Lou dormía sobre un montón de hojas verdes dentro de uno de los arboles más grandes, estos tenían huecos donde podían descansar sin ser molestados además de ser muy cómodos, pues no se escuchaba ruido alguno, eran amplios y cálidos, perfectos para una siesta. Afuera todos tenía cosas en las que ocuparse y no le prestaban atención al chico de ojos azules.
—¿Dónde esta, Lou? — Preguntaba su padre desde el lugar donde se reunían los Dioses.—Ve a buscar a mi hijo—Ordenó con voz fuerte pero amable a uno de los faunos que servía para él.
Este asintió rápidamente y salió a buscar al pequeño Lou. El prado estaba forrado de color verde, el pasto crecía sin rastro de hierva, había enredaderas cayendo de las copas de los arboles de todo tipo, sauces en especial, sólo entraba luz solar por algunos orificios que había en la corteza terrestre sobre sus cabezas y aun así, siempre estaba bien iluminado, como si tuvieran su propio sol allí dentro, durante las noches utilizaban lámparas de carbón que cargaban a todos lados y se guiaban gracias a ellas.
Los faunos eran divinidades menores, responsables de proteger los cultivos y los rebaños. Descendían de Fauno, el gran dios del campo y los pastores que a menudo era también un espíritu de los bosques responsable de hacer fértil el ganado y los campos.
Caminó durante unos cuantos minutos más y cerca del arrollo encontró a Lou, dormía plácidamente echo un ovillo sobre el suelo de un árbol, y un hilo de saliva colgaba de la comisura de su boca, parecía un verdadero ángel. El fauno no tenía las agallas para despertarlo y lo tomó en brazos cuidadosamente tratando de que siguiera durmiendo.
Trotó de vuelta al castillo en lo más alto de una colina llena de vegetación, al llegar arriba, las puertas se abrieron para darle paso al hijo de su Dios, Lou por su parte comenzaba a despertar poco a poco.
— ¡¿Qué le ha pasado?!—Preguntó su padre un poco preocupado al verlo en brazos del fauno
—Lo he encontrado dormido, Mi Señor.—Dijo este en voz baja para no despertarlo—Y no he querido...
Dejo la frase sin terminar pues Lou comenzó a revolverse en sus brazos y en cuanto abrió los ojos se sobresaltó sin saber que pasaba, el fauno lo bajo al suelo.
—Lamento molestarte, hijo.—Su padre lo miro con amor desde su silla alta y continuó—Pero tienes prohibido salir a la superficie.
—¿Qué? ¿Por qué?—Talló uno de sus ojos con el puño, luciendo totalmente adorable.
—Porque los mundanos han venido y no podemos arriesgarnos a ser vistos.
—Ya, pero ¿y la comida? Si no se van pronto, moriremos de hambre, padre.
—No te preocupes, se irán en un par de días, tenemos provisiones de sobra y si no pues encontraremos algo.
Dicho esto lo hizo salir de ahí, Louis se dio media vuelta ante la mirada atenta de varios Dioses más que se reunían hoy con su padre, para tratar algunos asuntos relacionados a los cultivos. Cerró la puerta tras él. Caminó en silencio aunque dentro de su cabeza se llevaba acabo una guerra, tenía tanto temor, él nunca había estado afuera, sólo sabía lo que su padre le había dicho y lograba hacerse una idea de lo que le esperaba, y sólo se asustaba más. Lou no tenía un cuerpo musculoso como el de los faunos, o como su padre, él en cambio era más parecido a un hada, pequeño y frágil a los ojos de los demás. Durante toda la noche se dedicó a mirar a las luciérnagas que simulaban la vía láctea y recargado en un árbol de sauce logró dormir antes del amanecer.
Y una vez más no despertó en el lugar donde caído en las redes de Morfeo...
—Louis vamos, despierta—Una voz aguda resonó por toda la habitación en la que Lou se encontraba, estaba hecha de madera, se podían ver las tablas atoradas con clavos grandes para que no fallaran y se vinieran abajo, el olor a pino inundaba la pequeña alcoba y las lamparas de carbón iluminaban pobremente. La única ventana estaba cubierta con una trapo viejo y roído que simulaba una cortina, y el cuarto estaba casi a obscuras.
—¿Quién es Louis? — Respondió con voz gangosa mientras se sentaba en la cama. Talló sus ojos con la mano en puño y la mujer que estaba con él sonrió con ternura.
— Tú eres Louis, cielo.— Él la miro sin saber a la que refería —Tu padre ha dicho que será el nombre que usaras si algún mundano te encuentra...
— Mi padre ha dicho que no puedo salir
— Lo sé, pero conociéndote... La curiosidad podrá más.
Lou hizo un puchero y se cruzó de brazos. Saltó de la cama y salió de camino a los prados.
—¿Cómo son los humanos, Alfred?— Preguntó al primer fauno que se encontró. Alfred dejó lo que estaba haciendo y le miró.
—¿Cómo yo? — Se preguntó extrañado —¿También tienen cuernos? — Alfred se río.
—Si, hombre. ¡Y se los ponen entre ellos! — Exclamó volviendo a su trabajo, jaló un par de veces de unas cuantas hierbas que salían del suelo y un fruto salió, lanzando un montón de tierra por todos lados.
—¡Ellos! ¿Y cómo hacen eso? — Alfred volvió a reírse por la inocencia del chico y se levantó para mirarle.
—Ni idea, chico. — Le dio la espalda y se agachó para recoger un canasto lleno de frutas diferentes y luego de sonreírle a Louis, se alejó.
Pasó todo el día averiguando con todo aquel ser que se le pusiera delante sobre los humanos, hacía preguntas de todo tipo a las que los demás intentaban explicarle de la manera más amable aun cuando Lou se ponía tan pesado con ciertas preguntas.
Lo cierto era que cada vez, el chico sentía más y más ganas de saber sobre ellos.
By Harry
Hace más de media hora que habíamos llegado al bosque donde haríamos una prueba sobre biología, habíamos montado las carpas y habíamos acomodado un par de cosas que usaríamos al día siguiente, mi novia no se había despegado de mi lado en ningún momento del viaje y ya estaba cansado de ella y su voz aguda, mis amigos no paraban de hablar y hablar sobre lo buena que estaba la profesora nueva de biología, la razón por la que habían venido hasta acá, dejando los lujos de sus hogares.
La única razón por las que habían dejado su cómoda cama para dormir en el frío y duro suelo del bosque, ellos creían que si la profesora les prestaba un poco de atención, irían en la noche por un polvo, ¡ja! como si esa chica les fuera a hacer caso.
Y la única razón por la que había aceptado venir yo aquí, era porque deseaba apartarme un poco de ellos, una lastima que me dijeran de último momento que ellos también venían.
Necesitaba escapar por un momento.
N/A: Sé que los capítulos son cortos pero trataré de alargarlos un poco más. MUCHAS GRACIAS A HARRY SE LA COME MURO POR SU APOYO, MUCHAS GRACIAS :D Si les gusto el cap, voten y comenten, me encantaría saber su opinión.
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"Fool's Gold" || L.S
Fiksi PenggemarSegún la mitología griega, los seres humanos fueron creados originalmente con cuatro brazos, cuatro piernas y una cabeza con dos caras. Ante el temor de su poder, Zeus los dividió en dos seres separados, condenándolos a pasar sus vidas en busca de s...