Capítulo 27

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Astrid:

Harry Ferrara
2002-2018
Un hijo, hermano, amigo y primo amoroso. Todos te llevamos en el corazón pequeño Nemo.

Veo la lápida, el lugar donde yace mi hermano. Sonrío al ver el apodo "pequeño Nemo", le decíamos así de cariño, después de que vio Buscando a Nemo dijo: "Yo quiero nadar como Nemo". Y fue un excelente nadador.

Desde su entierro no vengo, creo que el único que ha venido es papá, hay unas flores secas encima de su lápida.

Las quito y con un paño limpio su nombre y demás, sin poder evitarlo lloro, me es difícil no hacerlo. Sigo extrañándolo tanto.

Me arrodillo y coloco las rosas blancas encima.

—Hola Hermanito... — suelto un sollozo - Perdóname por no venir antes, es solo que aún no tenía la fuerza para hacerlo. Te he extrañado tanto. — suspiro intentando retener mis lágrimas - Quisiera poder verte una vez más... Ya lo he intentado, tres veces para ser exactos, he intentado irme contigo, pero parece que tú no me quieres contigo. — suelto una risa débil - He pasado por tanto, y creo que al fin, después de tanto tiempo, estoy siendo feliz Harry. Y de algún modo siento que ya me has perdonado, que desde donde estés, estás viéndome y ya me has perdonado.

No puedo evitarlo más y empiezo a llorar sin retener nada. Aún duele, demasiado.Una mano se coloca en mi hombro y me atrae a su pecho, y me dejo ir en él. Su calor me reconforta tanto.Después de unos minutos me tranquilizo y me separó de Matti y lo veo, este me da una sonrisa tierna.

—Él es Matthias... — digo girándome a ver su tumba - Es el amor de mi vida, es la persona que me ha apoyado durante este tiempo, es quien me ha salvado, es el hombre a quien amo. — volteo a ver a Matti y puedo notar como sus ojos se han humedecido, llevo mi mano a su mejilla— Estoy segura de que se habrían llevado bien, aunque no lo creas, tienen muchas cosas en común.

—Hola Harry, cuñado, hermano de mi novia - dice sentándose a mi lado haciendo que suelte una risita - Estoy seguro de que habría sido un gran placer conocerte. Te prometo y juro, que protegeré a tu hermana hasta mi último aliento. Te prometo que jamás la dejaré sola, porque la amo. Es la mujer de mi vida y eso no cambiará.

No he dejado de verlo, me acerco a él y deposito un beso en su mejilla. Él voltea a verme y planta un beso en mis labios.

—Te amo— digo al separarme.

—Te amo, As. — dice él.Se levanta y luego me ayuda a mí a hacerlo.

Volteo una vez más a mi hermanito.

—Te extraño y amo mucho pequeño Nemo. Y te prometo que seguiré luchando por ti.

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Al día siguiente tocaba ir a la universidad y ponerme al corriente en mis materias.

—Buenos días, As - saludo Lucía.

—Buenos días, gruñona - me miro mal y sonreí como un angelito. — ¿Cómo estás? Te ves fatal.

—Gracias, amiga... — suspiro.

—¿Vas a decirme qué tienes?

—Terminé con Patrick.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

—Es complicado.

—Complicados los problemas de matemáticas. ¿Qué ha pasado?

—Es que... Me he puesto celosa de una chica que estaba con él en la plaza, él no me dijo nada, no es que tuviera que hacerlo, pero... No me contuve y me molesté, le hice una escena y resultó que era la prima.

»Luego él se molestó y, dijo y cito textualmente "Si no confías en mí para que estamos juntos" - dijo haciendo comillas con sus dedos— Me enfureció y le grite que tenía razón y que terminábamos.

—Lucía, ¿Me estás jodiendo? - solté una risa incrédula.

—¿De qué mierda te ríes?

—¿Es en serio que terminaron por eso? - asintió - Por dios Lucía, ese hombre te ama y dejas que se vaya así sin más por una tonta pelea. ¿O es que ya no lo amas?

—Por supuesto que lo amo As, con mi vida. Pero lo jodí y ahora no sé si pueda arreglarlo.

—Sí que puedes, ustedes se aman y sé que arreglaran esto. Solo debes hablarlo con él, pacíficamente. Deben sentarse y hablar como los adultos maduros que son. No dejes que una estupidez arruine su felicidad.

 No dejes que una estupidez arruine su felicidad

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Lucía :

As tenía razón, no podía perderlo así.

Salí corriendo de la facultad, dejándola ahí plantada, corrí hasta la facultad de medicina.

Mientras corría choque con alguien. Alce mi vista y era él.

—Perdóname.

—Perdóname.

Hablamos al unísono, me acerque a él de forma rápida y estampe mis labios a los suyos. El beso fue intenso y cargado de alivio.

Me separé de él y pego su frente a la mía.

—Diablos, no puedo perderte Lu. Te amo demasiado.

—Yo te amo a ti. Te necesito conmigo. Perdóname cariño, estaba molesta e insegura y temí perderte. No quise decir todo eso, por supuesto que confío en ti, en quien no confío es en las zorras que se te acercan.

—No te pido que confíes en ellas, te pido que confíes en mí. Te amo chiquita y eso no cambiará durante mucho tiempo.

Me acerqué a él y lo besé, el beso fue tan profundo que no quería separarme, detener el tiempo justo en ese instante. Ese instante perfecto donde solo éramos él y yo. Y nadie más.

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