Capítulo XIX "Cagandola x10" (Otoño)

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21 de octubre del 2019

Bilhal

1... 2... 3...

Mi alarma suena.

4... 5... 6...

Sigue sonado.

7... 8... 9...

Aún no se calla.

10... 11... 12...

Me quedé dormido.

Joder, que me lleve el demonio.

Me encanta partir los lunes quedándome dormido, es lo mejor que me puede pasar.

Debería tener un horario así saber a que hora debo dormirme el día anterior para que a la mañana siguiente no este muerto de sueño o me quede dormido. Voy a buscar en Google cuantas horas tengo que dormir, así calculo y listo. No más Bilhal quedándose dormido a pesar de que su alarma haga que retumbe la casa.

—¿Y tu no piensas levantarte? —Mi madre abre la puerta de mi cuarto de un golpe que hasta el mismísimo demonio debajo de mi cama se espanta.

—Salte de mi cuarto —Le pido amablemente cubriendome con las sábanas para que no me vea.

—Nada de que me vaya, quiero que te levantes —Se cruza de brazos—. Bilhal, te estoy hablando.

—Ya, si ya lo sé. Ahora vete, por favor.

—No me hables en ese tono. Ahora anda a bañarte que no estoy pagando esa escuela por nada. No se quien te crees tu para venir a hablarme de esa manera —Reclama y termina yéndose cerrando la puerta de mi cuarto de un golpe.

¿Por qué se preocupa tanto de que voy a llegar tarde si nunca en su maldita vida a hecho eso? Además, solamente fue una media hora la que me quedé dormido, en 5 minutos me baño, en 10 minutos me alcanzo a arreglar y en 5 minutos desayuno. Incluyendo que si me voy en bicicleta llego en máximo 20 minutos, lo que hace un total de 45 minutos y vendría llegando aproximadamente a las 7:15 AM. Oh wow, que tarde llegaré, tan tarde que hasta ni la escuela estará abierta.

Ahora que me doy cuenta... Mamá, que ridícula eres, los lunes SIEMPRE me quedo dormido y termino llegando más temprano que los demás días. Ya estoy entendiendo que quieres deshacerte lo más rápido de mí solo porque hoy tienes que trabajar desde casa. Lo sé, te entiendo totalmente, a mi tampoco me gusta tenerte en la casa.

Me levanto de la cama sobandome los ojos y dando un bostezo para luego irme al baño. Y tal como mecioné hace un rato, en bañarme y en vestirme me demoré exactamente los minutos que dije, ¿Cómo te quedó la cara querida madre?

Termino de arreglarme y bajo las escaleras hacía el comedor en donde ya las personas del servicio me tenían el desayuno servido. No me gusta abusar de ello, pero como mi madre hoy está en casa tienen que cumplir con todo lo que ella les pide y parecer esclavos. Yo trescientas mil veces he dicho que no tengo problema con yo mismo hacerme el desayuno, pero nunca me hacen caso. ¡Y está más que claro que en esta casa tienen prohibido hacerme caso porque hasta mis propios padres no lo hacen!

—Te tragas eso y te subes al auto rápido que iré yo a dejarte —Menciona mi madre poniéndose un labial rojo en los labios.

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