Eleven

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Cerro la puerta detrás de mí y me miró para comenzar a tocar mis hombros y luego tomar mi mano. ¿Qué hacía? Me aleje y con el ceño fruncido a punto de darle otra bofetada me detuvo.

—¿Eres T/n? —Fruncí el ceño y en verdad me estaba conduciendo. — ?Qué haces aquí a la...— Miro su reloj — casi doce de la noche? —Suspiré

— ¿Crees qué soy un fantasma o qué? Vine aquí porque tú — Lo apunte — Hiciste enojar a mi madre y por tu culpa me dió una bofetada. — Abrió la boca y se dió la vuelta para tocar su frente. Me encanta que se sienta culpable, el había hecho que señora mamá se enoje.

Se dió la vuelta para acercarse más — Lo lamento no creí que le fuera afectar lo que dije. — Fruncí el ceño y ahora no era justo que me deje con la intriga.

— ¿Qué le dijiste?

— Eso no importa — Se acercó a mí para tomar mi mandíbula entre sus mano y mirar hacia aun lado para ver la marca de la bofetada — Lo lamento enserio. Te juro que no creí que se fuera a desquitar contigo.

Sin ninguna expresión en mi rostro lo mire. Las luces de su departamento estaban apagadas, solo había una prendida y con esa iluminando podía ver su perfecto rostro. Intento quitar su mano de mi rostro pero tome su mano y la volví a poner sobre mi rostro. Él me miró atónito y trague en seco volviendo a la realidad.

Obviamente no iba a volver a poner su mano sobre mi mejilla, que clase de hija sería pensando esas boberías. Lo mire y él igual me miraba.

— ¿Qué fue lo que le dijiste? dime

— Ven — Me tomo de la mano para hacerme que me sentará sobre la silla.

— Puedo caminar sola — Lo malvada no se iría con rapidez.

— ¿Te sientes bien? Estás colorada ¿Sufres de presión baja? — Negué, ni yo sabía eso como le iba a responder. — ¿Segura que no estás mareada? — Asentí sin apartar mi vista de él.

— No vine aquí por para estupideces. Quiero que me digas que le dijiste a mi madre — Se sentó sobre el sofá enfrente de mí y coloco la palma de su mano sobre su frente. Sabía que algo estúpido había hecho.

— Le dije algo que la hizo molestar es todo lo que diré — Estúpido, odio que me dejen con la intriga. Me puse de pie y camine hacia la puerta.

— Bien, entonces me iré — Iba abrir la puerta cuando Aidan puso su mano impidiendo que la abra.

— No te puedes ir — Fruncí el ceño — Porque ya es de noche y cualquier cosa te puede pasar.

— Vine sola y nada me pasó, deja de decir tonterías — Intenté abrir la puerta nuevamente pero este se puso en medio.

— No me perdonaré jamás si algo malo te pasa. No te vayas — Apreté mis labios con fuerza y me di la vuelta mamá se enojaría si no dormía en casa, además sabría que me escape y hablamos mal de ella con su novio.

— Aidan no hagas esto. Déjame salir porfavor — Rogué. — Porfavor —Junte mis manos en forma de rogacion.

— T/n te prometo que mañana a primera hora irás a casa pero no te dejare irte sola. — Mordí mi labio inferior — Cualquiera de podría aprovechar de tí.

— Te detesto — Dije para darme la vuelta e ir al sofá. Quizás mañana a primera hora le diga a mamá que me fui al colegio en el autobús y ya. Un mensaje de texto sería suficiente. Aunque si encuentra mi mochila y uniforme sabría que es mentira, mire a Aidan el cual preparaba una cama armable sobre la sala.

— Puedes dormir en esta cama — Me miro y reí al no creerlo.

— No, no — Alzó una ceja — Yo no voy a dormir ahí — Apunte la cama — Mi cama es de dos plazas, tiene dos colchas y más cobijas. Esto es una mierda — Apunte la cama

- ¿Perdón? Te recuerdo que este es mi departamento y las decisiones la pongo yo como adulto responsable de tí por ahora - Volví a reír.

- Genial, entonces me voy - Camine hacia la puerta cuando nuevamente me detuvo Aidan.

- Está bien, están bien. - Mordió su labio - Tú dormirás en mi cama y yo duermo aquí.

- Ves - Sonreí - ¿Era tan difícil?

- Si claro - Rodó los ojos - Porque tú no te caerás de la cama unas cuantas veces - Era obvio que no iba a entrar la cama era muy pequeña y yo soy muy egoísta.

Tome una almohada y lo mire por última vez - Buenas noches - sonrió con sarcasmo y se sentó en un pequeño escritorio aún lado de la ventana para escribir en la laptop. Retrocedí hacia atrás y lo mire - ¿Acaso no vas a dormir?

Se dió la vuelta y me miró - ¿Tú que crees? - Alcé ambas manos dejando caer la almohada al suelo - Mañana tengo que entregar algo en la universidad y no lo use terminar por algunos motivos... - Junto sus dientes apretandolos.

- ¡Ou! - Me acerque a él - Creo que podría ayudarte - Negó para ponerse de pie y tomar mi brazo, tomo la almohada del suelo y me la entregó.

- Me ayuda yendo a dormir y no molestando - Se dió la vuelta para irse cuando le arroje la almohada con fuerza. En ese momento sentí el verdadero terror. Se dió la vuelta y molesto me miró

- ¿Qué crees que haces? - Reí para entrar a la habitación de Aidan escapando de él. Entro a la habitación y sonrió burlón - Ya duérmete quieres...

- No porque tú me digas que duerma dormiré - Rodó los ojos para soltar un suspiro.

- Bien, has lo que quieras solo no toques nada. - Sonreí y este se fue de la habitación. Me arroje sobre la cómoda cama y comencé a ver mi celular, ninguna notificación.

Entre a mis redes sociales y nada de nada. A nadie le interesó demasiado como para que me envíen un mensaje a madrugada o quizás algún vídeo de gatos blancos. Deje el celular sobre la mesita de luz y la puerta se encontraba entre cerrada dejando ver a Aidan el cual leía en la laptop muy atento.

Me puse de pie con cuidado quite mi calzado dejándolo debajo de la cama, abrí el primer cajón encontrando cosas como calcetines y ropa interior. Chistoso. Volví a cerrar el cajón y abrí un segundo cajón, papeles y más papeles. Algo aburrido.

Comencé a abrir el armario viendo ropa muy costosa y de moda. Tome un abrigo y me lo coloque, me mire en aquel espejo gigante que está en la puerta del armario y comencé a modelar. Me veía genial.

Aún con el enorme abrigo abrí otra puerta donde habían perfumes con un aroma único. Cremas y afeitadoras, un cepillo de pelo y otro de dientes. Tome uno de los perfumes y me rocíe un poco, tosí por el aroma tan fuerte que tenía.

Cerré mis ojos para que el espray no entrara en mis ojos y me irritada,cuando deje caer el perfume sobre el suelo. El sonido de vidrio roto sonó horrible y mire hacia la puerta viendo a Aidan el cual tenía la boca abierta y me miraba fijamente.

Sin decir nada se acercó a mí y se agachó para ver cuáles de sus perfumes eran. Alzó la cabeza mirándome y trague en seco. Ahora me sentía una horrible persona, quien me había mandado a tocar cosas que no eran mías, sentí tanta vergüenza que me agache y comencé a juntar solas la piezas del perfume.

- Lo lamentó mucho - Murmuré y este suspiro para poner la mano en su frente.

- Quítate eso - Me ordeno por el abrigo gigante que traía y rápidamente se lo dí. - Solo fue un accidente, que no tiene que volver a ocurrír. Ve ahí y no te muevas más

Mordí mi labio con un poco de furia y subí a la cama. Me maldecia por dentro, él me miró para luego darse la vuelta y continuar acomodando el abrigo en su lugar.

- Buenas noches - Murmuro por último y cerro la puerta de su habitación, dejándome a oscuras. Cerré mis ojos y trate de dormir. No podía porque era un lugar que no conocía y eso de me hacía imposible.

𝐄𝐯𝐢𝐥 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora