Capítulo VII "Dale con la silla" (Otoño)

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11 de septiembre del 2019

Andrew

¿Alguna vez les ha pasado de que quieren ir a la escuela, pero al mismo tiempo no? Bueno, porque así mismo me siento en estos momentos. Literalmente todas las ganas que tenía de ir cuándo era verano se las llevó el viento.

Hace poco tiempo decidí entrar a la antigua habitación de Lucas. Seguía allí la misma guitarra que solía tocar, los mismos acordes de canciones que normalmente estaban tirados por todas partes, y también incluyendo las canciones que yo le ayudé a hacer y otras las cuáles hice por mi cuenta y le terminaron gustando. Todo seguía igual que la última vez en la que él estuvo en ella.

Aquellas fotografías las cuales estaban colgadas en el pasillo y en el living, ya no puedo verlas de la misma forma que las solía ver, ahora sólo las considero cómo recuerdos y no cómo algo que me llena y me hace feliz. Había una fotografía en específico que me hizo estallar de ira, con tal solo ver la persona la cuál salía la rompí en cientos de pedazos y la bote a la basura. Podría haberla quemado, pero no tenía un encendedor a mano y tampoco quería incendiar la casa.

Muchos probablemente dirán que de vuelta la página, pero, a decir verdad, me siento atascado en ese capítulo de la historia en el cual sólo lees palabras y no entiendes absolutamente nada de lo que dice y aunque lo releas millones de veces sigues sin volver a sentir lo que antes te hacía sentir. Odio tanto que me pase eso cuándo estoy leyendo y ahora mismo lo estoy viviendo. Genial nunca más diré que me gustaría estar dentro de un libro.

Hoy tuve que casi correr para poder llegar a tiempo a clases, pero tampoco puedo correr lo suficientemente rápido para no morirme a mitad de camino. Por suerte llegué unos 7 minutos antes. Y todo ocurrió ya que mi alarma gatuna se quedó dormida y no me despertó. Por esa razón, creo que tendré que poner alguna alarma que suene cada 2 minutos así no me quedo dormido profundamente al decir "5 minutos más alarma maldita."

Antes de que empezará la clase, estuve paseando por los pasillos mientras escuchaba música. No sé qué clase de audífonos me compré, pero gracias a ellos casi no puedo escuchar a nadie. Excepto, cuando la gente me grita algo fuerte, ahí recién me logro percatar de que me están hablando.

—Andrew, ¡Andrew! —Dijo alguien por detrás mío tocando mi hombro y yo casi pego un salto porque me asuste— Vaya, al parecer hoy andas en las nubes.

—Dios, tengo que dejar de asustarme tan fácil —Mencioné quitándome los audífonos— Me alegra saber que era usted profesor y no otra persona.

—No te preocupes y perdoname por asustarte. Solo quería presentarte a alguien o más bien, recordarte a alguien que seguramente recuerdas.

Lo mire confundido mientras guardaba los audífonos en mi bolsillo del pantalón. Detrás del salió una chica la cual tenía un cabello rubio, pero al mismo tiempo cómo un castaño claro, y también tenía unos ojos color azul cielo.

La miré de pies a cabeza y podría decir que era linda la chica, aunque había algo en ella que se me hacía familiar, e incluso, cómo si la hubiera visto en alguna otra parte, pero mi cabeza no está funcionando del todo bien en estos momentos y no logró recordar en dónde la había visto antes.

—Andrew, te presento a Vickie, mi hija.

Si en lugar de estar escuchando música, estuviese tomando agua, ya la hubiera escupido.

—Mucho gusto ¿supongo?

—Andrew Fhylen ¿cierto? —Preguntó ella con una sonrisa en la cara.

—Supongo que si... Si es que no soy adoptado y no tengo otra familia la cual me puso otro nombre —Conteste dudoso.

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