verdad?

— Tengo pensando avisarle cuando salgamos de la fiesta, es que...

— Si, si te entiendo

— Bueno, por eso — Sonreí

Bajamos las escaleras, no estaba muy convencida de llevar cabello suelto, pero Izaro insistió en que me quedan mejor, le creí.

— Te cuidas T/n — Dijo papá, para luego dejar un beso en mi mejilla

— Señor... — Hablo Izaro — Prometo cuidarla — Sonrió, para darme una mirada.

Está noche sería una de las más locas que haya tenido en mi vida, o eso me imaginaba.

— Adiós papá

Me despedí por última vez para cruzar la puerta con Izaro saliendo de allí. Ambas reímos y comenzamos a caminar lo más rápido posible, en la ciudad todo cierra muy rápido y no queremos no poder asistir a la fiesta.

Porque presentía que olvidaba algo y no sabía que. No le di importancia, como ya dije no quiero estresarme, y tener que pensar y pensar. Quiero divertirme.

El chofer del taxi nos dejó en la puerta de la fiesta, justo y a tiempo. Millones de personas insistiendo en pasar y a decir verdad éramos una de las tantas, me daba miedo que nos dijeran que las identificaciones que armamos con Izaro eran falsas.

Me iba a meter tres tiros en medio de la frente, si así era.

— Identificación

Ordeno el señor alto y musculoso, de seguridad, sonreí nerviosa y mire a Izaro, ella tenía las identificaciones falsas, en su mochila de cuero.

— Si claro

Sonrió nerviosa, abrió el cierre de su mochila y comenzó a buscar entre sus cosas, yo jugaba con mis manos y trataba de no estar más nerviosa, de lo que estaba.

— Aquí están

Se los entregó y este los tomo, habían más personas empujando y tratando de colarse atrás de mí. Luego de observar muy detalladamente las identificaciones, abrió el paso y nos dejó entrar a la fiesta.

Tome con fuerza la mano de Izaro y sonriente entramos las dos, la música nos dejaba aturdidas, las luces de colores ciegas y la gente alcoholizada ya y aún no eran las nueve de la noche. Salía que debía disfrutar todo lo que pudiera, las horas pasan rápido y cuando me de cuenta estaré dormida en la cama de Izaro.

Mientras feliz movía mi cuerpo, tratando de seguir el ritmo de la música que estaba llenando el lugar de alborotó, camine junto a Izaro a la barra de bebidas.

— ¡Dos shot de lo más fuerte que tenga!

Fruncí el ceño al oír eso, me acerque al oído de Izaro.

— ¿¡Estás demente!?, ¡quiero empezar de apoco!

— ¡Tú hazme caso a mi! — Me dió una media sonrisa

Sabía que ella no tenía ni puta idea de lo que estábamos por tomar, pero como ya dije, relajarme no me iba a venir nada mal.


𝐄𝐯𝐢𝐥 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora