21 de octubre del 2019
Andrew
Mantenerme de pie un lunes en la mañana es complicado. Levantarme temprano y morirme de frío en el intento lo es aún más.
Lucas siempre decía que "según él" el frío era psicológico. Nunca le creí, porque cada vez que lo decía él caía enfermo con fiebre y tos. Gracias a eso aprendí a que tengo que estar abrigado para no morir de una hipotermia.
Partir yendo a la escuela es parte de la rutina del lunes, incluyendo tener la típica clase de química a las 8 de la mañana. Deberían existir tres días libres por lo menos, todos los sábados, domingos y lunes no tendrían que haber escuela. Si o si es necesario por lo menos tener tres días de descanso, el fin de semana no lo disfruto nada, es como si me durmiera un viernes a las 10 de la noche y cuando despierto ya es lunes. Así se siente, como si esos dos días casi ni existieran.
Las mañanas cada vez se están volviendo más heladas, que hasta el salón de clases parece la Antártida de lo frío que esta.
Si no estuviera pensando en el himalaya quizás no tendría tanto frío, pero aquí al imbécil se le viene todo lo que es frío. A continuación me convertiré en una nevera o un cubo de hielo.
Lo mejor parte de estar en química es cuando la clase termina y suena la campana del descanso. No puedo soportar estar más de una hora escuchando cosas químicas, y lo peor es que aún me cuesta sumar reacciones. La profesora lo hace ver tan fácil, pero su explicación es terrible, hasta su letra lo es. Hablando en serio, su letra es tan horrible que nadie en el salón logra entender lo que escribe, parece letra de doctor o jeroglíficos.
Escuchar el sonido de la campana alegró mi mañana. Aleluya, ahora ya no veré a esa maldita profesora por el resto de la semana. Ojalá no me extrañe porque yo tampoco la extrañaré.
Odio a esa profesora. Aparte de que tiene el descaro de pedirme prestado un plumón y jamás devolvermelo, siempre me cambia el nombre. La última vez de la nada me llamó "Alejandro." ¡¿Quién mierda es "Alejandro"?! ¡¿Por qué tengo cara de Alejandro?! Y lo peor es que cuando pasa la lista y aparece mi nombre ella sigue diciéndome ese horrible nombre. Las cosas le entran por una oreja y le salen por la otra.
—Saca todo lo que tienes en la mesa que tenemos que hacer algo importante —Ruby golpea la mesa con un cuaderno junto con Vickie detrás.
—¿Qué cosa importante? —Inquiero obedeciendo y guardando debajo de la mesa mis cosas.
—Buscarte pretendientes.
Dos palabras, una frase, una simple respuesta.
—Pudrete.
Respondo y me levanto de mi asiento intentando huir de ambas chicas. No voy a cooperar en eso, me niego a seguirles el juego y cumplir sus fetiches homosexuales extraños.
—¡Solo califica al salón. Es simple, y después de esto no te pediremos nada más! —Vickie intenta evitar que me vaya, pero las cosas no funcionan tan fácilmente.
—¿Y eso en que me favorece? —Me cruzo de brazos alzando ambas cejas esperando una respuesta conveniente que me haga cambiar de opinión.
—Te doy 3 dólares —Propone Ruby.
—20 dólares y acepto —Elevo la cifra para molestarlas. No me darán 20 dólares por eso, así que tengo muchas probabilidades de salirme con la mía y no hacer eso.
—Ni lo...
—5 dólares y un libro —Interviene Vickie golpeando a Ruby con su codo.
—Suena tentador, pero se les olvida que ya trabajo en una librería y ya leo todos los libros que quiera —Agarro mi teléfono de la mesa y camino hacía la salida.
ESTÁS LEYENDO
Estaciones
Teen Fiction¿Alguna vez has sentido que las estaciones pasan muy rápido? Podría decirte desde mi perspectiva que sí, aunque no lo pienses cada estación nos marca algo importante y momento en el cuál nos gustaría retroceder el tiempo para volverlo a vivir, sin e...