La despedida

238 13 1
                                    

Eran las siete de la mañana y el despertador no paraba de sonar. Lo cogí y lo tiré contra la pared. Por suerte mi madre Eveline me había comprado uno que por mucho que lo tiraras no se rompía.

Hoy lunes 27 de abril voy a visitar a mi padre, Alaric. Nuestro pasado juntos nunca ha sido bueno, él ha hecho cosas por las que perfectamente podría ir a la cárcel, y muy pocas como para que sus hijas lo quieran y ahora, ahora pretende que vaya a verle con una sonrisa en mi cara ¿Qué quiere?, ¿amor incondicional?.

Llevo 16 años sin recibir una llamada suya ni siquiera un "feliz navidad" "feliz cumpleaños" etc. Creedme, mis amigos ya me han dicho que soy tonta, que si tan poco me gusta la idea, ¿Por qué voy?, incluso han ideado planes para que en vez de ir a Canadá.

Veréis hace una semana estuvo hablando con mi madre, entre los dos me estuvieron diciendo que se había casado con una gran mujer y que tenía un hijo, según ellos había cambiado y querían que le diera otra oportunidad.

Incluso mi hermana Ana intentó convencerme, ellos dos tienen una relación más estrecha, siempre hablan por teléfono, incluso a veces viajan para verse y ponerse al día entre ellos.

Al final, después de un fin de semana incomodísimo, accedí.

Así que aquí estaba a las siete de la mañana despierta para coger mi próximo vuelo.


— ¡Ali! ¡Levanta que perderás el vuelo!.

—Ya voy Eveline.— Me levanto sin ganas y empiezo a quitarme el pijama rosa que me regalo mi abuela por navidad.

— Te he comprado churros.— Me vestí en dos minutos y corrí hacia la cocina para poder desayunar antes de irme.

...

Habían pasado tres horas desde que termine de comer los riquísimos churros. Estaba lista, preparada para irme, en ese momento mis abuelos entraron al comedor para despedirse.

— Ya verás, te lo pasarás muy bien. — mi abuela me besa la frente.

Los abrazo y me despido de ambos.

Mi madre me informó sobre todo de que tuviera cuidado con mi padre, que no me dejara manipular y que si pasaba algo que llamara enseguida. Mi hermana ni siquiera se inmutó, estuvo todo el rato con el móvil. Hasta que le di dos besos. Se puso sentimental y me dio un gran abrazo.

— Aprovecha y cámbiate el fondo de armario — Me susurro en la oreja, lo único que hice ante tal comentario fue reír.

Me despedí de todos y cogí mis dos maletas y entré en el taxi empezando mi viaje.

_______


~ S.

~ S

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SIN QUERER *EDITANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora