9 de septiembre del 2019
Andrew
Bueno, ni, aunque los días pasaran no había ninguna novedad o algo que dijera "¡Oh por dios esto es genial! Necesito guardarlo en mi memoria." Creo que esa frase no la ocuparé por un muy largo tiempo.
Los días en la escuela para mi eran siempre iguales, y eso que no llevó ni un mes allí. Ya todo se me está haciendo difícil, y lo único bueno era que por lo menos estaba con Ruby.
Normalmente mis días allí consistían en dibujar en la mayoría de mis cuadernos cuando la clase estaba muy aburrida, escribir mucho, hacer algunas tareas que mandaban, soportar estar más de 5 horas en una silla con dolor de espalda y cuello, y quizás agreguémosle el hecho de que me siguen molestando, pero eso creo que ya no tiene solución.
A veces pienso y digo: "¿Por qué mierda no renuncie a todo y no me fui a Londres?" Puede que mi vida allí, o más bien, si yo estuviera allí quizás hubiera empezado mi vida desde 0 he incluso está mierda se hubiera terminado hace ya bastante tiempo, pero quién sabe, no soy adivino cómo para saber cómo realmente seria mi vida en Londres.
Cada día veía por la ventana de mi asiento cómo los árboles cada vez se iban quedando sin hojas y luego caían al pasto hasta que el viento terminaba llevándoselas. Se que esto posiblemente ya lo haya mencionado, pero es lo único que puedo hacer para no aburrirme mientras estoy en clase de química.
¿Quién abra sido el idiota que hizo que nos tocará química un lunes, a las 8:00 am, cuando las neuronas siguen dormidas?
—Andrew ¿en algún momento dejarás de mirar por la ventana? —Preguntó Ruby mirándome.
—Creo que no —Seguí mirando por la ventana ya que no tenía ganas de voltearme a ver a la profesora porque sé que me terminara preguntando algo, y claro, como yo me concentre más en ver como un pájaro volaba, es posible que me pregunte algo y yo no voy a tener la más mínima idea de lo que habla, quedaré cómo un idiota que no tiene cerebro.
—Estoy empezando a entender el porque te gusta sentarte allí —Deja de mirarme y dirige su mirada hacía la pizarra para seguir anotando lo que está escrito.
—Es mejor mirar por la ventana que estar escuchando cosas de química —Hablo en voz baja para evitar que la profesora de química me escuche ya que casi todo el salón está en silencio.
—Está bien, lo acepto, tienes razón —Admite— Es la primera y última vez que diré que tienes razón —Murmura disgustada al aceptar que tengo razón.
Dejo escapar una risa y alzó mi mirada al pizarrón. Al verlo, me doy cuenta de que estoy atrasado. ¿En qué momento escribió tanto en todo el maldito pizarrón? Con suerte llevó la fecha escrita.
Carajo. Espero que a la profesora no se le ocurra revisar cuadernos.
Hay un chico que se sienta al otro extremo de mí que me dejo sorprendido. ¿Como pudo escribir todo lo del pizarrón tan rápido? ¿Que acaso tiene un lápiz mágico que hace que escriba todo tan rápido? Porque si es así, yo quiero uno de esos.
Fueron las dos horas más largas de mi vida. La mano me duele de tanto escribir y casi me quedo adentro del salón por no haber terminado de escribir todo. Si en algún momento llego a aparecer sin mano, es culpa de la profesora de química.
Saliendo de la clase, fui a mi casillero a guardar algunos libros que traía en mi mochila y que voy a necesitar durante el resto del día. Ya casi me iba yendo, tan sólo me faltaba cerrarlo cuándo de la nada escuché que alguien decía mi nombre cerca de mí.
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Estaciones
Teen Fiction¿Alguna vez has sentido que las estaciones pasan muy rápido? Podría decirte desde mi perspectiva que sí, aunque no lo pienses cada estación nos marca algo importante y momento en el cuál nos gustaría retroceder el tiempo para volverlo a vivir, sin e...