Salir a la Superficie ✔️

Capítulo 10

Astrid:

Luego de despedirme de Matti, entre a la facultad junto con Luna y Lu, Luna tuvo que despedirse antes hasta que solo quedamos mi amiga y yo.

— ¿Qué fue eso? - preguntó.

— ¿Qué fue, qué?

— ¿Matti?, - dijo incrédula— y esa despedida fue muy... ¿Cómo decirlo? ¿Íntima?

— ¿Qué dices? No claro que no... Aunque bueno, él me ayudó mucho ayer, y supongo que después de contarle y quedarme en su casa, cambio mucho las cosas. Además de que... — me pare antes de decir lo que iba a decir.

— ¿Además de que...? - inquirió ella para que prosiguiera.

—Nada.

—As - levantó las cejas de forma exagerada.

—Es que, si lo dijo, será muy real y me da miedo que eso no sea del todo verdad.

—Dilo ya.

—Ok, que enojada estás hoy - hice una pausa - Amm, él ayer me dijo que yo le gustaba - dije, pero eso último literalmente lo dije en un tono demasiado bajo como para que ella lo escuchara.

— ¿Qué? - efectivamente no lo escuchó.

Puse los ojos en blanco y lo repetí - Matthias me dijo que yo le gustaba. ¿Feliz?

A ella no pareció sorprenderle y entonces yo iba a interrogarla, pero la campana sonó indicando la primera clase y eso la salvó. Pero luego ya me encargaría de ver que contestara mis preguntas.

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Luego de terminar las clases, Lu dijo que iría a ver a su novio. Así que salí sola de la facultad, pero al salir ahí estaba Matti esperándome.

—Hola— dijo él acercándose a mí con los brazos abiertos.

—Hola. — conteste y le correspondí el abrazo.

— ¿Cómo estás?

—Pues muy bien, creo. ¿Y tú?

—Bien igual, ¿te apetece ir por un helado?

—Ammm - miré al cielo— pienso que hace mucho frío para un helado, ¿no? - él no respondió, y solo se puso nervioso - ¿Qué te parece si cambiamos ese helado por un café? - él sonrió y asintió. 

Caminamos hasta su auto, en el trayecto hacia el café no dijimos ni una sola palabra, sin embargo, el ambiente no era incómodo, sino todo lo contrario. Era muy cómodo, como si lo conociese desde siempre. Llegamos a la cafetería y él se sentó frente a mí.Levantó una mano para que tomaran nuestro pedido y el mesero llego enseguida, lo vi, sin embargo, no le preste demasiada atención.

— ¿Qué deseas ordenar? - me pregunto directamente a mí y Matti carraspeo - perdón, ¿Qué desean tomar? - reformulo su pregunta inicial.

—Bueno, yo quiero un café expreso, por favor.

—Claro hermosa, - Matti lo miro con una ceja alzada con una mirada de como si quisiera arrancarle la cabeza. — ¿Y tú?

—Quiero un capuchino, por favor.

—Claro - dijo el mesero tomando la carta del menú.

— ¿A mí no me dices hermoso?, - preguntó Matti y el chico se quedó sin saber qué decir, entonces continuo - Pensé que era la manera en la que todos aquí se referían a sus clientes — Yo no pude evitarlo y solté una mini carcajada haciendo que el mesero se girara a verme.

—Permiso - dijo y sin más desapareció.

—Imbécil-dijo Matti entre dientes.Yo lo miré y sonreí.— ¿Acaso no me vio? ¿Cómo se atreve a decirte hermosa en mis narices?

—Calma Matti, solo estaba siendo amable. — intente calmarlo.

—Si claro. — rodeo los ojos antes de mirarme - en fin, olvidémonos de él.

—Ya lo hice. — dije con una sonrisa tímida.

—Necesitamos hablar - me dijo en un tono serio.— Lo de ayer... — lo interrumpí.

—Tranquilo, no tienes que explicar nada de lo que dijiste, entiendo si solo lo dijiste para calmarme y...

— ¿Qué? - me interrumpió. — ¿En serio crees que lo dije para calmarte? - asentí. — ¿Por qué?

—Bueno, tendría sentido. Quiero decir, no tiene sentido alguno que yo te guste. — me encogí de hombros.

— ¿Por qué no tendría sentido? - preguntó incrédulo.

—Bueno, mírame y luego mírate a ti. — hice una seña entre ambos - Somos totalmente diferentes.

—Pues yo no veo una diferencia, además de que yo soy hombre y tu una mujer.

—Matti, no es a lo que me refiero. Alguien como yo no es alguien con quien quieras estar. Créeme. — sentencie.

— ¿Alguien como tú?

—Sí, alguien que intenta matarse cada día, alguien que se encuentra en el fondo de un maldito hoyo - mi voz se quebró - alguien que está rota.

Él me miro, pero yo bajé la mirada hasta mis manos.Sentí como sus manos tomaban las mías y levanté la vista. Matti estaba sonriéndome.

—As, me gustas, y me gustas mucho. Me gustabas antes de saber lo que sucedió en tu pasado para creer que estás rota y me gustas de igual forma ahora que lo sé.

— ¿Creer que estoy rota? —asintió— Yo no creo que estoy rota, yo sé que lo estoy.

—No es así, tienes simples grietas que, aunque no lo creas con el tiempo, van sanando y yo voy a ayudarte a que eso pase. —hizo una pausa y luego siguió - Mira, yo alguna vez también lo estuve y créeme, fue difícil para mí recuperarme. Pero hubo alguien que me ayudo ¿Quieres saber quién?

Asentí.

— Fue Luna. Mi hermana. Sé, que tu situación no es remotamente igual a la mía. Pero, sé que puedes sanar. Y si tú me dejas, yo estaré dispuesto a ayudarte.

Me quedé atónita ante aquellas palabras, y aunque quise evitarlo no logre contener las lágrimas, Matti se levantó y se situó al lado mío abrazándome.

Yo coloqué mi cabeza en su hombro, pero él coloco su mano bajo mi mentón para así levantar mi rostro, obligándome a mirarlo.

—Déjame ayudarte ¿Sí?

—No lo sé, ¿y si fracasas? ¿Y si no hay nada ni nadie que logre ayudarme? Lucía ya lo intento y Nolan igual. ¿Y si me quedo igual de estancada que mi madre?

—Eso sucedería, si no me dejas ayudarte. Por favor déjame hacerlo. — me miro a los ojos con tanta intensidad que casi me desmorono ahí mismo. Asentí.

—Está bien. — dije.

Matti sonrió y deposito un beso en mi coronilla. Justo cuando llego el mesero con los cafés. El chico no hizo contacto visual con ninguno de nosotros dos, al parecer Matti lo había intimidado lo suficiente.

Matti y yo platicamos durante aproximadamente dos horas de temas muy triviales. Y algunos serios. Quise preguntarle que le sucedió a él para que estuviera como yo estoy ahora. Pero no quise entrometerme. Así que no dije nada.

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