Capítulo XI "El compañero con el cual me pelee" (Otoño)

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14 de septiembre del 2019

Andrew

Últimamente, no he contado nada sobre mi maravillosa vida durante aproximadamente 2 o 3 días. Siendo honesto, no tengo ni la menor idea cuantos días han pasado pero bueno.

Más o menos en resumen de lo que a pasado en estos días es que estoy vivo. Creo que eso es bastante obvio, porque si no lo estuviera, probablemente no estaría diciendo esto. Se expandió rápido el rumor de que así por decir "inicie una pelea" y lo más probable, es que estén hablando de mí en este preciso momento, pero la verdad es que no me importa. Ya estoy acostumbrado a eso.

A parte como tengo tanta buena suerte me tocó hacer un proyecto con nada más y nada menos que Bilhal Bent. De todas las personas que existen ¡¿tenía que ser él?! ¡¿No podían haber hecho eso, pero con orden de lista?! Porque siempre lo hacen por los apellidos, y como la B y la F están demasiado lejos, podría no haberlo hecho con él.

No sé que pretenden los profesores con que estemos juntos, porque lo único que van a provocar es que terminemos en peores circunstancias.

Ayer estuve en la biblioteca con él avanzando en ese proyecto, y quería salir corriendo. No entiendo como es que tiene tan buen promedio si el idiota no hace bien su trabajo. No trabaja, no saca ni un lápiz, hace todo mal, solamente está en el celular, ¡No hace nada! ¡Soy yo el que está dando la cara por el proyecto mientras que para él es un lujo que le hagan las cosas!

¿Ven porque me quería salir corriendo? Solo me hace enojar cuando lo único que quiero es terminar eso, nunca más hablarle, y en una de esas, quizás volver a ser el chico que se dedica a dibujar y a leer durante todo el día, al que todos le piden ayuda con las tareas de matemáticas y le terminan pagando cinco dólares. Era un buen negocio el que tenía, pero se fue a la mierda.

Ayer en la noche llegué tan cansado a casa que ni siquiera pude revisar una parte del proyecto que se me olvido terminar. Más encima porque el hijo de puta me lo dejo a mí llevarme esa cosa a casa, lo cual tendré que ahora avanzarlo por mi cuenta si él sigue sin hacer nada. Y ayer tampoco pude estar un rato jugando con Sherlock por haberlo dejado solo tanto rato. Que mal dueño me siento, tendré que comprarle algo para compensarlo por eso.

Eran ya las 1:26 pm. No sabía que más hacer por mi vida así que me digne a revisar en como iba el proyecto, a pesar de que está quedando horrible.

Sherlock se pasaba por entremedio de mis piernas para qué lo tomará en cuenta y yo dejara de hacer lo que estaba haciendo. No alcance ni a sacar un lápiz y él ya estaba encima de la mesa revolcándose como loco queriendo llamar la atención.

—¿Puedes bajarte de ahí gordo? —Alzo al gato en brazos para dejarlo en el piso y no me deje el proyecto lleno de pelos—. No me mires así, yo sé que tú en el fondo me amas porque no tienes a nadie más para pedirle comida. Y la vecina te odia, así que respétame.

Maldita vecina que todos los días me viene a reclamar de que según mi gato es el que le va a comer la comida al suyo y que rompe sus plantas, cuando la realidad es que SU GATO es el que le viene a comer la comida a Sherlock. Señora Beatrice, sé que tiene 70 años, pero por favor, deje de culpar a mi gato en todo y mirarme raro cada vez que me ve. Así que mejor, con mucho respeto le voy a decir, cámbiese de casa o váyase a la punta del cerro.

De la nada mi celular empezó a sonar y me pegué el infarto de la vida porque no recordaba que estaba con sonido. Imagínense que fueran las 3 de la mañana, estás solo en casa, y que de la nada empiece a sonar tu celular con un tono de llamada que puede asustar hasta el mismísimo fantasma que esta debajo de tu cama. Un chiste para muchos, pero una realidad para mí.

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